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Cuando Jimin se despierta, mira confundido su alrededor y de pronto como si un auto lo arrollara, todos los recuerdos del día anterior lo golpean. Sus mejillas se sonrojaron de manera furiosa y agacha la mirada a las sábanas. Estaba completamente limpio y la cama en la que estaba parecía como si recién la hubieran tendido, pero lo que verdaderamente le llamó la atención fue el vendaje en su mano izquierda.

— No me dijo que pasaría eso — Frunce sus labios en su puchero cuando sintió el leve dolor que tenía por la herida.

No te quejes, no es nada.

Alzó la mirada pero no por las palabras o porque sintió la voz, sino porque realmente lo escuchó en su cabeza. Frente suyo estaba JungKook tendiéndole algunas pastillas junto a un vaso de agua.

— ¿Hablaste?

JungKook le sonrió de lado y sin decir nada, Jimin lo pudo escuchar claramente.

Telepatía, ventajas de nuestro vínculo.

Jimin alucinó ante la idea, mientras se tragaba los analgésicos que su compañero le estaba dando, intentó hablarle por el vínculo. Sin abrir la boca, pensó lo que quería decir como si estuviera hablando.

¡Es asombroso! ¿Podemos hacer esto siempre?

Siempre que sientas los deseos de comunicarme algo — JungKook rodeo la cama y se acostó a su lado, ahí recién Jimin notó la clara desnudez del hombre y se avergonzó desviando la mirada. — Eres mi compañero, no debes sentirte apenado por verme.

Jimin le lanzó un golpe en su hombro, del cual JungKook ni siquiera sintió, pero le divirtió el intento de dañarlo. JungKook le explicó brevemente su vínculo, desde que podían hablar telepáticamente, sentir lo que sentía el otro cuando tuvieran emociones fuertes, incluso si JungKook peleaba, Jimin podría sentirlo.

— ¿Qué pasará ahora? — Jimin pregunta en voz alta, aunque le gustaba mucho poder hablar a través de su vínculo, le gustaba escuchar la voz de JungKook, lo calmaba.

— Tengo que ir al planeta Vegeta e informar que ahora tengo un compañero, para eso debo hablar con el Rey personalmente para que reconozca nuestra unión — JungKook de pronto frunce el ceño y se cruza de brazos, mirando un punto ciego de la habitación, como si Jimin no estuviera ahí. — Le voy a pedir que me destierre, así podremos vivir en la tierra, en alguna capital como quieres.

Jimin miró a JungKook sorprendido por su decisión. Aunque Jimin se sintió conmovido porque JungKook se acordaba de uno de sus deseos, no pudo evitar alarmarse ante lo que le decía. El destierro era algo demasiado importante como para hablarlo con tanta naturalidad.

— No puedes hacer esto, eres un saiyajin, eres de una raza guerrera — Jimin se remueve en la cama, acomodándose para mirar a su bruto compañero. — Aparte sé cuánto significa tu raza para ti, la valoras demasiado como para dejarle voluntariamente.

JungKook le regala una mirada fría a Jimin y el humano se encogió en su lugar. — En mi cultura, ahora que me uní a ti, se supone que debemos vivir en el planeta Vegeta y prometí cuidarte. No puedo exponerte a las humillaciones de la sociedad saiyajin... Aparte nunca me he sentido apegado a los demás habitantes de mi planeta.

— JungKook necesitas la guerra —Insistió, no le importaba presionar un poco más a su compañero. JungKook era especialmente indulgente con Jimin y el pequeño humano se aprovechaba de eso. — Está en tu ADN, tu raza se caracteriza por buscar la sangre. La paz y la tranquilidad no están dentro de tu forma de vivir.

Jimin miraba preocupado a su compañero, a pesar que sabía el desprecio que JungKook sentía por su propia raza, podía notar la melancolía cuando hablaba de su planeta de origen. Por más que JungKook quisiera esconder sus verdaderos colores, Jimin siempre lograba llegar a ellos.

— Ya hablé, Jimin, no soportarías un día en el planeta Vegeta, eres emocional y débil, sé de primera mano cómo es vivir ahí — JungKook se tensa. — Hoy mismo en la noche tomaré una nave y viajaré, volveré dentro de dos semanas.

Jimin mira a su compañero, sabía que no había forma de cambiar el pensamiento del saiyajin. JungKook era terco como una mula.

— ¿... Y si voy contigo?

— ¡No! — JungKook ruge con fuerza.

— Pero JungKook — Jimin se acerca a su compañero y posa sus manos en los brazos musculosos. Jimin sonríe al sentir como se relajaba. — Serán dos semanas y estamos recién unidos, no creo que sea buena idea separarnos ahora, aparte siempre he querido ver a la Reina, dicen que es hermosa.

JungKook mira a Jimin, durante un par de minutos se estuvieron mirando en silencio. Jimin puso sus mejores ojos de cachorro, mientras que JungKook mantenía su mirada fría como hielo. Ese era el momento ideal para apreciar la diferencia entre ambos, donde Jimin era dulzura y suavidad, JungKook era frialdad y dureza.

Pero entre los dos siempre uno salía victorioso.

— Está bien — JungKook suspiró.

Jimin chilló y se inclinó para dejar un beso casto en sus labios. — Gracias JungKook.

Una sonrisa lobuna se asomó en los labios de JungKook y rodeó con sus brazos la cintura de su compañero. — No viajaremos hasta la noche, por el momento planeo seguir disfrutando de ti.

El humano se sonrojó profundamente para la diversión de su compañero, pero antes que Jimin pudiera decir algo, JungKook ya lo tenía aprisionado contra el colchón.

Different planets →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora