Cruda realidad

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Aquella noche, Seiya se despertó con un sobresalto. Sentía que algo le oprimía el pecho, no era un dolor precisamente físico sino como un mal presentimiento. Miró al otro lado de la cama y vio a Shaina completamente dormida. Por un momento, Seiya se sintió mal por no poder "cumplirle" como hombre apenas unas horas antes. Nunca le había pasado eso, pero ahora sabía que era una situación vergonzosa donde su hombría quedaba malherida.

La cuestión había sido que no podía estar de esa manera con Shaina sin pensar en Saori; quería evitar otra bofetada de su novia así que le dijo que se sentía muy cansado. En consecuencia, decidieron dormir temprano y después de un intranquilo sueño, Seiya se dio cuenta de que no podría descansar mientras Saori estuviera en su mente. De pronto recordó la expresión de la chica cuando lo abofeteo, quizás él había ido demasiado lejos en decirle todo aquello y más tomando en cuenta lo que Shun le contó: "Entre las cosas que quiere decirte es que entre ustedes no hay ningún vínculo sanguíneo"- dijo la voz de su amigo en su mente.

Con esa idea en la cabeza, el joven se incorporó un poco. Pensó en que nunca escuchó nada sobre los padres de Saori, se preguntó si su medio hermano o hermana también era un bastardo (como él), ¿cómo era ese hermano o hermana?, ¿bajo qué circunstancias había dejado a cargo de su inestable padre a Saori siendo una niña? Y más, aún, si no lo unía un vínculo sanguíneo a la chica ¿de dónde provenía su mote de "nieta" de Mitsumasa Kido?. Por lo tanto, todavía había muchas dudas por aclarar.

Miró de nuevo a Shaina, luego vio la hora; apenas era medianoche, tal vez podría salir sin que Shaina notara su ausencia, ir al orfanato, colarse a la habitación de Saori y pedirle respuestas. Se levantó en silencio, se vistió y sigilosamente salió de la habitación.

Cuando comenzó a subir hacia el balcón de la joven, pensó que en primer lugar debía disculparse por todo lo que le dijo en la tarde, en segundo lugar se prometió por la memoria de su madre que no caería en la seducción de Saori.

Llegó arriba, con mano temblorosa abrió la puerta y entró a la oscura habitación. Sin embargo, Seiya se sorprendió al encontrar hecha la cama y que Saori no estaba por ningún lado. El joven sintió de nuevo ese mal presentimiento y la voz de Shun volvió a su cabeza: "¿Qué esperas? ¿Que realmente le pase algo malo para que por fin puedas reaccionar?". Y en su mente se dibujó el rostro pálido y ojeroso de la chica.

-Saori...-pronunció con cierta preocupación en medio de la oscura y abandonada habitación.

En la orilla del cómodo lecho vio las ropas para dormir de la joven. Se sentó junto a ellas y las tomó con delicadeza recordando que la última vez que estuvo ahí, estuvo a punto de deshacer esas prendas para tener lo más cerca posible a Saori. Se aferró a ellas y se dejó caer en la cama. No lograba quitarse ese mal presentimiento, a pesar de las mentiras y los insultos, la amaba y por ningún motivo le deseaba un mal.

-Por favor, que esté bien, que no le pase nada... por favor, por favor...-suplicó y por primera vez en su vida sintió ganas de llorar por una mujer que no fuera su madre y/o su hermana.

Horas más tarde, cuando el sol comenzó a entrar en la habitación, despertó de golpe. -¿Qué pasó?- se preguntó en voz alta mientras reaccionaba con un salto. De pronto recordó dónde estaba, pasó una mano por su rostro, en la otra aún aferraba las prendas de seda de Saori. -¿Porqué no llegó?- se preguntó en voz alta. Se puso de pie y acomodó todo para que nadie notara que pasó la noche ahí. De hecho, se dio cuenta de que por fin había faltado a su palabra no volver a pasar una noche en ese lugar, y le pareció curioso que, a pesar de negarse a hacerlo, finalmente la razón para quedarse había sido Saori. Decidió que lo mejor era irse de ahí antes de que alguien entrara y lo encontrara; si eso sucedía, no tendría una justificación para aquella situación que lo dejaba ver como un perverso o algo así.

Del Odio Al Amor Sólo Estás TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora