Me desperté de un profundo sueño y, al mirar el reloj, me di cuenta de que eran las dos de la tarde. La realidad de que no había clases ese día me golpeó con una mezcla de alivio y culpa por haber dormido tanto. Al bajar las escaleras, la luz del sol entraba a raudales por las ventanas, y me encontré con mi hermano sumido en su mundo frente al televisor.
—Hola —dije, estirando mis brazos mientras trataba de despejarme.
—¡Buenos días, dormilona! —respondió él con una sonrisa traviesa.
—¿Qué ves?
—Drake y Josh —dijo, absorto en la pantalla.Empezamos a charlar y, tras unos momentos, mi curiosidad me llevó a abrir la puerta a un tema delicado.
—Oye, ¿puedo preguntarte algo?
—Sí, dime.—¿Cómo te sentiste al saber que Joe va a ser papá?
—Normal, pero no creo que el bebé sea de él —contestó, frunciendo el ceño.—¿Por qué piensas eso?
—Porque ellos habían terminado antes de que ella se fuera. No confío en ella.Las palabras de mi hermano resonaron en mí. Había una historia entre ellos, marcada por decisiones pasadas; una historia que me complicaba el corazón.
—¿Y tú? ¿Por qué no confías?
—Porque engañó a Joe con otro y se fue.Pasaron varias horas entre risas y frituras. La tarde se desvaneció, y de repente, me percaté de que ya era de noche. Decidí ir a mi cuarto, buscando refugio en la música, pero el tiempo voló. Al mirar el reloj, me sorprendí al ver que eran las diez de la noche. Decidida a encontrar algo para picar, bajé a la cocina en busca de galletas. Sin embargo, al regresar, un destello frío me hizo detenerme en la ventana.
Allí estaba Sarahi, la ex de Joe, besándose con él. Una ola de emociones me inundó: confusión, dolor, celos. Intenta no pensar en eso, me repetí, pero la curiosidad me llevó a asomarme nuevamente. Los vi marcharse juntos en un auto, y un torbellino de dudas llenó mi mente. ¿Podría ser él el padre del bebé? ¿Acaso era un amigo? Era demasiado. Intenté calmarme escuchando más música, pero el nudo en mi estómago persistía.
De repente, un suave golpe en la ventana me sacó de mis pensamientos. Era Joe.
—Hola —dijo con una mirada que no podía descifrar.
—Hola, ¿qué haces aquí?
—Vine a visitarte.
—¿Por qué?
—Estaba aburrido —respondió, sin ocultar su nerviosismo—. Hace unos minutos estaba muy cariñoso con Sarahi.
—¿Nos viste?
—Sí.
—Ella me besó.Un silencio tenso se instaló entre nosotros.
—No me importa. —Mis palabras fueron más fuertes de lo que sentía.
—Sé que te importa. —Su mirada se volvió intensa, casi suplicante—. Sé que aún hay algo entre nosotros.
Antes de que pudiera responder, sus labios se encontraron con los míos. El beso fue ardiente y lleno de pasión, dejándome sin aliento. Cada segundo se sintió como un suspiro eterno, pero sabía que tenía que separarme.
—Joe, vete. Quiero estar sola.
—Está bien —dijo, dándome una última mirada como un eco de lo que había sido—, pero antes de irme...
Salió por la ventana dejándome con una mezcla de confusión en el corazón. No sabía si estaba emocionada o furiosa. Necesitaba claridad.
Bajé a la cocina y vi a mi hermano, frunciendo el ceño, y a mi madre conversando amablemente con un desconocido.
—Hola, mamá —saludé, sintiéndome un poco fuera de lugar.
—Hola, hija. Te presento a Gabriel. Él es mi hija, Scarlet —dijo, con una alegría forzada en su voz.Durante la cena, el ambiente se volvió tenso. Mi hermano miraba a Gabriel con una desconfianza palpable. Después de la comida, tomé valor y le pregunté a mi madre de manera directa.
—¿Qué está pasando? Quiero la verdad.
—Hija, Gabriel es mi novio.La tensión en la habitación era palpable. La revelación sobre Gabriel y su relación con mi madre había dejado a todos en un estado de shock. Mientras intentaba consolar a mi madre, me preguntaba cómo había llegado a este punto. Mi hermano había sido siempre un pilar de soporte, y ahora, de alguna manera, todo se sentía amenazado.
Los recuerdos de Joe persistían en mi mente, como ecos lejanos de un pasadizo oscuro. Esa relación había traído su propia cantidad de dolor; ahora, ver a mi madre involucrándose con alguien tan cercano a nosotros complicaba las cosas aún más. No solo estaba en juego la relación con mi madre, sino también la dinámica familiar que había creído sólida.
A medida que la noche caía, me encontré reflexionando sobre la esencia de las relaciones. ¿Qué es lo que realmente nos mantiene unidos como familia? ¿La verdad, el amor, la comunicación? Me frustraba pensar que una sola decisión podría arruinar los lazos que habíamos construido.
Finalmente, el cansancio me venció. Cerré los ojos y dejé que el sueño me abrazara, esperando que al despertar las cosas fueran diferentes o, al menos, más claras. En el fondo, sabía que este era solo el principio de una larga conversación que tendríamos que tener como familia.
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El mejor amigo de mi hermano
RomanceDesde que tengo memoria, siempre he estado enamorada de Joe Anderson, el mejor amigo de mi hermano. Con su risa contagiosa y esos ojos que brillan como estrellas, cada vez que lo veo, siento mariposas en el estómago. Pero, por alguna razón, nunca me...