Capítulo 2: Volver a casa

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Acababa de anochecer en el Planeta Montressor, y la posada Benbow se iba vaciando cada vez más hasta ser ocupada únicamente por una pareja de amigos que charlaban sobre un tema poco agradable para ambos.
- Espero que lo comprendas Sarah, ella no se tomó nada bien que le contara la historia- Dijo el hombre- Además ahora la ha tomado contra mi hija, y no puedo permitir que le haga daño, espero que lo comprendas, hoy será la última noche que pasemos ahí.
- Perfectamente, además, Kiara parece ser una joven muy dulce, seguro que se llevará genial con...-
Tras decir eso, la puerta de la posada se abrió violentamente dando paso a un policía que sujetaba a los hijos de ambos del brazo.
- Creo que esto es suyo- Dijo él con voz molesta
-James!
-Kiara!- Gritaron ambos antes de que el policía los tirase violentamente al suelo y les interrumpiera.
- Les han pillado colándose en una propiedad privada, si vuelve a pasar,no seré tan comprensivo- Y habiendo dicho esto, salió por la puerta dejando la posada en silencio con las risas silenciosas de los niños que se miraban cómplices.
-James Pleyades Hawkins ¿Qué hacías en una propiedad privada?- Regañaba su madre al niño que ahora tragaba grueso y se preparaba para una riña.
- Ha sido culpa mía Señora Hawkins- Dijo Kiara levantándose del suelo- No conocía este lugar y, se me ocurrió correr hacia aquel terreno, James solo me siguió y me pidió que volviéramos, no le hice caso-
Las caras de los otros tres en la sala se posaron en los ojos ámbar de la pequeña que acababa de dar la cara.
Poco después, el padre de la niña reaccionó levantándose de la mesa y tomando a su hija de la mano
-Volvamos a casa Kiara, es tarde
-Pero papá- Dijo ella antes de recibir una mirada fría de su padre y callarse para despedirse con la mano de los presentes.
- Nos vemos pronto Sarah, James...- Dijo él despidiéndose y saliendo por la puerta hasta llegar al velero que les llevaría a casa.
El trayecto fue silencioso, la pequeña se limitaba a observar el cielo pensando en todos los planetas que les rodeaban.
- Lo siento papá, no lo volveré a hacer- Dijo ella arrepentida tras un rato.
- No pasa nada Kiara- Le sonrió su padre- Está muy bien que hayas dado la cara por tu amigo, dice mucho de tí-
Esto provocó un brillo de emoción en los ojos de la niña, que sonreía a su padre.
- Papá, cuando sea mayor, quiero ser igual de valiente que tú- Dijo ella sin dejar de mirar el cielo- Y también quiero pelear bien, pero será difícil sí mamá no me deja salir a jugar- Rió.
- Ya eres valiente Kiara, me atrevería a decir, que más valiente que yo- Contestó él- Y tranquila, seguro que, tarde o temprano, te convertirás en una de las mejores guerreras de esta Galaxia-
La niña enseguida abrazó a su padre- Te quiero papá
- Y yo a tí Kiara- Dijo él mirando hacia el puerto de su planeta, al que habían llegado- Y yo a tí...
Al llegar, Kiara corrió hacia su habitación mientras que su padre ataba el velero.
Sin embargo, las sombras le acechaban, y al darse la vuelta, se topó con las sombras de grandes y viles piratas liderados por un gran monstruo negro de tres ojos que le apuntaba con un machete.
-Vamos muchachos, hoy tenemos jornada doble- Dijo mirando hacia su tripulación hasta poner sus tres ojos en el hombre que tenía enfrente- Primero nos haremos cargo de él, y luego iremos a por la niña-
Tras decir esto, Percybal, se abalanzó sobre estos provocando el bastante ruido como para que su hija volteara a ver la escena y se percatara del peligro.

Por su parte, la pequeña Kiara se escondió en un rincón de su cuarto hasta oír unos pasos entrando en su cuarto. Sintió auténtico pavor, hasta que descubrió a su madre.
- Mi niña- Le dijo con una voz sospechosamente dulce- Ven, hay que largarse de aquí-
Y tomándola de un brazo, bajaron las escaleras hasta llegar al granero y encontrarse, en la oscuridad de la noche, a las mismas sombras que atacaron a su padre, una de ellas, siendo iluminada por la luz de la luna, con unos notables tres ojos y un gigantesco cuerpo negruzco, fácil de reconocer; sería una imagen inolvidable en sus peores pesadillas.
- Ma-Madre- Dijo a duras penas- ¿Qué está ocurriendo?-
Ella, la miró con una mirada siniestra que despertó los sentidos de Kiara y la impulsó a soltarse del agarre de su madre y salir corriendo hacia el bosque que cubría la mitad del planeta.
Ella corría sintiendo los pasos de aquellas sombras que no identificaba bien tras de sí. En un momento de ventaja, logró esconderse entre unos árboles hasta que oyó los pasos cerca, en un momento, se oyeron más pasos todavía, seguidos de un golpe de espadas y gritos de guerra. En ese momento, Kiara aprovechó la confusión y corrió saliendo desde su escondite hasta que, la suerte le falló y acabó en un risco del que la única salida era una muerte segura.
Al girarse, la luz de las dos lunas que giraban en torno al planeta iluminó al grupo que la perseguía, liderado por un ser gigantesco, metálico: un cyborg.
Ella no pudo reaccionar, cuando iba a gritar ellos ya la habían metido en un saco y la habían arrastrado hasta su próximo destino, que, gracias a su madre, sería incierto.

El planeta del tesoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora