Capítulo 11 | La culpa

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Al día siguiente recibo una llamada de mi prima Jean mientras estoy lavando los platos del almuerzo.

Ella siempre fue muy directa y sincera, pero noto un tono de culpa en su timbre de voz cuando atiendo.

―Hola, Amber. Creo que era necesario que te llame ―dice con nerviosismo.

Estoy tentada a hacerme la ofendida porque no me había contado nada sobre Lily, pero está tan inquieta que prefiero aclararlo sin rodeos.

―Jean, no tienes que preocuparte por no habérmelo contado. No me imaginaba que iba a pasar algo ahora, pero tampoco fue un shock para mí.

―Es que no estoy preocupada por ello. Sabía que no ibas a enojarte ni nada de eso. Aunque coincido contigo, yo tampoco me imaginaba que iba a pasar algo ahora, cuando hace meses estaba de novia con Thomas.

Frunzo el ceño mientras lucho con una cacerola que está llena de grasa.

―Espera, ¿Eso es lo que te preocupa? ¿Thomas?

―Si. No. No sé ―contesta y exhala irritada―. Es como que, si bien estoy en paz con la decisión que tomamos con Thomas de separarnos y creo que era necesario... he sufrido muchísimo. No quiero volver a pasar por eso de nuevo, y Lily antes que nada es mi amiga... y es todo demasiado nuevo para mí, no me perdonaría jamás lastimarla. Yo... necesito un consejo tuyo, Am.

Lo pienso por un momento antes de contestar.

―Bueno, creo que dividiría la respuesta en dos partes... una sobre tu miedo a volver a sufrir y otra sobre el miedo a lastimar a Lily. Primero, es un punto a favor para ti que ya tengas resuelta tu separación con Thomas y estés en paz. Con respecto a volver a sufrir, me parece que es algo inevitable, Jean. Uno siempre quiere preservar su corazón y sus sentimientos, más aún cuando te han roto el corazón o has sufrido mucho, pero es algo inevitable. Si estás dispuesta a ser feliz también tienes que estar dispuesta a sufrir, porque sino la otra opción que tienes es quedarte en la zona de confort donde nadie puede llegar a ti, ni para hacerte bien ni para hacerte mal ¿Y eso es vivir? Creo que hay que amigarse con el dolor, siempre tratar de salir adelante, pero aprender de él, sentirlo y hacer los cambios necesarios para no volver a pasar lo mismo. Pero al final del día, saber que tu vida es un conjunto de muchas cosas más allá de lo que te produce dolor y puedes salir adelante y superar lo que te propongas.

Vaya lavar los platos me pone profunda.

―Dios, tienes razón. Te quiero tanto, prima ―dice Jean, su voz parece más entusiasmada―. Y amo ser tu prima para que me puedas dar consejos gratis.

Me río.

―Pero si yo no cobro por dar consejos.

―¿No? ―pregunta indignada―. Yo ya estaría haciendo dinero con eso. Bueno, voy a reflexionar sobre lo que me has dicho. Y... ¿Sobre lo de Lily?

―Sobre Lily... me parece que es algo valiente de tu parte intentarlo, sea lo que sea. No significa que por intentar algo, mañana te vayas a casar con ella. Como has dicho, es todo nuevo para ti y siempre está la posibilidad de que te equivoques. Y como te dije recién sobre amigarse con el dolor propio... también pienso que tenemos que tener en cuenta que somos personas y aunque tengamos las mejores intenciones, a veces simplemente lastimamos a otras, aunque no lo queramos. Mientras seas sincera con ella, no tienes que culparte de nada.

―Lo sé, pero... siento que sería todo tan difícil.

―En mi opinión, no deberías perderte algo que podría ser bueno porque también podría ser difícil. No tienes garantía de nada, ni de que saldrá bien ni de que saldrá mal. Trata de ir paso a paso.

La ConsejeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora