Capítulo 8

62 12 1
                                    


Ethan

Me desplazo con pasos perezosos hacia la casa de la chica.

Debo admitir que tengo mucho, mucho sueño, a esta hora estaría durmiendo tranquilamente en mi camita, pero la señorita decidió que era buena idea salir hoy a explorar el tenebroso bosque del pueblo.

En realidad no es mala idea, incluso podría ser divertido, pero yo quería seguir durmiendo.

No pasa ni dos segundos después de tocar la puerta, cuando esta se abre dejando ver a Natt, quien luce muy linda hoy, su cabello largo y rizado está en una perfecta cola de caballo, ella normalmente lo mantiene suelto. Se puso una blusa larga y holgada que llega hasta la mitad de sus muslos y unos pantalones negros, y tenis que se veían muy cómodos.

Su sonrisa se fue borrando poco a poco hasta mantenerse seria—¿Puedes quitar esa cara de culo, por una vez en tu vida?—. Rodó los ojos.

—¿A que te refieres con "cara de culo"? —. Cuestioné, ya lo había mencionado antes, pero yo no comprendía muy bien.

—A que deberías sonreír más, tu rostro debe ser lindo con una sonrisa, ¡vamos!, la vida es hermosa, sonríe—. Movió las manos alegremente mientras hablaba.

Rodé los ojos ante sus palabras—Es estúpido, no entiendo esa expresión, mi rostro es serio, ¿eso que tiene que ver con un culo?

—Ethan, olvídalo—. Finalizó y sonrió, pero su sonrisa no llegó a sus ojos.

Salimos de su casa a la acera y ella se detuvo abruptamente.—No me dijiste que iríamos en moto—. Espetó.

—Pues, sorpresa— respondí entregándole un casco, el cual ella tomó sonriendo.

Natt tenía un espíritu aventurero increíble.

Arranqué y tomamos el camino que nos dirigía al bosque.

El viento se azotaba fuertemente en mi cara, aunque llevaba casco el aire frío se colaba por él. La carretera era angosta y a la orilla de ésta habían árboles.

Sentía los brazos de Natt rodeandome y su cabeza recostada en mi espalda.

Manejé a lo largo de unos minutos pues el bosque no quedaba lejos de nuestra casa, cuando llegamos a la entrada del bosque, detuve la motocicleta a la orilla de la carretera.

—Natt, te presento el bosque de mi hermoso pueblo—, le sonreí a través del casco a la chica mientras me bajaba.

Era un poco oscuro debido a los tantos árboles enormes y frondosos que poseía.

Nos adentramos y empezamos a caminar observando y deteniendonos en cada cosa que captaba nuestra atención.

— Las pocas veces que he venido, me he
encontrado con muchos animales. Son realmente hermosos—. Pronuncié fascinado—. Ten cuidado, hay muchas serpientes venenosas, no las toques, y ellas no te tocarán.

Ella sonrió y continuó caminando.

Yo iba adelante, levanté mis brazos a la altura de mis hombros, para que Natt no siguiera caminando—. Es un mapache. —Ella procedió a sacar una cámara que yo hasta ahora noté que traía y la apuntó al animal—. Parece que llevan un antifaz por las manchas oscuras alrededor de sus ojos—. Sonreí con ternura.

—Ese es un pájaro carpintero,  se caracteriza por su cabeza rojiza y por su capacidad para picar en los troncos de árboles en busca de gusanos, larvas e insectos. ¡Mira ese!—. Chillé emocionando —. Dios, me encantan, son tan preciosos, los llamados Búhos, son de hábitos nocturnos y ¿sabías que su aullido se puede oír hasta en dos kilómetros a la redonda?—. Hablé con asombro.

Ella solo asentía y sonreía ante cada palabra que pronunciaba, mi tema favorito, los animales, me encantaba poder hablarle sobre algo que sé y me encanta, parecía emocionada y fascinada con lo que le decía, me gustaba esa sensación.

¿Cómo sabes de éstos animales?—. Cuestionó.

—En mi tiempo libre, o sea siempre—. Reí.—Me encanta ir a la biblioteca, amo a los animales, amo enriquecer mi conocimiento sobre ellos.

—Wow—. Murmuró— ¿Cuántas veces has venido?

—Sólo dos, la primera vez que vine fue el verano pasado, tenía tanto tiempo libre que no sabía en que aprovecharlo. Entonces me aventuré a explorar este lugar.

—Yo jamás vendría sola, hay tantas cosas que se dicen de éste bosque. ¿Que sabes de eso, es verdad?

—No sé que has escuchado o leído sobre este bosque, pero se aconseja a los habitantes del pueblo no visitarlo. Mi mamá se molestaría muchísimo si supiera que estoy aquí.

—Imagina mis padres, ellos que se preocupan demasiado por una rata en mi cuarto. Les daría un infarto si me vieran acá.

Reí levemente al escuchar eso.

—¿Qué piensas estudiar después de la escuela secundaria? —. Preguntó de repente.

—Iré a Canadá a estudiar zoología.

—¡Oh!, ¿de verdad? Me parece maravilloso.

—¿Tú?—Devolví la pregunta.

—No lo sé—. Bajó la mirada.

—Aún hay tiempo para pensarlo, supongo. —respondí.

Nos estábamos acercando al centro del bosque.

—El bosque se divide en dos partes, la otra parte está después de cruzar ese río—. Señalé—. En la otra parte del bosque jamás he estado, sus árboles son altos y muchísimo más espesos, por alguna razón. Verás Natt, en este bosque hace dos años encontraron el cadáver de un niño después de dos semanas de haber desaparecido, se dice que el bosque está embrujado, que en las noches rondan las almas de las personas que murieron en el pueblo y no encontraron paz. Por otra parte hay personas que afirman que en este bosque habitan duendes, cuando te ven, te confunden con sus risas burlonas y te llevan con ellos —. Reí ante lo último. Natt me acompañó con sus carcajadas.

—Bueno, eso me queda claro que son mitos—. Siguió riendo.

Buscamos un lugar para acomodarnos hasta que encontramos unas rocas perfectamente acomodadas, como si alguien las hubiese armado de esa forma para el mismo propósito que nosotros las ocupabamos en éstos momentos.

—¿Sabes?, es probable que los fantasmas hayan puesto éstas rocas en las que nos sentamos.

—O tal vez fueron los duendes que habitan en el bosque—. Rió al igual que yo.

—Tal vez estamos siendo muy escépticos.—pronunció.

— Los duendes son seres de fantasía, no existen en realidad—. Me encogí de hombros.

Después de quedarnos viendo el cielo en completo silencio, sentí el tacto de Natt en mis hombros—. Ethan, ¿que es eso?—. Señaló detrás de un árbol.

—¿Qué es qu... Oh—. Vi el punto donde Natt me indicaba y mi perplejidad no me permitió pronunciar una palabra más.

¿¡Pero que rayos...!?

.....

Una foto del bosque por aquí :3

Una foto del bosque por aquí :3

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Su mirada en mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora