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—Te dije que la profecía era verdad. Todos estos años y todavía me subestimas– Aslaug mencionó con una sonrisa mientras sacudía la cabeza ligeramente.

—No todos los días ves dioses reales– Murmuró ya que parecía haber una bola invisible que se sostenía en los diferentes colores bloqueando el poder de los golpes a cualquier espectador.

Cuando Ragnar miró más de cerca, pareció que la bola invisible latía. Listo para estallar en cualquier momento y de repente lo hizo. Ráfagas de fuertes poderes volaron sobre todos y los tres dioses volaron desde la burbuja en la que parecían estar atrapados. Todos se deslizaron por la arena mientras aterrizaban en el suelo.

—¡Te mataré!– Gritas mientras apenas levantabas la cabeza y señalabas a Thor.

—¡No si te atrapo primero!– Thor gritó mientras básicamente hiperventilaba desde su lugar en el suelo. Él te señaló con el dedo y te envió un pequeño rayo.

—¡Pequeña mierda!– Gritaste sin aliento y lo golpeaste con tu propio maná plateado.

—¡Ambos cállense!– Loki gritó.

—¡Tú!– Thor y tú gritaron.

*

Un día después del duelo y te sentías más adolorida que nunca. Después de la pelea, se había comenzado una fiesta Thor, Loki y tú habían sido mimados como nunca antes.

—Qué tontos guardianes intermedios– Loki murmuró para sí mismo cuando ustedes tres obtuvieron su propio plato gigante lleno de diferentes carnes, verduras, pan y un gran tazón lleno de fruta. Por supuesto que lo comiste, pero también le dejaste a Thor y Loki. Después de hablar con muchas personas y molestarte por el hecho de que prácticamente te estaban adorando, te fuiste a la cama.

Cuando el sol de la mañana había brillado a través de tu ventana, suspiras y te estiraste. Te quedas unos minutos en la cama y luego decidiste levantarte y cubrirte el cuerpo desnudo con un vestido y luego una capa larga, roja y pesada con un pelaje grueso en el escote. Entonces te fuiste.

Así es como terminaste aquí. En medio del bosque, frío pero con el sol todavía brillando a través de las nubes, y un gran lobo blanco frente a ti y gruñendo.

—Shh– Dijiste mientras lo sostenías, agarraste la parte superior de tu falda y te agachaste –Ven aquí– extendiste tu mano.

Te acercaste y miraste al lobo a los ojos suavemente. Viste como sus ojos parpadeaban y sus pupilas se volvían más pequeñas. Su boca se cerró y de repente una mirada suave se extendió por su rostro y caminó hacia ti.

—Eso es– Susurraste cuando el lobo se sentó frente a ti y puso su cabeza en tu regazo. Lo acaricias suavemente y observas cómo él acaricia su cabeza con más fuerza sobre tus piernas –Tan esponjoso– Murmuraste para ti misma mientras pasabas la mano por su cuerpo.

Un chasquido atrapó tu atención y la atención del lobo. El lobo se levantó rápidamente y comenzó a gruñir de nuevo. Te volteaste y viste como Ubbe se acercaba lenta y cautelosamente.

—Está bien– Le dijiste al lobo y lo calmaste en poco tiempo –Vete a casa– Dijiste y el lobo se fue vacilante, pero corrió hacia el bosque.

—No quise entrometerme– Ubbe dijo mientras se paraba frente a ti.

—No es problema– Sonreíste y comenzaste a caminar por el bosque.

—¿Cómo hiciste eso?– Ubbe preguntó con asombro.

—Soy una diosa. Tú lo sabes.

—Por supuesto. Tendría que estar viviendo debajo de una roca para no conocer a la poderosa Eira, hija del Padre, Odin, diosa de la sanación, una protectora de la salud de sus guerreros y una valquiria muy feroz.

Le sonreíste mientras él te miraba.

—Está en mis habilidades tranquilizar a las criaturas y a las personas como también su resurrección, ya que también es posible para mí tomar cualquier forma de vida.

—¿Puedes cambiar de forma?

—Creo que las leyendas no te cuentan todo– te reíste.

—Creo que no.

Se han tranquilizado mientras ustedes dos se aventuraron en el bosque. Ubbe suspiró aliviado y se dejó caer contra un árbol. Él se echó a reír cuando intentaste hacer lo mismo y te tropezaste con una rama, pero se detuvo cuando sus ojos volvieron a tu cara.

—Eres muy hermosa. Pero, eso es obvio. Eres una diosa después de todo.

Tu cara se sonrojó al mirar hacia abajo.

—Sí, pero de varias maneras no soy tan bonita– Dijiste y lo miraste.

—¿Como es eso?– Ubbe preguntó y se movió para acercarse a ti.

—Soy una doncella escudera de Odin. Soy una protectora de los reinos. He peleado muchas batallas y he salido con cortes desagradables en mi piel. No es tan satisfactorio como tener una mujer con piel suave. Créeme, no soy tan bonita como te gustaría pensar.

Ubbe te estaba mirando con una mirada que no podías leer. Se acercó para que sus pechos se tocaran y se agachó para acunar tu mejilla.

—Eres la mujer más magnífica de la que han visto mis ojos– Tu respiración se había acelerado y tus ojos estaban ligeramente encapuchados mientras lo mirabas.

—Bésame, Ubbe Ragnarsson.

Lo sentiste inclinarse y sus narices se tocaron. Su mano se desliza alrededor de tu cintura y te da la vuelta sobre su regazo para que no lo mires, él está excitado, grueso y sobre tu trasero. Sus manos suben por tu túnica y tu respiración se contrae mientras empuja un dedo en tu coño.

Te levantas alejándote de él y virandote para ver sus ojos.

—Quítate la ropa– Te paras contra el árbol y lo ves desnudarse ante ti. Tus ojos lo observan rápidamente de pies a cabeza –Quiero montarte. Acuéstate– tú te pones a horcajadas sobre él.

Ubbe gime y sientes que se mueve contra ti. Una sonrisa aparece en tu rostro y él pone sus manos en tu cintura. Lo acuestas y comienzas a acariciarlo frotando el pre-semen desde su punta hasta su longitud y luego hacia atrás.
Una vez que está rígido, lo alineas para que ingrese y avanzas lentamente. Inhalas la sensación del tamaño de él mientras bajas más. Entonces sucede. Ubbe se introduce y se escapa un gemido.
Él tira de tu pecho hacia el suyo y te envuelve con las manos y te empuja una y otra vez. Estás sin aliento y casi destrozada jadeando y gimiendo cada vez que te folla.

Sus manos se clavan en tu espalda y había encontrado su ritmo. Él te embistió yendo profundo pero aún dándote la cantidad justa de fricción que necesitas para sentir esos temblores. Se ríe viéndote gemir y maullar.

—Eira, grita por mí– Él sonríe contra tu cuello. Su barba roza tu cuello y luego te levanta de él permitiéndote enrollar tus caderas sobre él. Sus manos agarran tu pecho y tira hacia abajo torciendo tus pezones hasta que grites –Más fuerte– Él sonríe volteándote sobre tu espalda. Las caderas de Ubbe chocan contra las tuyas. Te arqueas en el pasto y te alejas de él, pero él te empuja hacia abajo y te pasa la mano por el cuello.

—Grita de nuevo– Él sonríe empujándote al borde. Este orgasmo no fue como el último. Esto comenzó en la punta de los dedos de los pies y los dedos y atravesó todo el cuerpo –Eira, tu coño está muy apretado– Él dice con los dientes apretados susurrándote cerca.

Su mano se desliza sobre tu boca sofocando tus gritos.
Otro orgasmo te sube a la superficie, te acerca a él y te coloca sobre sus piernas para que puedas montarlo. Mueves tus caderas saboreando el ángulo y Ubbe se hincha dentro de ti.
Sorprendentemente, te besa enrollando tus caderas mientras te arroja su semilla.
Él gime, y te encuentras con ganas de más, pero una cosa está clara, Ubbe está cansado. Ambos caen rendidos en el pasto recuperando el aliento.

 𝑶𝒇 𝒈𝒐𝒅𝒔 𝒂𝒏𝒅 𝒗𝒊𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔 | Ubbe Ragnarsson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora