John Walker ✔

Capítulo Dieciséis Final.

— ¿Dónde está Horacio? —La voz del Súper Intendente se escuchaba agitada— ¿Dónde coño esta Dan?

— Tranquilo, Jackie, Gustabo le explicara dónde está Horacio —Le dije a través de la llamada— Ya es hora, hoy es el día.

— ¿Cómo? —Lo escuchaba confuso— Pero si faltan unas semanas.

Sonreí levemente, mientras miraba al frente. Veía como Nadando me hacía una seña de que ya tenían a los dos agentes secuestrados.

— QRR, papá —Le dije con una mini risa— QRR, agentes en peligro. Ya te mando 10-20 —Y corte la llamada, dejando mi móvil en mi bolsillo.

— Todo va acuerdo al plan —Les hice saber mientras nos dirigíamos a una furgoneta— Hoy muchos irán a lamer mi trono.

— Bebé —Me llamo el de Rastas rubias— Antes que pase todo. Te amo, los amo —Dijo acercándose a mí y tocando mi vientre mientras juntaba nuestras frentes— Si esto se sale de control, que sepas que daré mi vida por ustedes.

Sonreí y lo bese. Lo bese por si salía mal, por si salía bien, porque lo amaba, lo hice por muchas razones.

— También te amamos, amor —Le sonreí tiernamente mientras le daba un beso en su mejilla.

Luego de aquello ambos nos subimos al vehículo, íbamos ambos en el asiento trasero. Nuestras manos se encontraban juntas, nuestros dedos entrelazados.

La noche anterior me encontraba nerviosa, al plantearme que esto pudiera salir mal. No podía imaginarme perder a un integrante de la mafia, menos a John.

Prometí dar todo de mí, para proteger a lo único que me quedaba.

— Ya llevaron a Gustabo a la isla, esta Macaco y Culebra, están haciendo guardia —Explicaba Armando mientras manejaba— Diablo y Chino están en la otra furgoneta llevando a los dos policías secuestrados.

Solo me dedique a asentir, mientras mi mente pasaba por todas las posibilidades que podían pasar ese día.

Saque mi celular al sentirlo vibrar en mi bolsillo.

Al leer quién me estaba llamando mi corazón se paró, sentía que todo ira mal si les atendía,

— ¿Qué pasa? —Escuche la voz de mi pareja, haciendo que me tranquilice— Joder, no es momento para conocer a los suegros biológicos —Dijo este luego de mirar mi celular, después de decir aquello se dedicó a cortar la llamada, apagando el móvil.

— Bien, llegamos —Aviso el pelinegro— Todos abajo, necesitamos esperar a los otros.

Gringo me ayudo a bajar, mientras nos íbamos al muelle de madera. Por radio se escuchó a Chino decirnos su ubicación.

Se escuchaba divertido, sabía que estaba feliz con todo esto. Como él decía "Picoleto muelto, abono pa' mi huelto"

Suspire mirando el mar, recordaba cada noche en la cual Jack me calmaba de mis pesadillas, contándome anécdotas o haciéndome ver realidades. Siempre dando de ejemplo al mar.

Luego recordé las tardes en las cuales armábamos problemas con Gustabo y Horacio, los atracos que habíamos hecho, las fiestas, las bromas, los juegos.

Actualmente me sentía como una mierda, pero no era momento de tirarse para atrás, y menos cuando Gustabo estaba a nada de recibir una bala entre ceja y ceja.

— Subirse, ya estamos todos —Gringo nos avisó, mientras que Nadando iba de piloto en la lancha.

Suspire por segunda vez, mientras me sentaba en uno de los asientos de la lancha.