⇝Stella Woods es una Mestiza, una semidiosa, lo que significa que su madre o padre es un Dios Griego, porque sí, los dioses que se cuentan en la mitología griega están vivos, son reales y acostumbran tener hijos con mortales a los cuales se les deno...
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Mi nombre es Stella Woods, soy una semidiosa, lo que quiere decir que mi madre o padre es un Dios Griego y en mi caso mi padre es Apolo, también conocido como dios griego del sol, la profecía, la música y la curación.
Yo llegué al Campamento Mestizo a mis 7 años, en el camino me había encontrado con Luke, Thalia y Annabeth por lo tanto me uní a ellos y seguimos viaje a la Colina Mestiza, sólo que tres de nosotros llegamos al Campamento, porque Thalia había dado su vida por nosotros.
Mi padre, Apolo, luego de mi llegada me reconoció como su hija a la hora de la cena justo cuando el Señor D o mejor conocido como Dionicio Dios del Vino y de Éxtasis me presentó siendo el Director del Campamento, el Señor D me había nombrado por mi nombre mal dicho hasta que Quirón lo corrigió, al decir mi nombre bien un reluciente arco y flecha dorado de humo apareció indicando que era hija de Apolo por lo que pasé a sentarme en la mesa de Apolo, la cual había estado vacía hasta mi llegada.
En cuanto a mi respecta soy la Consejera de mi cabaña, mi pelo pelirrojo como el de mi madre, pero tengo los ojos azules de mi padre, con él había hablado varias veces a pesar de la estúpida norma que había puesto Zeus de que los dioses no podían interferir con sus hijos mestizos directamente hasta en cada cumpleaños me mandaba algún regalo como a cualquiera de mis hermanos y una felicitación personalizada, no estaba muy segura si él podía hacer eso y si no podía lo hacía igual.
Desde que tengo memoria tengo un par de pulseras de oro que se convertían en un arco y un carcaj de flechas que nunca se terminaban.
Ahora mismo me encontraba junto con mis hermanos en el campo de tiro perfeccionando aún más nuestra puntería.
Ya se estaba acercando la hora de la cena así que caminé hacia mi cabaña, la número 7, parecía una cabaña normal, pero cuando le da la luz del sol, brilla tanto que parece de oro macizo y era difícil mirarla, al entrar me dirigí hacia mi habitación, la cabaña tenía una sala bastante acogedora pintada de colores amarillos y naranjas muy suaves que no dañaban la vista, los muebles eran de color blanco con detalles en color oro, al salir de la sala se entraba al pasillo que daba a las habitaciones, a la izquierda los chicos y a la derecha las chicas, las habitaciones estaban por orden de llegada por lo tanto la mía era la última de el lado derecho, cada puerta de color dorado tenía el nombre de el dueño de dicha habitación. Entré en mi habitación la cual tenia, una cama de dos plazas blanca de sábanas negras con detalles dorados —algo que había sido elección mía ya que al principio las sábanas también eran blancas—, en una pared lateral mi closet también blanco con detalles dorados junto a él un escritorio igual a mi closet y en la pared frente a la cama había un espejo de dos metros de alto por uno de ancho.
Luego de bañarme y volver a mi cabaña ya era hora de la cena por lo que di la voz de que nos pusiéramos en fila y nuestra cabaña conmigo en la cabecera salimos hacia el comedor.
Nos sentamos en nuestra mesa y luego de darle la ofrenda a los dioses nos volvimos a sentar en perfecto orden.
La cena transcurrió sin ningún inconveniente todos tranquilos y contentos charlando entre nosotros, aunque estábamos a tres días de las vacaciones de verano y de que los otros campistas vuelvan el campamento no estaba tan vacío, éramos alrededor de treinta campistas entre todas las cabañas.
