Apoyo su cabeza en mi estómago, y empecé a jugar con sus rastas.
— No sé qué le ves a las estrellas, pero es relajante estar contigo así —hablo Gringo, mientras movía su cabeza a un lado para mirarme.
— Las encuentro hermosas, tan brillante, llenas de vida —explique mientras le prestaba atención al cielo estrellado— Hace años no miraba las estrellas. Desde que Renzo se fue.
— Renzo es una estrella, siempre estará brillando, siempre será la luz que necesites para seguir adelante —Vi a Gringo levantarse para luego quedar sentado en la azotea, mirándome.
Al mirarlo vi lo serio que se encontraba, muy pocas veces lo hacía, él siempre estaba divirtiéndose o riendo de cualquier cosa que pasara. Al verlo de tal manera, levante mi espalda del suelo, quedando en la misma posición que él.
Gringo no dijo nada, solamente me miraba, pasaba su mirada por todo mi rostro, haciéndome poner nerviosa en tan solo segundos.
No sé en qué momento paso, pero él ya se encontraba besándome. Sin pensarlo le seguí el beso.
Era real, ya no era un sueño.
De a poco se separó de mí, quedando su mirada en mis labios.
— Lo quería hacer desde hace tiempo —confesó con una leve sonrisa— siempre me imaginaba que era besar tus labios, tenerte a mi lado abrazándote. Protegiéndonos como pareja, diciéndole a todos que eres mi novia y yo tu novio. Ver tus ojos, tu sonrisa, tu cabello, tus mejillas sonrojadas todo los días.
Escuchaba atentamente sus palabras, mi corazón latía a mil y mis mejillas estaban completamente rojas.
— ¿Ves? Actualmente te encuentras echa una diosa, con tus mejillas sonrojadas y tu facción de sorpresa en tu rostro, tus ojos brillantes y llenos de historia —agarro mi cintura y me elevo hasta quedar sentada arriba de sus piernas— amaría verte todos los días en todas tus facetas. Que cuando tenga que ir a hacer una entrega tu estés preocupándote por mí y viceversa, cuando estemos acostados y uno de nosotros tenga que levantarse, verte despertar, verte dormir, verte sonreír, verte molesta, verte de todas las maneras posibles.
— Joder Gringo, ve al grano —Exprese sin paciencia, agarre sus mejillas y lo acerque a mí— Sé mi pareja, se mí cabecilla de la droga preferido y hagamos ratatatatta juntos —y lo bese, nos besamos, estaba pasando.
El rubio me abrazo de la cintura, y yo deslice mis manos de sus mejillas a su nuca. Sintiendo como en su barbilla tenía un poco de crecimiento de barba.
...
— JA JA JA —Se rió sarcásticamente Nadando— no lo acepto —negó mientras se daba vuelta para caminar a la salida.
— Me importa una mierda que no te guste, estaré con ella aunque no quieras —Gringo se puso en su camino, haciéndole frente— además, Chino y tu fueron los que nos querían ver juntos ¿ahora qué coño te pasa?
— Estábamos jugando a eso de que queríamos verlos juntos —le respondió el pelinegro.
— Habla pol ti, yo hablaba muy encelio cuando decía que los quelía juntos —Contradijo Chino.
— Tú te callas, pedazo de mierda. Dije que no tienen mi permiso y no lo tendrán ni de Jack, así que vayan olvidando esa tontería de estar juntos —Volvió a hablar Nadando.
Gringo agarro al pelinegro del cuello, ambos estaban enojados y si no los separábamos eran capaz de liarse a golpes allí mismo.
— Basta —hice sonar mi voz— Hasta aquí el puto permiso de una niña chica —me dirigí a Nadando— No te estoy pidiendo permiso, ni a ti, ni a Conway. Os estoy avisando que me encuentro en una relación con el Rastitas.
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John Walker ✔
CasualeUna risa escalofriante salía de mi garganta, mi rostro estaba lleno de sangre, mis ojos más oscuros y mi mente perdida. Nos encontrábamos en el faro, donde murió uno de los agentes, donde mate a otro de ellos. - Tú no eres Nina, ella nunca haría e...