Capítulo 13

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Ethan

El reloj daba las 3 de la tarde y nosotros salíamos de mi casa, iríamos a comer helados.

La idea fue de Natt.

Cuando llegamos estuvimos un rato comiendo helados y después nos encaminamos para llegar al parque. Un parque del pueblo, era de los más hermosos del lugar.

Vi de reojo a Natt, iba caminando a mi lado, la calle estaba completamente sola, solo se escuchaban nuestros pasos, los zapatos de Natt que tenían un pequeño tacón hacían ruido en la acera, su mirada estaba fija en el cielo.

El cielo estaba con unas pocas nubes, y la luz del atardecer hacía todo de color naranja.

Me centré en ver a Natt, su cabello estaba despeinado, el poco maquillaje que siempre usaba ya ni se notaba, tenía el abrigo que le había prestado puesto por encima de sus hombros, el frío calaba nuestros huesos, justo pensé que sería un día caluroso y no, para nada fue así, estuvo nublado en la mañana y a partir de las dos de la tarde las nubes por fin dejaron ver el sol.

—Ahora tú que tanto me ves—. Dijo Natt percatandose de mi mirada sobre ella.

—Es que, estás muy bonita hoy.

La vi ponerse roja y sonreír después y yo sonreí para mis adentros.

Cuando llegamos al parque nos sentamos en una banca que estaba casi al final, no había nadie en ella, por suerte, sólo ahora nosotros.

¿Porqué no podía dejar de ver a Natt?, bueno, es que estaba tan hermosa.

Solté un suspiro que ella notó y al instante me vio de reojo.

Creo que Natt me empezaba a gustar y no como mi amiga.

A mi mente llegaron las palabras de mi madre de esa mañana cuando me dijo que los dos nos gustabamos, pero que éramos muy tontos para darnos cuenta.

¿Y si mi mamá tenía razón?

Las mamás siempre tienen razón, ¿que pasaría si confesaba lo que estaba sintiendo a Natt?, ¿Esta me correspondería o no?, ¿Cómo podría saberlo si nunca lo intentaba?

¿En serio estaba pensando en decírselo?, estaba loco.

También llegó a mi mente la imagen del rubio de la escuela y recordé lo que sentía cuando él se acercaba a la chica. ¿Podrían ser esos, celos?, ¿o simplemente no toleraba a Alonso?, ¿Pero por qué no lo toleraba?, nunca me había hecho algo malo, tal vez era porque él estaba interesado en Natt.

Mis ojos se abrieron, estaba sorprendido por la conclusión a la que había llegado.

Natt me gustaba desde antes y no me había dado cuenta, que tonto soy.

Volví a verla, sí, no cabía duda de que me gustaba.

Empecé a entrar en pánico, Natt no me podía gustar, ella... Ella, era mi amiga. Y ella, no gustaba de mí. Eso era seguro.

—El atardecer es tan hermoso—. Murmuró.

—Tú también—. Musité.

—¿Tú dándome cumplidos hoy?, ¿¡¡pero que fue lo que pasó!??, si normalmente me llamas torpe, ingenua, tonta. Ya no sé qué pensar—. Habló haciendo gestos exagerados y yo reí.

—Hey, me haces parecer un ogro.

—Es que a veces sí pareces uno.

Yo entrecerré los ojos hacia ella. Después me dediqué a observar su rostro y me detuve en sus labios...

—¿Te gustó?— Dejé de ver sus labios y me centré en sus ojos.

—¿El qué?

—Tu cumpleaños.

Yo le sonreí y sin darme cuenta tomé su mano y empecé a jugar con ella—. Fue el mejor que he tenido—. Respondí y ella sonrió feliz.

En esos momentos cuando nuestras manos jugueteaban unas con otras, y nuestros dedos se entrelazaban, la vi, sus mejillas estaban un poco rojas debido al frío, y su tacto era gélido, inconscientemente me quedé viendo sus labios de nuevo, sus pequeños y gruesos labios.

¿cómo sería besarlos?

¿Y si lo hacía en estos momentos?, ¿cómo ella reaccionaría?, ¿me correspondería?.

Averígualo idiota

Casi podía escuchar la voz de mi madre dentro de mi cabeza.

Tal vez tenía razón, tal vez debía hacerlo, ¡No!, me va a rechazar y nuestra amistad se arruinará. Pero, y si me correspondía.

Sonreí al imaginarme eso.

Vi a Natt, ella seguía en silencio, absorta en sus pensamientos, viendo hacia la puesta del sol.

—Natt—. La llamé y ella volteó hacia mí.

Este es el momento, dile lo que sientes.
No pierdas más tiempo.

Natt me daba una mirada curiosa y en esos instantes, tomé su rostro entre mis manos y lo acerqué al mío, pero me detuve, la observé por unos segundos, mientras ella estaba sin hacer nada, solo viéndome con los ojos muy abiertos.

—Etha... —. La besé antes de que dijera algo.

Sentía el roce entre sus labios y los míos, ella permanecía inmóvil y sentí miedo, si ella me apartaba me sentiría fatal, no la vería del mismo modo nunca más, sus labios aún no me correspondían y los míos sin intención de rendirse empezaron a moverse un poco más, cuanto esto pasó, Natt por fin me correspondió.

Sentí sus labios suaves moverse contra los míos y sus brazos rodearme por el cuello atrayendome más hacia ella.

La sensación era indescriptible, sus labios eran los más increíbles que probé jamás, encajaban perfectamente con los míos como si estuviesen hechos para unirse de esta manera, y así lo sentí. Con cada movimiento que su boca hacía, yo anhelaba aún más, quería que esta sensación nunca se acabara, quería quedarme así por siempre, chocando nuestros labios, moviéndose entre sí.

Nos detuvimos un par de segundos para tomar aire, ella estaba tan jadeante como yo—Me gustas, me gustas y mucho—. Murmuré muy cerca de su rostro—. Me gustas y no como me gusta el helado de vainilla, o como me gusta la pizza, me gustas más que eso—. ¿Que estoy diciendo? , de verdad soy un estúpido.

Ella me veía, no se había alejado de mí, eso era bueno supongo, pero tampoco había dicho nada y eso me preocupaba un poco.

—Porque eres tan hermosa, y... Me encanta tu sonrisa y tu pelo, y tu personalidad alegre y escandalosa, incluso me gusta tu voz chillona, me gusta que seas parlanchina y curiosa, me gusta tu espíritu aventurero, y es que he sido un tonto al darme cuenta hasta ahora de lo que empecé a sentir por ti—. Hablé rápido.

Natt no dijo nada y cuando pareció que sí lo haría, estalló en risas, me soltó y comenzó a reír como loca.

Quedé atónito ante su reacción, ¿se estaba burlando de lo que dije?

—Estoy de acuerdo en que eres un tonto—. Dijo y yo estuve más confundido aún y ella al notar eso, me acercó de nuevo hacia ella rodeandome con sus brazos y mi rostro frente al suyo, para después besarme de nuevo, esta vez los suyos  atacaron los míos, y al parecer no tenían la intención de detenerse por ningún motivo.

Cuando lo hizo, me dijo—Con esto quiero decir que tú también me gustas, tonto.

Mis adentros hicieron una mini fiesta al escuchar esas palabras viniendo de la chica.

—Ethan, ¿Quieres ser mi novio?

Mi boca se formó en una perfecta O. Estaba sorprendido—Sí, obviamente quiero—. Chillé.

Ella sonrió, yo sonreí y ese día fui feliz, fue perfecto, estaba empezando a ser feliz... Tanto, que no quería que nada arruinara este momento.



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