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Y su rutina cambió. 

Ahora aparte de pasar todas las tardes juntos, antes de dormir JungKook lo iba a visitar durante la noche, Jimin dejaba abierta su ventana para JungKook y este sin falta aparecía, podía ser muy tarde o cuando recién se había ocultado el sol, pero se hacía presente. Jimin no entendía, pero para JungKook simplemente era como una manera de ratificar que el chico estuviera bien y fuera a descansar.

Desde la declaración de JungKook, cuando le confesó que había sentido ese tirón de compañeros con Jimin, ninguno de los dos volvió a tocar el tema. A veces Jimin creía que lo había soñado, pero sabía con certeza que había sido real. JungKook había dejado su tono duro por unos segundos y le había susurrado que él era quien le hacía sentir como un compañero.

Así que un día Jimin juntó su valor, el mismo que JungKook muchas veces le decía que le recordaba el orgullo de un saiyajin y lo besó.

JungKook había llegado en la noche como de costumbre, entró por la ventana y vio a Jimin esperarlo sentado en su cama, internamente sonrió al ver al menor y cuando se le acercó para escucharlo hablar, Jimin se apresuró a su lado y lo besó. 

En un comienzo pensó que iba a ser un simple abrazo aunque todavía no estaba acostumbrado al contacto físico sabía que para el menor era importante, pero cuando rodeo su cuello y junto sus labios, abrió los ojos con sorpresa.

Lentamente cedió olvidado su sorpresa y lo abrazó a él cerrando sus ojos. El pequeño roce era suficiente para hacerle distraer su mente por unos segundos, disfrutando del cálido cuerpo del humano apegado al suyo, recordando lo frágil y débil que era. 

A pesar de lo casto que había sido, realmente lo disfrutó y lo encontró lindo, pero tuvo que terminarlo ahí. Alejándolo con el más suave movimiento de su cuerpo, opuso distancia entre ambos.

— No... Eres muy joven — Frunció el ceño. 

— Pero pronto cumpliré 18 — Jimin lo mira suplicante. 

El menor sentía su corazón latir con fuerza, durante semanas e incluso meses se había preguntado cómo se sentirían los labios del hombre sobre los suyos, y ahora que los había probado de manera breve, quería mucho más y sabía que JungKook sentía lo mismo.

— Jimin, tengo veintisiete y soy un saiyajin, no puedo ser uno de tus novios que deshechas a la basura, si empiezas algo conmigo lo debes terminar — JungKook acentuó su ceño fruncido, a pesar de su imagen dura, estaba usando su voz más amigable. — No entiendes el significado real de ser un compañero.

— ¡Lo entiendo! — Rápidamente se tapa la boca con ambas manos con miedo de haber despertado a sus padres, al ver que no pasó nada, sigue. — Lo entiendo, sé que si decido ser tu compañero no hay vuelta atrás y lo acepto, realmente me gustas JungKook, me siento bien junto a ti y te he visto en todas tus facetas, no me asustas.

— Soy un saiyajin, no un humano débil.

Jimin quiso sentirse ofendido, pero entendió el punto. JungKook no era un hombre común y lo aceptaba. Así lo quería, tal cual era, con su rudeza y su brutalidad, con su ceño fruncido y sus gruñidos. Quería a ese saiyajin enfadado y lleno de ira.

— Te he visto matar y aún así aquí estoy, ¿no? He visto lo fácil que es para ti poder destruir a alguien, pero no lo haz hecho conmigo, me haz protegido y aunque no lo quieras admitir, te importo — Jimin se acerca hacia JungKook y toma una de sus manos observando la diferencia, con dos de sus manos apenas lograba tapar una del mayor. Donde las manos de JungKook eran callosas, las de Jimin estaban llenas de suavidad.

La diferencia le atraía y le fascinaba.

— Si realmente quieres esto, vas a esperar hasta que termines eso... A donde vas a aprender — Finalmente JungKook cedió, en el tiempo que conocía al pequeño humano se había dado cuenta que no era fácil poder negarle algo. 

— La escuela — Jimin responde con rapidez y JungKook asiente.

El tiempo que llevaba en la tierra, se había dado cuenta que cuando un niño dejaba la escuela era cuando se convertía en un hombre y significaba un hito importante en su vida. JungKook creyó que ese límite era lo más sensato.

— Si terminas la escuela y aún me quieres, te haré mi compañero — Fue su sentencia final.

Jimin sonríe brillantemente y siente que podía saltar en un pie de la felicidad al saber que tenía esa oportunidad, ser el compañero de JungKook lo entusiasmaba bastante. — Ya vas a ver que de verdad quiero ser tu compañero.

Different planets →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora