Capítulo 23 | El vacío

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Me quedo de piedra mirando a Kyle. Él tiene una expresión angustiada en el rostro y está a punto de decir algo más cuando escuchamos de nuevo la voz de Jess. Sé que si me quedo un segundo más con él voy a romper a llorar aquí mismo así que solo niego con la cabeza y entro al baño que está a mis espaldas. Ni siquiera prendo la luz. Escucho voces lejanas, pero no les presto atención, solo puedo contemplar la pared blanca a oscuras; lo que ha dicho Kyle sigue resonando en mis oídos.

¿Había escuchado bien?

De repente tengo ganas de sentarme, porque siento en todo mi cuerpo el impacto de sus palabras, él las había pronunciado como si para mí no significaran nada realmente, pero había sido como si me hubiera estrujado el corazón que tanto había tratado de esconder de él.

¿Es Jess la razón por la que él ha estado evitando tener contacto físico conmigo todo este tiempo? ¿Es Jess la razón por la que él no para de recalcarme que solamente somos amigos?

No, Jess no. Ella no puede obligarlo a nada que él no quiera.

Sin embargo, Jess le pidió se alejara de mí.

Y ni siquiera lo está cumpliendo.

Yo estoy tratando de tragarme mis sentimientos hacia él para no arruinar la relación. ¿Y él?

¿Qué piensa hacer Kyle? ¿Esconder nuestra amistad para siempre? Si Jess decide volver con él oficialmente, ¿él se alejará de mí? ¿Tan poco significa nuestra amistad para él?

Y, aun así, no me sorprende en absoluto. Porque es lógico que Kyle elija a Jess antes que a mí, él la ama y después de todo se había acercado a mi solamente para volver con ella. ¿Qué más daba que se alejara si eso le garantizaba volver con ella?

De repente, escucho pasos cerca de la puerta y vuelvo a prestar atención a lo que está pasando.

—¡Estoy empapada, Kyle! —escucho decir a Jess, parece estar tan cerca de mí que doy un paso hacia atrás. Me llevo una mano a mi boca, no puedo emitir ningún sonido, pero temo que Jess escuche el martilleo de mi corazón golpeando contra mi pecho de todas formas— Déjame pasar al baño.

Tengo ganas de llorar, pero los pasos aproximándose a la puerta hace que reaccione. Procurando no hacer ruido me deslizo rápidamente hacia la bañadera y cierro con cuidado la cortina, me pego a la pared rezando que las sombras no me delaten.

—No funciona bien el baño, Jess —dice Kyle.

—¡Si anda bien! —exclama Jack confundido.

Escucho el pomo de la puerta girar y de repente la luz se enciende y me paralizo.

—No importa —dice Jess a solo unos pocos metros de mí—, solo voy a arreglarme un poco y salgo.

No vuelvo a escuchar las voces de Kyle ni de Jack, la puerta del baño se cierra. Por la cortina veo que Jess se acerca al espejo, peinando su cabello oscuro con sus manos.

Estoy apretando los labios con tanta fuerza que siento el sabor metálico de mi sangre en la boca.

Cierro los ojos porque tengo tanto miedo que Jess descubra que estoy aquí que quiero desaparecer.

Que se vaya por favor, que se vaya, que se vaya.

Escucho el agua del grifo y las zapatillas mojadas de Jess contra el piso.

—Jess... —Kyle la llama.

Me quedo sin respiración.

—¡Ya voy! —responde Jess.

El agua deja de correr y creo que Jess está por salir.

Y es entonces cuando mi celular comienza a sonar en mi mano provocando que me sobresalte y se me caiga al piso. ¡Mierda!

La ConsejeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora