Malas decisiones

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Inmediatamente después de golpear a Shiryu para lograr huir, Ikki caminó algunas horas. En realidad, no era su intención lastimar a su viejo amigo, pero no quería involucrarlo en sus planes. Lo había pensado bien y estaba decidido a todo por detener a Milo y Camus. Después de que lo golpearan alcanzó a escuchar el nombre de Seiya y Saori, además de que le hicieron un interrogatorio sobre la chica Kido. Había escuchado otro nombre, el de una mujer pero no podía recordarlo, lo que sí tenía presente es que, en su conversación, dieron a entender que esa mujer les había pedido toda esa información. No tenía las cosas claras que una cosa sí era cierta, Ikki temía que tramaran algo, aunque la señorita Kido le era indiferente (a pesar de que su hermano le habló maravillas de ella) no quería que esos tipos siguieran haciéndole daño a la gente.

Ikki estaba consciente de los riesgos que estaba tomando pero no podía dar marcha atrás. Sin embargo, antes quería hacer algo que creía muy importante.

Llegó a la pequeña casa donde vivía Pandora y Shaka, llamó a la puerta. Esta vez quería despedirse de ellos.

-¡Ikki! -expresó la joven con un abrazo apenas lo vio en el umbral - ¿Cómo estás? Oh te extrañé tanto...- agregó llorando.

-Tranquila...

-Perdóname- pidió mientras se secaba las lágrimas- Pero pasa por favor, me imagino que estás cansado y que tienes cosas que contar.

El joven entró a paso lento, aún le dolía la pierna. Pandora le preguntó si estaba bien y él no tuvo más que contarle todo lo sucedido, culminó su relato diciéndole que había regresado para detener a Milo y Camus.

-Pero Ikki, eso es muy peligroso... No deberías...

-Tengo que hacerlo.

-Pero esos tipos pueden lastimarte, incluso...-la chica no quiso terminar la idea- Y si lo logras, la policía podría atraparte.

-Si las cosas resultan así, no puedo ir contra el destino- sentenció con cierta frialdad- Estoy harto de huir y por fin quiero hacer algo bien.

La chica tomó su mano- Tú has hecho muchas cosas buenas, eso nunca lo dudes.

-En fin, vine a despedirme de ti y de Shaka... ¿Dónde está él?- preguntó.

-Él ya casi nunca está aquí- la chica creyó prudente, de momento, omitir cierta información sobre Shaka y el hermano de Ikki-Tiene varios asuntos que tratar... entre ellos buscarte.

-Ya veo... -se puso de pie- bueno cuando lo veas dile que estuve aquí.

La chica también se puso de pie- ¿Te vas tan pronto?

-Sí, si no lo hago ahora esos dos pueden seguir con sus fechorías.

La chica, también consciente del peligro que correría Ikki, no pudo soportar más y decidió hacer algo que anhelaba prácticamente desde que conoció a ese chico. Se acercó a él y le dio un tierno beso en los labios.

Ikki, quien no había pensado en esos temas (mucho menos besar a una mujer) desde que Esmeralda había muerto, no supo cómo reaccionar- ¿Y eso? -preguntó sintiéndose como un tonto al decirlo.

-Ikki sé que aún amas a Esmeralda y quizás esto no te importe, pero me gustas mucho y desde hace tiempo estoy enamorada de ti.

-Ah... -respondió y de nuevo se sintió tonto pero de verdad no sabía cómo reaccionar en esas situaciones.- Bueno yo... yo creo que... me voy y... después hablamos.

-Espera- dijo la chica y de pronto se quitó su collar y se lo puso en su mano- Ten, llévalo contigo, te dará suerte.

-Pero es lo único que te queda de tus padres.

Del Odio Al Amor Sólo Estás TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora