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Sentía que los días transcurrían muy lentos y mis sentimientos y emociones estaban tan de cabeza que parecía un alma en pena por más que Lucy e Ignacio trataban de animarme

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Sentía que los días transcurrían muy lentos y mis sentimientos y emociones estaban tan de cabeza que parecía un alma en pena por más que Lucy e Ignacio trataban de animarme.

Había pasado una semana desde que Alejandro se apareció en mi puerta pidiendo perdón y desde ese día me envió un par de mensajes para pedirme hablar conmigo y yo no hacia más que ignorarlo, sabia que le debía una respuesta él había venido por su hijo, pero aún no me sentía con la capacidad para hacerlo.

Me había enojado con Lucy por haberle enviado la imagen del ultrasonido y el audio con el sonido de su corazón, eso no la detuvo en quedarse en casa durante unos días más y hasta el momento aquí seguía junto a mi animandome, y dándome fuerzas en todo.

Sabia que lo que había hecho reaccionar a Alejandro había sido lo que le había enviado Lucy y después de tanto pensarlo decidí que ya era el momento de hablar con él.

—Lu.

—Dime Au.

—Creó que ya es el momento de hablar con Alejandro.

Lucy dejó el cuenco de helado que estaba comiendo, se sentó a mi lado y me tomó de las manos.

—Estás segura que ya es el momento.

Asenti.

—Alejandro es el papá de mi bebé y aunque no se si aún pueda perdonar su silencio el merece estar en cada etapa como lo ha hecho Lau contigo.

—Te diría que diera más tiempo, pero si realmente lo quiere. Hazlo.

—Le escribiré para que nos veamos, lo citaré en algún lugar, ¿me acompañarias?

—Claro, sabes que estaré aquí para lo que sea.

—Gracias Lucy.

Le envié un mensaje a Alejandro para citarlo el sábado en una cafetería que estaba cerca de la casa y este no demoró mucho en contestar para confirmarme, supongo que ahora si quiere cambiar las cosas.

El sábado llegó y con el mi cita con Alejandro y debo admitir, estaba nerviosa, no por hecho de verlo nuevamente sino porque no sabía como iba actual. Lucy se quedó una semana más conmigo y Lau la vendría esta tarde para verla ya que la extrañaba pero ella insistía en que no me dejaría sola.

Llegamos al café a la hora asignada y Alejandro ya se encontraba ahí, así que nos dirigimos a la mesa donde se encontraba. Nos miró a ambas y sonrió.

—Hola.

—Hola, espero que no hayas tenido que esperar mucho.

—No, recién llegué.

Un mesero se acercó y hicimos nuestro pedido.

—Au, yo... cómo te dije el otro día queria pedirte perdón, se que no actué de la mejor forma, pero es que estaba en shock, no esperaba esto y la noticia sinceramente me dejó sin saber que decir o que hacer.

—Sin saber si ibas o no a aceptar la paternidad supongo —comenté mordaz.

—Si —confirmó bajando la mirada.

Estaba a punto de replicar cuando llegaron con nuestro pedido.

—Créeme tenía mucho miedo y lo tengo, tu estás aquí a kilómetros de distancia de mi y no se si sea capaz de formar parte de todo el proceso —iba a hablar pero el me lo impidió —eso no quiere decir que no quiera ser parte de ello, llevó semanas haciéndome ilusión con la idea de tener un hijo, aunque no lo creas siempre fue algo que quise contigo.

Aquellas palabras me rompieron y un par de lágrimas traicioneras brotaron de mis ojos.

—Yo también tengo miedo Alejandro, se que no estoy sola en esto ya que nuestros amigos han estado ahí apoyándome, pero tu eres parte importante y me gustaría disfrutar de cada momento junto a ti.

—Y yo quiero estar presente en cada uno de ellos, pero antes necesito que me perdones, me he comportado como un idiota y un cobarde y quiero enmendar lo que hice, se que debí haberte buscado y hablar contigo mucho antes.

—Un gran idiota —murmuró Lucy con la boca llena de galleta.

Evité reír y suspiré por lo que debia decir.

—Se que esto no fue fácil para ambos y aunque me ha dolido si quiero que todo esto esté bien debo perdonarte, así que te perdonó.

Alejandro me miró con duda.

—Lo hago porque es lo que quiero, mi bebé, nuestro bebé no merece que vivamos en guerra.

Lo vi asentir.

—Sabes ver aquella imagen de una cosita diminuta la cual era mi hijo y escuchar su corazoncito me devastó y me puse a pensar en todo aquellos momentos que me perdería por mi actitud, quiero ese bebé al igual que te quiero a ti y puede que ya no tenga una oportunidad contigo pero quiero ser parte de la vida de nuestro hijo, por lo que te prometo que estaré ahí en cada cosa que necesites y que el necesite, y si es necesario me vendré a vivir aquí solo para estar cerca de ustedes.

Aquellas palabras me conmovieron.

—No tengo dudas de que lo harás y prometo que nunca voy a negarte ser parte de su vida.

—Au, me gustaría —titubeó —que me dirás una oportunidad, prometo no ser el idiota de siempre.

—De momento no creo que sea lo mejor, entiende que me hiciste daño, tu forma de actuar y tu silencio me hirieron mucho por lo que quizás con el tiempo.

—Comprendo, de igual manera intentaré poder ganarme eso que he perdido.

No queria hablar más del tema por lo que saque las demás fotos del ultrasonido y se las mostré, ya que el médico me había dado varias.

—Se que todas son idénticas, pero pensé que quizás querías verlas y quedarte con alguna.

—Claro que me gustaría quedarme con una.

Estuvimos un rato más hablando sobre todo lo que me había recomendado el médico, sobre cómo me había sentido los primeros meses y los antojos algo que le causó mucha curiosidad a Alejandro.

—no podré estar aquí todos los días, ni cumplir tus antojos pero te prometo que vendré una vez a la semana y ese día cumpliré tus antojos y te cuidaré con mimos.

—No es necesario.

—No, pero es algo que quiero hacer.

Y con la promesa de que vendría la siguiente semana nos despedimos y mi corazón se sintió más ligero después de mucho tiempo.






Ese chico es un ¿¡IDIOTA!? [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora