Pasaron unos días después después de lo que pasó en casa de la chica.
Alonso faltó toda la semana y llegó una semana después, sus moretones estaban ya poco notables, Ethan no se separaba de Natt ni por un segundo, y Natt amaba eso.
Aunque a Natt también le había quedado un pequeño moretón cerca de su nariz, ella decidió mentirle a sus padres y decirles que había sido un accidente. También se inventó una mentira para lo de la puerta y el siguiente día la arreglaron.
Cuando Alonso pasaba cerca de ellos, Ethan sólo pensaba en agredirlo pero lograba contener su odio hacia el rubio, por Natt.
Ethan estuvo últimamente tan cerca de ella, quería protegerla y así era, lo único que deseaba era que Natt no estuviese en peligro nunca más.
Una tarde de miércoles, regresaban de su colegio, tomados de la mano, hablando y riendo de cualquier tontería que la chica decía.
El sol se ocultaba, el aire frío rozaba su piel, sus manos entrelazadas jugueteando, y ellos caminando tranquilamente por la calle.
Entraron a la casa de Ethan y se quedaron el resto de la tarde ahí.
Cuando anocheció, Natt cruzaba la calle para dirigirse a su casa, Ethan no la pudo acompañar porque su mamá, quien ya había regresado de su trabajo, le pidió ayuda en algo, él le pidió que esperara, pero Natt contestó que no era necesario, puesto que no tardaba ni cinco minutos en cruzar la calle, no había ningún peligro.
Avanzaba a pasos rápidos para llegar a su casa. Mientras las corrientes de aire frío revolvían su cabello, levantó su vista y a lo lejos divisó una silueta, con lo poco que podía ver, era la silueta de un hombre, se escondía detrás de un árbol, no se veía su rostro por la oscuridad y además por la distancia que había de la persona hasta ella.
Decidió ignorarla, y caminó más rápido hacia su casa, cuando llegó a la entrada de esta, una mano la sujetó firme y la llevó detrás de un árbol rápidamente. Ella forcejeaba con el hombre y este la dejó, era Alonso.
—Te ruego que me escuches y no te vayas—. Suplicó el sujeto.
—¡Aléjate de mí!—. Natt lo empujó e intentó correr, pero el rubio la tomó de la mano nuevamente y ella gruñó.
—No te haré daño, sólo escúchame... tengo miedo—. Dijo con su voz entre cortada, sonaba aturdido, desesperado.
—¿Qué es lo que quieres?—. Escupió la chica con odio.
—Seré rápido—. Empezó diciendo—. Perdóname, lo que hice no tiene nombre, tienes toda la razón en odiarme, te pido me perdones, por favor—. Suplicó.
—¿Eso era?—. Cuestionó Natt impaciente por irse y entrar a su casa.
—No, Natt tengo mucho miedo, no sé qué está pasando, pero estoy realmente asustado—. Sollozó el muchacho.
—No sé de que me hablas—. Musitó confundida.
—Ethan está intentando matarme—. Confesó.
Natt lo vio sorprendida, sus ojos se abrieron , después frunció su ceño y lo vio con desagrado.
—Lárgate de aquí.
—Natt, escúchame, desde hace dos semanas me siento extraño, desde que pasó... bueno ya sabes de lo que hablo. Me he sentido vigilado, he tenido accidentes que nunca me habían pasado, siento como si alguien me siguiera a todos lados, la última semana estuve en el hospital porque a mi coche alguien le cortó los frenos. Y ayer, vi a Ethan, me veía desde lejos, no vi bien su rostro, pero era él, eso fue después de mi accidente, ¿no te parece sospechoso?
Natt estaba confundida, ¿Alonso decía la verdad?, No, claro que no, él era un mentiroso, lo único que quería lograr era ponerla en contra de Ethan y eso no lo iba a permitir.
Lo vio, su ceño fruncido y su respiración pesada hacía notar lo enfadada que estaba—. Eres un asco Alonso, lárgate que no quiero verte—. Natt sentía su interior arder en furia.
Alonso la tomó de su brazo y la zarandeó bruscamente—. ¡Solo quiero que me escuches! ¡tienes que creerme Natt!, Ethan me quiere hacer daño, Ethan me odia—. Dijo desesperado.
—No sólo él te odia—. Pronunció lentamente la pelinegra.
En esos momentos cuando Alonso le insistía a Natt, se apareció frente a él un chico alto, aún más alto que él, la tenue luz que llegaba a donde estaban, hacía ver la sombra de Ethan más imponente.
Su ceño fruncido, su mandíbula apretada, y las manos en puño, sus ojos casi echaban llamas.
Lo tomó del cuello de la camiseta y lo estrelló contra el árbol.
Ethan a simple vista, sólo era un chico alto y escuálido, parecía incluso débil, sin fuerzas, pero en realidad era lo contrario, él tenía demasiada fuerza, no era nada débil, sus brazos no eran tonificados, pero en ellos cargaba una energía enorme.
Alonso lo vio, su mirada expresaba lo asustado que estaba, se sentía indefenso.
Ethan eso le provocaba en esos instantes, miedo...
—Te lo advertí Alonso, que te alejaras de ella, porque si no lo hacías, sufrirías las consecuencias.
—¡Ethan déjalo! —. Natt irrumpió al muchacho y este la vio sorprendido—. No vale la pena.
Ethan dudó en si soltarlo era lo correcto y tardó unos segundos pensando y luego lo soltó lentamente, lo vio desafiante y por consiguiente lo empujó.
Alonso seguía sin hacer nada, sentía miedo, claro Ethan la última vez lo había molido a golpes, no se atrevería a enfrentarlo nunca más.
Le dio un último vistazo y tomó a Natt de la mano, y se fueron, se dirigieron a casa de la chica y se encerraron ahí, dejando a Alonso.
Este respiraba agitadamente, su mirada se había quedado perdida en algún punto fijo.Se sentía en peligro, ¿y si solamente estaba exagerando?—. Se preguntó.
Tal vez eso era.
Ethan siempre fue un looser, era raro pero no podría ser un psicópata.
Y ¿por qué vio al chico vigilarlo entonces?—. Se volvió a preguntar.
Tal vez los nervios lo habían convertido en un paranoico.
Segundos después se marchó, tomó el camino a su casa y se alejó de la casa de la chica.
Dentro de esta, Ethan se asomaba por la ventana, entornando los ojos, lo veía alejarse.
—¿Qué es lo que quería?—. Cuestionó el muchacho.
—Disculparse—. Omitió la parte donde le dijo que Ethan lo intentaba matar, por alguna razón desconocida decidió ocultarle eso.
—Hijo de puta, ¿es estúpido o que?, cree que con una disculpa bastará—. Musitó furioso y fue ahí que Natt vio en los ojos de Ethan, algo que nunca había visto, sus ojos se oscurecieron y una chispa de odio y malicia surgió en ello, mientras aún veía hacia la ventana. El chico sintió su mirada en él, se acercó a ella tomando delicadamente su rostro y le plantó un casto beso en los labios.
—Déjalo ya—. Dijo Natt también tomando su rostro entre sus manos e hizo que la viera a los ojos—No merece que te metas en problemas por alguien como él.
Ethan apartó su mirada de ella.
—Por favor, prométeme que te olvidarás de Alonso.
Ethan la abrazó, acunando su rostro en la curva de su cuello—Shh—. Fue lo único que dijo, Natt suspiró.
Después de eso, sus labios se juntaron en un tierno beso, que poco a poco se intensificaba, hasta que sus labios se movían con agilidad...
Un golpe en la puerta interrumpió, haciendo que los chicos se separaran.
Eran los padres de Natt, siempre regresaban a esta hora.
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Su mirada en mí
Misterio / SuspensoEthan Cooper es un chico de 17 años, un poco solitario, vive en un pueblo pequeño, no tiene muchos amigos puesto que es pésimo socializando y además no le interesa tenerlos. Su vida es completamente normal hasta que conoce a Natt, una dulce y tierna...