El Universo... Qué lugar tan extenso y lleno de sitios por conocer. Lleno de misterios y de leyendas a su vez, y ocupado por miles y millones de vidas conviviendo bajo las atmósferas de cada planeta.
Sin embargo, en uno de estos planetas, situado cerca del abismo Kaliano, vivía una única familia.
Esta familia la formaban el padre; capitán de pequeños barcos transportistas. La madre, quien dedicaba su tiempo principalmente a la granja y el huerto que cultivaban en aquel planeta, únicamente habitado por ellos. Y la hija de dicho matrimonio; Kiara.
Era una niña de unos 5 años entonces, pero poseía una belleza misteriosa cuya herencia no se conocía; con piel tostada y pecas, pero el cabello rizado y castaño con mechas de tonos más oscuros, y sus ojos, eran de un hipnótico color ámbar, que podría confundirse con el brillante sol que se escondía entre las montañas de aquel lugar.
Se podría decir que aquella familia era feliz, sin embargo, ellos tenían secretos; secretos que separaban al matrimonio y hacían que la mujer, tomase una actitud cada vez más mezquina hacia su esposo y hacia su pequeña hija, a quien le encargaba tareas impropias de su edad y a la que castigaba sin motivos por el simple hecho de existir y respirar.
Sin embargo, aquella niña, valiente y despreocupada, seguía las instrucciones de su madre por el mero hecho de intentar agrandarla, con la esperanza de que algún día, ella la abrazaría y querría.El tiempo pasó y la situación se normalizó. Hasta que, un día, tras un viaje de dos semanas por los misteriosos rincones de la galaxia, llegó el padre de Kiara a su horas dispuesto a dar la bienvenida a su querida hija a la que tanto adoraba.
- ¡Papá!- Gritaba la niña desde la distancia para correr hacia sus brazos
- ¡Mi niña!¿Cómo ha estado mi pequeña guerrera estos días?-
Ella, enseguida bajó de los brazos de su padre, y poniéndose un mechón de cabello en la cara sonrió. Pero su padre apartó ese mechón para mostrar un moretón en la cara de su hija.
- ¿Kiara qué te ha pasado?- Ella borró su sonrisa.
- Nada, no ha pasado nada-
Él tomó enseguida la mano de su hija y soltando sus cosas en la entrada de la casa fue directo al muelle del planeta en el que había un pequeño velero.
- ¿Papá, a dónde vamos?
- A visitar a una vieja amiga en Montressor- Contestó él- Creo que tiene un hijo de tu edad, tal vez podríais jugar mientras que yo hablo con ella-
Su hija tan solo sonrió, pero él se limitó a mirar hacia adelante pensando en que por fin le daría una mejor vida a su hija, aunque tuviera que romper su propia familia para ello.Cuando llegaron al planeta los ojos de Kiara se iluminaron. Ella nunca había salido de la granja, y la primera vez que salía se había quedado fascinada con el lugar.
- Vamos Kiara, no te quedes ahí- Su padre la tomó de la mano y juntos llegaron hasta una posada cercana.
Al entrar, un olor a sopa y vino fresco inundó la sala.
Percybal, el padre de Kiara, se situó en una mesa y comenzó a ojear el menú hasta que una señora de ojos azules y cabello castaño se acercó.
- ¿Puedo tomarles la carta?
- Buenas tardes Sarah- Contestó él
-Oh Dios mío Percy- Contestó ella elevando la vista hacia el hombre que le sonreía- ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo estás?
- Muy feliz de poder conseguir mesa en una de las mejores posadas del Universo- Contestó cortésmente.
Entonces ella giró la vista en torno a la pequeña que miraba por una ventana hacia ningún lado concreto.
- ¿Esta es...?
- Sí- contestó su padre- Kiara, te presento a Sarah Hawkins, una amiga de la familia.
- Hola- Contestó la pequeña con un tono tímido.
- ¿Y... Cuántos años tienes Kiara?
- Tengo cinco Señora Hawkins- Ante la respuesta de la pequeña, Sarah sonrió levemente.
- Vaya, pues resulta que mi hijo tiene la misma edad que tú, tal vez esté fuera jugando- Y con una seña de cabeza le indicó la salida a la niña, que miraba a su padre con un ligero rubor en la cara.
La mujer le sonrió y volvió su vista hacia el padre que le hacía señales con los ojos.
- ¿Kiara, puedes ir a jugar afuera? Tal vez encuentres alguna aventura de por medio- Ella asintió y salió por la puerta mirando extraña a su padre, quien ahora tenía una mirada seria y triste.-Sarah, como te dije por carta, necesito que acojas a Kiara en la posada Benbow, no puedo dejar que ella siga viviendo con su madre...
Por otro lado, la pequeña Kiara tomó un sendero pantanoso por el que caminaba entre las rocas hasta que oyó un pequeño ruido tras de sí.
- ¿Quién anda ahí?- Dijo con voz sonora - No te tengo miedo.
Hubo un silencio y de entre las rocas surgió una masa rosada y casi efímera con grandes ojos.
- Aaahhh!- Ella gritó del sobresalto cayéndose al barro.
Aquella masa se rió a lo que ella tan solo miró a su alrededor para reírse con aquel extraño ser y luego levantarse.
- Me has pegado un buen susto- Dijo ella sin esperar respuesta y prosiguiendo su camino.
Sin embargó seguía sintiéndose observada hasta que se giró y descubrió que aquel ser la estaba siguiendo.
- ¿Qué haces?- La nube rosada tan solo se movió hacia ella y dió vueltas a lo largo de su cintura provocándole cosquillas.
- No puedo llevarte conmigo, mi madre no aceptaría más mascotas- Entonces la nube pareció poner una expresión triste y conmovedora
- No por Dios, no pongas esa cara- Dijo ella sonriendo cuando un gran estruendo se oyó entre los árboles.
Kiara y su pequeño amigo corrieron hasta encontrar en el lugar del que venía el sonido a un chico.
Este era de piel algo más clara, con pelo castaño y ojos gigantes y azules.- ¿Estás bien?- Dijo ella acercándose al niño entre las sombras.
Este retrocedió, y miró con misterio hacia la persona que había frente a él.
- Sssi-
Ella redirigió su mirada hacia el objeto que había explotado hasta darse cuenta de lo que era y salió de entre los árboles para acercarse a eso.
- ¿Es un prototipo de tabla de surf solar? Es increíble-Dijo con entusiasmo - Yo nunca he tenido una, pero tiene que ser increíble montar en una de estas cosas- Miró hacia en tímido chico que le devolvía la mirada con asombro -¿Has hecho tú esto?
- S-si- Contestó él con un hilo de voz.
Ella, por otra parte, le miraba asombrada observando la complicidad del prototipo, impropio de un niño de su edad.
- Ah, es cierto, no me he presentado- Dijo ella tras un rato de silencio- Soy Kiara ¿Y tú?-
El niño se levantó del suelo, y sonrió mirando con sus brillantes ojos azules a la chica frente a él
-Soy James, James Hawkins
- Un placer- Contestó ella con una reverencia seguida de las risas de ambos.
La tarde se pasó rápidamente para los niños, que recorrían los pantanos del planeta Montressor seguidos de la nube rosa que se escondía tras Kiara para evitar ser vista por el niño que la acompañaba.
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El planeta del tesoro
FanficEl Universo, es un lugar extenso. Conocemos lugares como Montessor, la constelación del cisne, los puertos espaciales... Pero, esta historia trata sobre la leyenda que esconde este Universo, la leyenda del Planeta del Tesoro. Una aventura en la que...