Capítulo 21 | Los sentimientos

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Estoy en el sofá de mi casa con mi computadora sobre el regazo contestando consejos cuando escucho que Ratón le ladra a la puerta y acto seguido mi hermana entra con Dylan.

Es la primera vez que lo veo desde que me he enterado que es un gran bocazas y cuando él me sonríe para saludarme yo lo miro como si fuera mi peor enemigo. A él se le borra la sonrisa y me mira con cansancio.

―¿Qué he hecho ahora? ―pregunta, sacándose su campera y colgándola.

Mi hermana hace lo mismo y se sienta en el sillón en frente de mí esperando a que conteste.

Yo vuelvo mi vista a la pantalla.

―No puedo decirte ―mascullo―. Lo único que puedo decirte es que la has cagado de nuevo.

Dylan se deja caer al lado de mi hermana y me mira pensativo.

―¿Puedo adivinar? ―inquiere.

Me encojo de hombros.

―¿Fue porque te he dicho que en una foto tuya de pequeña donde te faltaban los dientes de leche eras igual a Ratón? ―pregunta y le tiro un almohadón con todas mis fuerzas―. Bueno, bueno, eso no era. Déjame pensar... ¿Fue porque me comí tu galleta de chocolate mientras no mirabas? ―Yo niego entrecerrando los ojos.

―¿Fue porque casi vuelca gaseosa sobre tu computadora? ―ayuda Maia, pero yo me incorporo como si me hubieran tirado gaseosa a mí en ese momento.

―¿¡Que tú que?! ―exclamo y Ratón alza las orejas preparado para presenciar una batalla entre humanos.

―¡Es mentira! ―replica Dylan, mirando mal a mi hermana. No sé si es verdad o no, pero si no lo dejo pasar, soy capaz de explotar y tirarle mi preciada computadora por la cabeza.

―Tienes suerte que no pueda decirte qué es ―le espeto.

Dylan no entiende por qué, pero tampoco se queja por no saber.

Sigo contestando consejos, aunque no logro concentrarme del todo. Por el rabillo del ojo veo como Maia y Dylan están viendo un video en el celular e inspiro hondo.

―Hey, hay un consejo aquí que no sé muy bien cómo responder ­―miento. Maia detiene el video y los dos me miran expectantes―. Aquí dice: "Me gusta un amigo, sé que él no me quiere en ese sentido, hasta tiene novia. ¿Qué puedo hacer para olvidarme de él sin alejarme?".

Rezo porque ninguno de los dos se levante y quiera leer la pregunta por sí mismo porque me lo acabo de inventar de principio a fin.

Maia se rasca la barbilla pensativa, pero Dylan contesta sin titubear.

―Dile que se busque a otro.

―¡Qué tierno, amor! ―dice irónicamente mi hermana. Él pasa un brazo por los hombros de ella para atraerla hacia su cuerpo.

―Yo jamás me buscaría a otra persona ―le asegura él y yo revoleo los ojos―. Pero, es que, si esa persona quiere a su amigo, pero su amigo tiene novia, no tiene ninguna otra opción más que tratar de olvidarse de él, y realmente creo que conocer a otra persona podría ayudarla.

―¿Y si le confiesa sus sentimientos? ―cuestiona Maia y el solo hecho de pensarlo hace que entre en pánico.

―Pero tiene novia ―le recuerda Dylan―. Y si ama a su novia, la chica no solo va a arruinar su relación de amistad con él, también puede traerle problemas a él con su novia.

―¿Por qué? Si su novia está segura de los sentimientos de él hacia ella y confía en él, no tendría que haber problema.

―Debería, pero tal vez no sucede eso. ¿Y qué pasa si arruina su amistad confesándoselo?

La ConsejeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora