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Abrió los ojos ante el olor a canela y su propio aroma a miel.
Estaba en el sofá de la sala, todo estaba oscuro, aún así logró distinguir la silueta de Conway en el sofá individual.
-¿Superintendente?-.
-¿Que pasa? Nena-.
Trato de ponerse en pie, pero su cuerpo no respondía.
Cada Intento de ponerse en pie le cansaba más, hacia su cuerpo más pesado y su respiración más difícil.
Paró una vez empezó a jadear por el esfuerzo.
Noto como el alfa se ponía en pie y daba unos pasos hacia él.
-Eres un mariconetti-.
Le vio arrodillarse cerca suyo.
-Venga nena, sigue intentando-.
La cercanía del mayor le ponía nervioso, casi dio un salto cuando sintió la mano de Conway en su brazo.
-Me la pones inefable con esos sonidos, capullo-.
La voz del mayor se engrosó conforme decía eso, joder, esa voz le rebotaba en la cabeza y mandaba descargas de placer por su cuerpo.
-Conway, su voz me esta penetrando hasta el alma, joder-.
Trato de hacer una broma para aligerar las cosas, recibió una risa vibrante y profunda, nada que ver con la de joker que solía hacer.
-No solo el alma, omega, te voy a empotrar contra este puto sofá de mierda-.
Gimió y removió con deseo, amaba que se pusiera así, en su papel de superintendente, probablemente a otro le mandaría a tomar por saco por ese tipo de cosas, pero, joder con el papu.
Su ropa ya no estaba; fue alzado al vuelo y sentado sobre las piernas del superintendente.
Solo le hizo falta mirar a los ojos de Conway para comenzar a mover sus caderas sobre él.
-Venga, muñeca, monta hasta que me de la puta gana de marcar ese cuello, hasta que estés lleno y goteando-.
-C...Conway-.

Despertó cerca de la madrugada, suponía que eran las cuatro de la mañana; estaba muy acalorado, sentía su cuerpo cubierto de sudor y su vientre se retorcía causando dolor, abrió los ojos recalculando, estaba en su cama, vestido completamente y siendo abrazado por Conway, le tomó varios minutos de hacer memoria para confirmar que todo eso había sido un sueño.
Dejó salir el aire de sus pulmones para luego hacerse conciencia del problema en su parte baja, no solo tenía una carpa en su parte delantera, también sentía la parte trasera de su pantalón deportivo húmedo por su lubricación.
Se pasó la mano por la cara y resignado trato de salir de entre los brazos del alfa para ir al baño y quizá sumergirse en una tina de agua fría.
Tras retorcerse por unos cuantos minutos escapó del agarre del alfa, una vez en pie tiro ligeramente de su cabello, su cama y parte del pantalón de Conway estaban también húmedos, no quería liarse más, una cosa a la vez, primero se daría un baño y cambiaría y ya después vería que hacer.
Con las piernas temblando trato de recorrer el pasillo hasta el baño.
-Puto celo-.
Susurro para si.
-¿Necesitas ayuda, muñeca?-.

Canela y miel por error Donde viven las historias. Descúbrelo ahora