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Mi carrera estaba llegando a su fin y con ello muchas cosas cambiarían en mi vida y eso incluía que mi amiga y compañera de casa se marchara a otra cuidad en donde no solo le habían ofrecido un buen empleo sino que también iba a poder estar con su...

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Mi carrera estaba llegando a su fin y con ello muchas cosas cambiarían en mi vida y eso incluía que mi amiga y compañera de casa se marchara a otra cuidad en donde no solo le habían ofrecido un buen empleo sino que también iba a poder estar con su pareja por lo que hoy iba a ser un dia un poco triste para mi, al verla hacer sus maletas.

Pero no todo era tan malo, al igual que Sam a mi me habían ofrecido un empleo en una empresa bastante buena, y al fin me iba a poder independizar del todo, pero también debía viajar a cuidar por lo que lo de ir a vivir con Alejandro de momento estaba descartado, pero aún no lo había hablado con él, ya que sabia que eso no iba a ser beneficioso para nuestra relación.

Mientras ayudaba a Sam a guardar algunas de sus cosas escuché mi celular  sonar, lo había ignorado las últimas horas por lo que no me sorprendía que tuviera mil mensajes de Ale. Le había dicho que este fin de semana no iba a ir a su casa, ya que le ayudaría a Sam, noticia que no tomo muy bien ya que las últimas semanas con todos mis proyectos finales y exámenes apenas nos habíamos visto, pero si algo tengo claro es que las amigas son lo primero, y en esta ocasión era el turno de Sam y habíamos planeado tener un fin de semanas de amigas y despedidas.

—¿Es tu chico, otra vez? —pregunto Sam al escuchar el celular.

—Si, aún no esta de acuerdo en que no vaya a verlo.

Sam dejó lo que estaba haciendo y se sentó junto a mi.

—Deberías ir a verlo, no tienes porqué quedarte aquí ayudando, sabes que mañana viene Grace.

—De igual forma quiero ayudar, quien sabe cuando nos volvamos a ver después que te vayas.

—Ya lo plantearemos.

El celular volvió a sonar y ella se levantó para tomarlo, y me dio.

—Tranquiliza a ese chico, o no va parar de llamar.

Tomé el celular y sonreí a Sam.
Sam apenas y conocía a Alejandro ya que debido a los horarios, y de que Alejandro solo solía visitarme los fines de semana, días en lo que ella no estaba, solo se había visto un par de veces y Sam siempre me había dado mi espacio por lo que después de compartir un par de palabras ella se marchaba a su habitación, eso si, ella estaba muy pendiente de la relación y había sido quien más me había apoyado la primera vez que había terminado con Alejandro y también la primera en amenazarle si me volvía a hacer daño.

Como lo imaginaba quien llamaba era Alejandro, por lo cual le contesté.

—¿Puedo saber, porqué no contestas?

—Será porque estaba ocupada.

—Al menos deberías de contestar los mensajes.

—Ale, te dije que iba a ayudarle a Sam con lo de la mudanza, y en eso estamos.

—Lo sé princesa, es que te extraño, de verdad no podré verte.

—Nos podemos ver mañana un rato.

—Esta bien. Por cierto, John me ha estado preguntando por ti.

—Ah si! Dile que me escriba, había quedado de hablar con él por que le esta preparado una sorpresa a Drew y me pidió ayuda.

—Ya veo, le diré, ahora te dejo que estoy en el trabajo, un beso amor.

—Un beso, nos hablamos.

Corte y Volvi a la habitación de Sam para seguir ayudándole, ya luego le enviaría un mensaje a John para ver que ideas tenía.

Tras cinco largas horas, al fin habíamos logrado empacar la mayor parte de las cosas de Sam, y eso porque ella habia insistido en parar ya y que al día siguiente le ayudara su pareja, sino se iba a resentir, por lo que después de darnos un baño, buscamos una película en Netflix, hicimos palomitas y nos acomodamos en el sillón como lo hacíamos siempre, y así recordar nuestra última noche juntas con maratón de pelis y efectivamente así fue ya que nos quedamos hasta el amanecer.

La despedida de Sam fue más dura de lo que pensaba, jamás pensé que me fuera a doler tanto verla marcharse, aunque no se marchaba de mi vida sabia que no la vería más seguido como  cuando vivía conmigo, y que todos aquellos ratos de complicidad que habíamos vivido ya no volverían, ya que nuestra amistad es un poco peculiar, por lo que me contuve todo lo que pude cuando la abracé, y cuando por fin se subió al auto que la llevaría a su nueva casa, entre a la mía y dejé que mis lágrimas salieran, media hora después y con las mejilla aún húmedas llamaron a la puerta.
Me limpié la cara y abrí, al otro lado se encontraba Alejandro, por lo que apenas entro me tiré a su brazos y me solté a llorar y él me abrazó con fuerza me consoló.

—¿Te sientes mejor? —me dijo dándome un vaso con agua.

—Si, ya lo estoy. ¿Cómo sabías?

—Lu me llamó y me dijo que viniera, y bueno tu le habías comentado a que horas se iba Sam.

Lo notó nervioso, supuse que pensaba que me iba a molestar por que hubiese llegado, pero no fue así, gracias a su compañía la tristeza que habia sentido al ver a Sam marchase ya no era tan fuerte.

Ale se sentó junto a mi y me observo con seriedad.

—Au, ahora que tu compañera se ha marchando y que bueno —se meneo el cabello —¿vendrás a venirte a vivir conmigo?

Yo lo observé mordiéndome una mejilla por dentro, aún no había hablado con él sobre mis planes y sobre la oferta de empleo que tenía, y no porque no quisiera sino por que sabia que él no iba a aceptar el hecho de que estuviera lejos, tampoco yo quería, pero de momento era la única oferta de empleo que tenía, aunque yo estuviera postulando en otra empresas, por lo que ya era momento de hablar claro con él y decírselo.

—Ale, de momento no me puedo ir a vivir contigo, tengo una buena oferta de empleo en otra cuidad y estoy pensando en tomarla.

Ese chico es un ¿¡IDIOTA!? [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora