Lágrimas imparables corrían por tu rostro mientras veías el cuerpo de tu hermano navegar con un bote de ofrendas.
Una verdadera despedida vikinga.
La mano de Thor se apretó alrededor de la tuya cuando las flechas con fuego encendió volando más allá de ti y aterrizó en el largo bote.
Con cada llama que se extendía, sentías que tu corazón se hundía más y más, doliendo por tu hermano.
A medida que el bote navegaba más y más en el mar, ya no podías contener los sollozos que intentabas forzarte a ti misma a abandonar tu cuerpo tembloroso.
Girando enterraste tu cara con la túnica de Thor, dejaste escapar un grito desgarrador. Thor te rodeó con los brazos de forma segura y enterró la cara en tu hombro.
Sentiste como su cuerpo temblaba con sollozos callados y lágrimas calientes rodaban por tu cuello.
—Padre estaría orgulloso de él– Thor murmuró en tu hombro. Sollozaste y te alejaste de él.
—Sabemos que no hizo esto por padre– Susurraste cuando te volteaste y te alejaste de todos.
Ubbe observó en silencio mientras te ibas. Él solo quería abrazarte y traerte nada más que consuelo.
Justo cuando estaba a punto de perseguirte, atrapó a Natasha mirándolo. Una mirada de odio. Una mirada que él conocía demasiado bien y con un poco de renuencia decidió no ir tras de ti y, en cambio, caminó hacia Thor.
Natasha asintió para sí misma cuando Ubbe cambió la dirección en la que iba.
Tocando a Wanda en el hombro, señaló hacia la dirección en la que entraste.
Estabas arrojando todo lo que pudiste en un pequeño saco que habías encontrado cuando la puerta se abrió.
—¿Eira?– Preguntó Natasha cuando la sentiste deslizar su mano contra tu hombro.
Apenas miraste en la dirección de tus amigos te volteaste y agarraste tu espada, tu capa azul oscuro se balanceo contigo.
Empujando la espada en tu arnés, rápidamente comienzas a recoger otras cosas mientras las lágrimas nublaban tu visión.
—¿Qué estás haciendo?– Wanda preguntó mientras se arrodillaba a tu lado.
—Empacando para irme– Susurraste secamente.
—Wanda– Natasha murmuró –¿Puedes darnos un minuto?
Mirándote por última vez, Wanda asintió con la cabeza y se volvió, saliendo de la pequeña cabaña que habías estado llamando hogar durante unas semanas.
—Eira, mírame– Natasha susurró.
—¿Qué?– Preguntaste con amargura mientras girabas la cabeza.
El corazón de Natasha se apretó al verte. Grandes lágrimas cubrían tus mejillas, tus ojos estaban rojos y llorosos, tus pestañas habían sido humedecidas por la inundación imparable que provenía de los ojos.
—¿Estás segura que quieres irte?– Natasha preguntó, con un toque de dureza inquietante en su voz.
—La vida de mi hermano fue tomada aquí. Créeme, es el último lugar donde quiero estar.
—Sabes que eso no es lo que quiero decir– Dijo Nat casi regañándote.
—Entonces, ¿qué es Nat? ¡¿Qué quieres que te diga?! ¡Que no puedo irme porque he logrado establecer una relación con un hombre del que ni siquiera tienes la menor idea!
—¡No cambia el hecho de que está mal, Eira! ¡Tienes un esposo y estás con otro hombre!
—¡Nunca has conocido a mi esposo, Natasha! ¡No sabes quién es! ¡No sabes cómo funciona nuestro matrimonio, ya sea abierta o no! ¡No tienes ni idea de cómo es mi vida matrimonial y es muy ridículo que lo comentes!– Lloraste mientras lanzabas tus manos en el aire.
—Pero sé cuándo respetar a la persona con la que estoy. El hecho de que estes a siglos de distancia de tu esposo, no cambia el hecho de que estes casada, Eira. No puedes lanzarte a otros hombres solo porque él no está cerca. No está bien y así no es como eres tú– Natasha dijo en voz baja pero aún con amargura.
—Estoy segura de que Bruce diría lo mismo– Murmuraste, refiriéndote al momento en que Natasha había besado borracha a Sam justo en frente de Bruce.
Era la noche en que Tony había organizado una de sus infames fiestas en la casa penthouse de la torre. Nadie había estado en el estado mental correcto, ni siquiera Steve, ya que todos ustedes se soltaron y se fueron de fiesta más fuerte que nunca.
Era como si todo hubiera sucedido en cámara lenta. Un segundo, estabas luchando contra Maria sin siquiera molestarte en mirar en la dirección en la que apenas podías distinguir a Nat y Sam acercándose cada vez más.
El siguiente segundo las cosas volaron y un verde mezclado con el atuendo de Sam. Tanto daño había sido causado esa noche.
Afortunadamente, nadie había resultado herido, pero la tensión había llenado la torre por un tiempo. Desde entonces, las fiestas apenas habían sido mencionadas.
El recuerdo del incidente fue demasiado vívido. La posibilidad de que alguien se lesionara o matara era demasiado alta y nadie estaba listo para soportar eso. No con la cantidad de fuerza que tiene el grupo.
—Jódete– Natasha escupió cuando se dio la vuelta y salió de la cabaña, con pequeñas lágrimas en sus ojos.
Sabías que no había sentido nada por Bruce en mucho tiempo.
Demonios, incluso estaba cuestionando la relación cuando ella y Bruce estaban juntos. Ninguno de los dos sabía lo que estaban haciendo, pero todavía se habían preocupado el uno por el otro.
Te sentiste como una mierda.
Sabías que el incidente había quemado un agujero en su corazón y todavía era sensible al tema y, sin embargo, lo habías usado contra ella como una forma de justificar tus acciones. Definitivamente te sentiste más que una mierda.
Todo lo que podías hacer era suspirar y darte la vuelta para empacar tus cosas.
No podías esperar para dejar Kattegat.
El lugar y la gente te habían traído tanta alegría, pero el sentimiento miserable que te trajo fue suficiente para dominar cualquier pensamiento o sentimiento positivo, y con eso estabas decidida a regresar a Asgard lo más rápido posible.
Estabas planeando notificar a cada asgardiano sobre la muerte de tu hermano, si Heimdall ya lo ha hecho.
Solo un pensamiento plagó tu mente mientras arreglabas tu armadura.
¿Qué pasa si a Odin no le importa?
ESTÁS LEYENDO
𝑶𝒇 𝒈𝒐𝒅𝒔 𝒂𝒏𝒅 𝒗𝒊𝒌𝒊𝒏𝒈𝒔 | Ubbe Ragnarsson
Short Storylos tres hijos de Odin viajan en el tiempo a la era vikinga. +18 Crossover Vengadores x vikingos
