Capitulo 2

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Me levanté y me di una ducha. Mis dudas han vuelto y necesitan despejarse, pero esta vez estaba dispuesta a hablar con Joe para saber si le interesaba en serio o solo jugaba. Terminé de darme la ducha, me puse unos pantalones ajustados, una blusa aguada de tirantes azul con bolitas blancas y unos Vans azules.

Eran las 8 a.m. Bajé a desayunar un cereal. Terminé mi desayuno, pero antes de dirigirme a mi cuarto, me topé con Joe en la sala, esperando a mi hermano, ya que iríamos todos al colegio. Observé que mi mochila estaba al lado de él, así que, sin decir nada, solo me acerqué y la cogí. En eso, Joe me saludó y me asusté, pero hice como si no lo hubiera notado y le respondí a su saludo. Después, solo salí de la casa; prefería irme caminando para pensar en cómo hablar con él sin verme patética y sin que pensara que estaba loca por él.

Llegué al colegio y, a lo lejos, visualicé a mi mejor amiga, Monse.

—Hola, Scarlet, te estaba esperando —me dijo con felicidad.

—¿Por qué tan feliz? —En eso, toca el timbre para entrar a clases.

—Ahorita te cuento, anda, que llegaremos tarde a clase.

Salimos corriendo directamente al salón. Cuando entramos, solo la miré y se veía súper feliz y algo nerviosa.

—Ahora sí me puedes contar qué te sucede.

—Sí.

—Ya cuenta, que me tienes con la intriga.

—Estoy enamorada.

—¿De quién? ¿Cómo se llama? ¿Cómo es?

—Bueno, realmente ya me gustaba, pero no te quería contar porque no sabía cómo ibas a reaccionar. Así que espero que no te vayas a enojar, pero... me gusta tu hermano.

—¿Qué? ¿Mi hermano?

—Sí, pero shhh, no lo digas tan alto.

—¿Pero cuándo? ¿Y cómo pasó?

—Pues, como te digo, ya me gustaba, solo que no te lo había contado. Es que realmente no sabía cómo ibas a reaccionar y, pues, al verlo seguido, me llamó mucho la atención. Después, me terminó gustando.

—Pues me da gusto. ¿Por qué no intentas hablarle más a mi hermano para que le llegues a interesar y ya después le llegues a gustar?

—Es que me da vergüenza, ya me conoces.

—Tienes razón.

*Buenos días —dijo el profesor al entrar.*

Me volteé, suspiré y me dije que este día sería el más aburrido, ya que nos tocaba literatura por 2 horas.

Dos horas después, toca el timbre de receso...

Monse y yo salimos corriendo para ser de las primeras en comprar en la tienda de la escuela, ya que se solía llenar mucho. Cuando terminamos de comprar, nos conseguimos una mesa para comer. De pronto, mi amiga se sonroja al ver a mi hermano acercarse a nosotras.

—Hermanita, ¿no tienes dinero que me prestes para completar mi comida?

—No.

—Préstame, hermanita bonita y preciosa.

—¿Estás hablando en serio? Todo eso me dices por conseguir dinero, pero en verdad, hermano, ya no tengo.

—Monse, ¿de casualidad no tienes dinero que me prestes? Mañana te lo pago.

—Deja veo. —Se queda en shock mirando a la bolsa—.

—¡Monse! —grité.

—Eh, a sí, sí tengo, espera. —contestó con nerviosismo.

Dan nos mira confuso.

—Sí, solo tengo 30 pesos.

—Gracias, eres un amor.

Dan nos besa en la cabeza y se va.

—No puedo creerlo, me dio un beso en la cabeza —dice con emoción.

—No puedo creer lo loca que estás por mi hermano.

Terminamos de comer, pasamos 10 minutos platicando y toca el timbre. Entramos a clase de nuevo. Ya en clase, solo miré a mi amiga perdida en sus pensamientos porque mi hermano le dio un beso en la cabeza, así que no quise interrumpirla, ya que no la había visto así hace tiempo.

Pasaron las horas y volví a ver a mi amiga, que seguía en las nubes. En eso, toca el timbre y salí corriendo de ahí porque ya me quería ir.

Llegué a casa y noté que mi hermano aún no había llegado y mi mamá no estaba. Subí a mi cuarto y vi el desastre que había hecho al no saber qué ropa elegir esta mañana.

De repente, alguien tocó la puerta.

—¿Quién es? 
—Soy Joe, ¿puedo pasar? 
—Sí, claro, pasa. 

—Tu cuarto está hecho un desastre. 
—Gracias, respondí sarcásticamente. —Toma asiento. 

—¿Tienes novio? 
—No, respondí, un poco sorprendida. 

El silencio se hizo incómodo.

—¿Cuál es tu canción favorita? 
—No tengo una favorita. ¿Esto es un juego de preguntas y respuestas? 
—No, solo quería saber. ¿Te gustaría conocerme? 
—Tal vez, respondí con misterio mientras me sentaba junto a Joe. 

—Estoy aburrido, ¿qué hacemos? 
Eran las 3 de la tarde y estábamos solos en casa. 
—No sé, no tenía planes. 
—Tú decides. Esta es tu casa. 
—Pervertido, no haremos nada malo. 
—Relájate, no lo haré, no tengo condones. 
—Jajaja, estúpido. 
—Entonces, ¿qué hacemos? ¿Tienes algo divertido? 
—Tengo un Xbox, cubos mágicos y un Twister. 
—¡Juguemos al Twister! 
—Claro. 

Después de un rato de jugar, nos tumbamos en el suelo escuchando música. 
—Me duele el cuerpo. 
—Te movías más lejos que yo. Tengo que irme, espero que esto se repita. 
—Yo también. 
—Me la pasé increíble, ¿verdad que se repetirá? 
—Tal vez, respondí extrañada. 

Joe abrió la puerta y se fue. 
—¿Qué acaba de pasar?…

Suspiré y me acosté en la cama. Media hora después, sonó mi celular. Era Mario.

—¿Hola? 
—Hola, ¿qué harás mañana? 
—Nada, ¿por? 
—¿Te gustaría acompañarme a una fiesta? 
—Sí, claro. ¿A qué hora? 
—Te paso a buscar a las 8. 
—Bueno. 

Después de cenar, subí a mi habitación y me quedé viendo películas. Pasaron las horas hasta que me quedé dormida con la televisión encendida.

El mejor amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora