capitulo 17|parte 2/2

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By Louis

Estaba en mi habitación pensando en Harry, en como podría demostrarle todo mi amor sin que para él solo fuerza sexo. Me había dicho que hacer el amor y tener relaciones sexuales eran lo mismo, pero yo sabía que no lo era. Cuando él lo hacía lento, yo intentaba demostrarle cuánto lo amaba, pero para él solo era sexo y nada más, no sabía diferenciarlo. No sabía que se amaba, no solo con el alma y el corazón, sino también con el cuerpo y la mente.

Suspiré.

Dejé de observar las estrellas y salí de la habitación para buscar a Harry.

Vanne y Susan estaban por entrar a su cuarto, ambas llevaban un vaso en sus manos.

-Chicas, ¿vieron a Harry?

-Hace mucho hablamos con él y dijo que iría a charlar con Andreas. Tal vez ya no esté con él.- Me contestó Susan.

-Gracias.- Les sonreí y ambas me devolvieron el gesto. Entraron a la habitación y yo me dirigí hacia la de Andy.

Abrí sin permiso antes de darme cuenta de lo que hacía, tendría que haber tocado antes, en verdad debí hacerlo. Lo que vi en ese lugar me dejó petrificado por un momento, la sonrisa que llevaba al abrir la puerta lentamente se había esfumado. Tuve ganas de gritar, de gritarle a él, de
llorar y escapar. Pero no lo hice, tan solo me quedé estupefacto observando lo que hacía,
observando como me traicionaba, observando como le gustaba.

Lo penetró de una forma demasiado violenta, pero para el rubio parecía no significar nada. Mi cuerpo comenzó a temblar, sentí todo en mi interior moverse, me sentí asqueroso, enfermo, usado. Mis ojos comenzaron a escocer debido a las lágrimas que me negaba a derramar.

Andreas estaba arrodillado en la cama, con la mejilla apoyada en el colchón, sus manos estaban
atadas y él se encontraba completamente entregado a Harry.

Sentí asco, mucho asco.

-Harry... por favor, voltéame, quiero verte...

Me apresure en salir de la habitación, estaba aturdido, mis ojos continuaban igual de grandes que al principio cuando vi esa escena en frente de mí. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y sentí la bilis subir a mi garganta provocando una arcada. Corrí hacia mi cuarto, cerrando la puerta detrás
de mí y yendo apresurado al baño.

Vomité todo, absolutamente todo, estaba seguro de que mi estómago se encontraba vacío, pero continué vomitando agua, mi propia saliva. Caí de rodillas y respiré con dificultad, mi cuerpo temblaba demasiado, tenía miedo, no quería que Harry llegara. Más arcadas llegaron, pero me
fue imposible devolver algo debido a que realmente estaba vacío. Como mi corazón. Harry me había arrancado el corazón. Sacudí mi cabeza intentando no pensar. No quería que me diera un ataque en este momento. Me levanté como pude y limpié mi boca. Todavía no sabía como reaccionar, me dolía tanto, me dolía tanto el pecho y el nudo en la garganta, era un sentimiento horrible que nunca antes había sentido y... y me bloqueé. Me bloqueé.

Salí del baño y me senté en la cama. No sé exactamente cuanto tiempo pasé mirando el suelo, sin pensar en absolutamente nada, porque Harry me había destruido, y una persona destruida no puede pensar. Tampoco sé exactamente cuanto tiempo pasó hasta sentir la puerta abrirse y ver a
un hermoso hombre de cabello rizado y despeinado entrar a la habitación.

-¿Estás bien?- Mi corazón se aceleró al escuchar su grave voz, recordándome que aún estaba presente y que latía por él.

-Sí.

No preguntó nada más, ni siquiera se acercó. No quiso tocarme, no quiso verme, no quiso hablarme.
-Tomaré una ducha.- Cada palabra me dolía, por cada una de ellas sentía miles de puñales clavarse en mi pecho.

-Claro.- Fue incluso para mí algo difícil oír la palabra que salió de mis labios, pero me había escuchado. Casi corriendo se encaminó al baño y por inercia me levanté detrás de él, pero no me vio, cerró la puerta antes de que pudiera alcanzarlo y el sonido del golpe me quitó de mi aturdimiento.

Levanté la vista por primera vez, posé mi palma en la puerta y al escuchar el agua comenzar a caer, me derrumbé de la misma forma que esas gotitas caían por su piel. Terminé de rodillas en el suelo y comencé a llorar de una forma desesperada. Tenía ganas de golpear algo, tenía ganas de sentir algún tipo de dolor que no sea sentimental, quería destruir todo.

Me levanté como pude debido a que las lágrimas me impedían ver con claridad y sentía mi cuerpo como gelatina. Los sollozos escapaban solos de mi boca a pesar de intentar retenerlos. Salí de la habitación a tientas, sentía que el aire me faltaba. Tapé mi boca tratando de que nadie me escuchara llorar de esa forma tan desesperada. Corrí hacia la habitación de Bill. Entré desesperado por sentir un abrazo. El pelinegro se sorprendió demasiado.

-¡Por dios, Louis!- Se abalanzó hacia mí y me envolvió en sus brazos. Comencé a llorar y temblar con más fuerza.- ¿¡Qué pasó!?- No logré contestar, sentía una extraña presión en mi cabeza. Perdí todas mis fuerzas y aún con los ojos abiertos caí sobre Bill. No sentía nada, no podía hablar, pero aún estaba consciente.- ¡Lou!- Me alzó en sus brazos y me dejó sobre la cama.- ¿Qué mierdas pasa?- No podía moverme, solo miré hacia un punto fijo y me quedé paralizado como lo había estado hace tiempo en mi habitación. Sentí a Bill moverse a mi lado y hablar o gritar, pero no podía escucharlo. Solo miraba, miraba la mancha negra que tenía el techo y solo en eso me concentraba. No podía hablar, no podía moverme, no podía sentir, no podía pensar. Mi cerebro se había bloqueado, dejándome en un estado completamente catatónico.

La mansión Styles |l.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora