Por un beso

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Aquella noche, Seiya permanecía acostado en su cama con los brazos detrás de su cabeza. Mientras miraba el despintado techo de su habitación, pensaba en lo que había ocurrido desde su llegada a Japón; eran tantas cosas, pero su mente se centraba en Saori, esa niña mimada y caprichosa que se había convertido en una mujer amable y encantadora.

En un principio, se reprendía a sí mismo por dedicarle a ella el más minúsculo pensamiento; sin embargo, ahora que la chica se había ganado a pulso un lugar en sus pensamientos, no veía nada de malo tenerla en su mente durante la madrugada. Sobre todo después de lo sucedido en los últimos días.

Ninguna mujer, además de su madre y su hermana, lo había visto llorar. Sentía que esa era la última barrera que Saori rompió, ella lo había consolado y él no sabía cómo agradecerle esa calidez que le había hecho sentir.

De tanto dar vueltas en su propia mente y en su cama, no soportó más y, como si se tratará de un reflejo, fue a buscarla.

Como ya lo había hecho en otras ocasiones, furtivamente brincó la reja del edificio, se coló por los jardines y subió hasta la habitación de la chica. Sabía que era muy impropio aquello, pero no podía evitarlo. Había ocasiones, como esa, en que quería verla desesperadamente. Tocó en su ventana, y esperó en su balcón, no quería repetir el atrevimiento de la última vez. La chica despertó y le abrió.

Antes de que alguno de los dos pudiera decir algo, el joven le entregó una rosa roja- Ten, es para ti...

-Seiya...

-Es una sencilla forma de agradecerte todo lo que has hecho por mí...

-Gracias, es hermosa.

-Sí, un vecino de Aiorios tiene un jardín lleno de estas rosas, es un tipo muy extraño, pero espero que no le moleste que haya tomado una.

-Ah...Pasa, que hace una noche muy fría- le dijo Saori. Seiya se puso rojo pero aún así pasó.

Cuando entró detrás de Saori, la chica se dirigió a la mesa que estaba junto a su cama donde colocó la rosa cuidadosamente. Encendió la luz y se volvió hacia él.

-Parece que está volviendo una costumbre visitarme a esta hora- le dijo con una sonrisa.

-Lo siento mucho pero a veces creo que si no te digo las cosas inmediatamente...Bueno, si te molesta no lo volveré a hacer- agregó apenado.

-No te preocupes, a mí también me pasa algo parecido. Además en ocasiones es mejor decir las cosas con calma, durante el día aquí es una locura, con los niños jugando y los chicos cuidándolos, todos entran y salen...

-Sí es de locos y ahora con Hyoga histérico por su boda- rió.

La chica también rió-Qué rápido pasa el tiempo, esta tarde se casará con Erii.

-Es cierto, con tantas cosas lo había olvidado.

-¡Seiya!- de nuevo usó ese tono como si reprendiera a un niño- Es uno de tus mejores amigos. No puedes pasarlo por alto.

-Tranquila...tengo todo bajo control...

-¿Y por lo menos ya sabes qué usarás?- Seiya le dedicó una sonrisa traviesa- Seiya no me digas que...-el joven continuó con su sonrisa y asintió- Bueno, tendré que conseguirte un traje- se aproximó a él para ver detalladamente su complexión-Quizá te quede un traje de mi abuelo...

Puso sus manos en sus hombros, y los recorrió suavemente hasta bajar a su pecho. Saori se sonrojó al notar la exquisita complexión de Seiya. Dejó unos segundos sus manos en el fuerte pecho del joven.

Del Odio Al Amor Sólo Estás TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora