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Ni JungKook, ni Jimin volvieron a tocar el tema del pasado del saiyajin. Jimin podía ser un chico curioso, pero no era un estúpido, sabía que ese era un límite claro, sobre el cual solo JungKook podía trabajar, eligiendo cuando mencionarlo o hacer alusiones a su situación.

— Una vez tuve un novio, ha sido el único — Jimin hace un puchero al recordar. — Era realmente lindo a pesar que no quería que nadie supiera de su orientación sexual, por eso lo manteníamos en secreto. Me gustaba mucho y no sé... — Se encoge de hombros.

— ¿Entonces por qué no es tu compañero? — JungKook tenía su mirada fija en la pequeña plaza, de brazos cruzados y ceño fruncido. 

Jimin lentamente estaba aprendiendo las diferencias entre sus vocabularios y sus estilos de vida, muchas veces Jimin había tratado de corregir a JungKook cuando decía la palabra compañero, pero sabía que era inútil, esa era su forma de ver la vida y Jimin no podía hacer nada más sino que respetarla. Y secretamente, anhelar que JungKook lo viera como un candidato a compañero.

— Me engañó. Nunca estuve listo para tener relaciones sexuales, entonces simplemente prefirió encontrar a alguien que lo satisficiera — Se encoge de hombros.

— Entonces era un idiota.

— ¿Por qué? — Pregunta con interés genuino.

JungKook desvía la mirada para observarlo durante unos segundos y mientras hacían contacto visual directo dice. — Porque solo un idiota dejaría un compañero como tú. Eres inteligente, más que el promedio terrícola, tu nivel de poder es de 2, pero estoy seguro que si lo entrenas podrías llegar a 4, eres lo suficientemente valiente como para hablar con un saiyajin, o bueno, lo suficientemente estúpido y... Eres lindo.

JungKook volvió a mirar la plaza, abandonando los ojos de Jimin. El menor ignoró toda su lógica saiyajin y se centró en lo último. JungKook creía que era lindo.

Queriendo olvidar todo eso para eliminar el rosado de sus mejillas, se inclina a intentar tocar su cola. — ¿Para qué sirve tu cola?

En un rápido movimiento que ni siquiera pudo ver con sus ojos, JungKook agarra su muñeca con fuerza, llegándole a hacer daño. — Nunca toques mi cola.

Cegado por la adrenalina del momento, JungKook no vio la mueca de dolor en el rostro de Jimin, pero apenas la notó, lo soltó y su forma de disculparse fue explicarse. — Eso es algo que solo está reservado para hacerse entre compañeros...

Olvidando el dolor en su muñeca mientras la frotaba buscando alivio, Jimin presta atención a la información, mirándolo curioso para que se explayara más.

— Es algo realmente íntimo, los saiyajin somos muy receptivos con nuestras colas, así que solo permitimos que nuestros compañeros la toquen, la llevamos envuelta en nuestra cintura para evitar roces. En un comienzo era así porque también si se jala nos quita la fuerza, pero eventualmente aprendimos a controlarlo y ahora solo se reserva para evitar que la toquen de manera indeseada.

Jimin miró con interés la cola de JungKook. ¿Lo excitaba? ¿Para eso servía?. Cuando casi la tocó, fue como si hubiera dicho el peor insulto y aquello la causó más curiosidad. Los saiyajin son receptivos a sus colas, ¿pero qué tan receptivos?.

— ¡JungKook! ¿Este es el terrícola que te sigue a todos lados? — Se escuchó una voz al costado, llamando la atención de ambos.

Jimin apenas se gira para ver a la persona que dice eso, JungKook pasa volando por su lado y lo único que ve es a un saiyajin siendo agarrado por la garganta en el aire. JungKook mientras lo alzaba, con su otra mano le tenía apuntado un bola de poder contra el pecho.

— ¿Qué dijiste Raditz?

Jimin había escuchado que los saiyajin no eran una raza que fácilmente se sentía amenazada, que siempre estaban muy llenos de sí mismo y ese hombre fue el claro ejemplo, JungKook lo tenía completamente reducido y aún así le dio a JungKook una sonrisa de "Soy mejor que tú".

— ¿Es ese el terrícola que te sigue a todos lados?

JungKook en vez de atravesar su pecho con la bola de poder, decidió ahorcarlo hasta el punto de dejarlo sin aire suficiente. — Sé que tu hermano trabaja junto al Rey y apenas te suelte correrás a decirle como casi te maté, pero cuando vengan por mí, diré en frente de la Reina como insultaste a un humano y créeme, al final todo será peor para ti. Ahora vete antes que te mate y no vuelvas a decir nada de este terrícola.

Sin cuidado, JungKook lo suelta y lo deja caer al suelo observándolo con un claro asco en el rostro. Raditz a pesar de estar sin aire y frotarse el cuello tratando de borrar las marcas rojas que habían, lo mira con odio y se va.

Jimin se queda sin palabras, a sus ojos JungKook solo era de una raza extraña, pero el ver como podía pasar a ser alguien que con solo pestañar te podía matar, le hizo recordar lo peligroso que era. Muchas veces decía cosas que le molestaban y que incluso eran insultos en su cultura, en todas esas ocasiones JungKook podría haberlo matado, pero aún así, no se sentía amenazado a su alrededor. JungKook era su espacio seguro, sabía que al lado del hombre nada le pasaría y esa situación era el claro ejemplo.

— ¿Por qué sabía de ti? — La voz grave del saiyajin lo sacó de sus pensamientos. 

Esta vez JungKook lo miraba a él y estaba enojado. El saiyajin siempre era serio y gruñón, pero esta vez estaba verdaderamente enojado, la mirada oscura le hizo temblar. 

— Yo... Cuando no estabas, pregunté por ti.

JungKook resopla enojado y en sus ojos casi se podía ver como ardían. — ¡Nunca te acerques a hablar con otro saiyajin que no sea yo! Nadie será indulgente contigo ¿Acaso quieres que te maten? 

— ¿Entonces por qué tu no me has matado?

JungKook lo mira y solo se da media vuelta cruzando sus brazos y soltar un gruñido. 

Different planets →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora