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¿Qué mierda con este dolor de cabeza? Fue el primer pensamiento que tuve al despertar el siguiente día. Dios, ni siquiera había tomado tanto anoche. Seguramente me había comportado como todo un pesado con Seokmin, bien hecho.

Me giré entre mis cobijas, buscando a Seokmin pero me encontraba solo en la cama. Sorprendentemente me encontraba perfectamente vestido en mi pijama, con esto dándome a entender que anoche no habíamos hecho nada. Pero el recuerdo de estar acurrucado a Seokmin aún estaba bastante fresco en mi cabeza.

Fruncí el ceño, odiaba este tipo de cosas. Debía ser extraño lo mucho que no me disgustaba estar así con él. Debía, porque todo lo relacionado con Seokmin se sentía muy normal y agradable. En realidad, nunca fui el tipo amante de las relaciones melosas, nunca fueron lo mío. Estaba seguro de que anoche me había pasado de la raya, al ver la cara de Seokmin me daría cuenta de que tanto la cagué.

Me senté en la cama para admirar el gran ventanal con vista al mar que tenía en frente. Sí, podría acostumbrarme fácilmente a esto.

En fin, no debía.

Me paré de la cama y fui directo a buscar a Seokmin. No estaba en la sala, pero vaya sorpresa que me llevé al ver al enorme tigre de peluche en el suelo. Por un momento me había olvidado de esa cosa tan maravillosa de anoche. De día, el animal de peluche parecía ser más espléndido. Recordar a Seokmin ganando el peluche para mí no pudo ser más increíble de lo que fue. No sabía que me gustaba más; el peluche o el hecho de que Seokmin lo había ganado para mí.

Apostaría que Seokmin no haría nada parecido por Yuna, por su prometida. En cambio lo hacía por mí.

-Por fin despertaste - dijo Seokmin una vez que llegué a la cocina. La mesa estaba repleta de alimentos, desde huevo hasta waffles. -Iba a despertarte, pero yo, a diferencia de otros preferí dejarte durmiendo un poco más.

-Lo siento por esas veces - sonreí al recordar las veces que lo había despertado de su bendito sueño. Tan malditamente divertido. -En mi defensa tienes el sueño demasiado profundo. Cuando duermes pareces muerto, asustas - Seokmin estaba de espaldas, lavando el sartén que había utilizado. Tan hogareño y tan simple. ¿Quién diría que este hombre era un CEO de una empresa? -Ah, lo siento por violar tu privacidad al escuchar lo que dices estando dormido.

-¿Te sentarás a comer o seguirás disculpándote por ser una mierda molesta y entrometida? - me dijo y yo puse mi mejor cara de ofendido.

-Lo siento... - volví a decir inconscientemente. Seokmin me fulminó con la mirada pero me sirvió el desayuno. Sonreí como un idiota y me senté al frente de él. -Solo que me sorprendió demasiado el que te hayas levantado antes que yo para sorprenderme, que gran detalle.

-Sí, soy toda una caja de sorpresas - dijo Seokmin con su tono engreído mientras servía jugo para ambos. Sería mentiroso si dijera que no me gustaba su tono engreído, era muy atractivo. A decir verdad, me gustaba todo de Seokmin. Me preguntaba que tan intenso sonaba eso.

-Eres todo un panquesito de miel - dije acercándome a él para apachurrar sus mejillas. No sabía porque lo había hecho, pero solo sé que se había sentido muy bien.

No pude aguantar una carcajada cuando lo vi huir de mí. Tan adorable.

Los momentos como estos eran maravillosos. Tan simples como desayunar juntos en la misma mesa frente a frente, bromeando como siempre acostumbramos. Disfrutando la compañía del otro.

Momentos como este no tenían comparación. Eran libres de cualquier efecto secundario o remordimiento; Eran solo nuestros.

Seokmin y yo, nadie más.

Definitivamente esto no es amor (seoksoon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora