202%

6.5K 786 49
                                    

En cuestión de segundos Ivanov salto también hacia la mery, tomó del brazo a Segismundo y lo alzó sacándolo de encima del vehículo, lo dejó bruscamente en el suelo y haciendo uso de su experiencia como agente sacó un par de esposas colocó una en la mano del omega, quien al notar sus intenciones pateo y se removió hasta quitárselo de encima y tener campo libre para correr; y lo hubiese logrado de no ser por que en un abrir y cerrar de ojos Ivanov se precipitó a cerrar el otro extremo de la esposa en su brazo, prácticamente atándolos juntos.
-¡Pero serás gilipollas!-.
-Te ibas a ir, ibas a dejarme como un puto perro en la calle-.
-Ahora será culpa mía, no te jode-.
-Solo estaba jugando, no aguantas una mierda, típico omega-.
-¡A que te arranco el cuello, hijo puta!-.
Segismundo se abalanzó sobre el alfa, dando golpes y rasguños como podía, Ivanov no hacía más que recibirlos, no podía esquivarlos ni cubrirse, una de sus manos estaba atada a la derecha de segis y la otra trataba de alejar al menor.
Por muy pequeño o delgado que fuera, sus golpes dolían bastante, soportaba como podía mientras trataba de encontrara una manera de inmovilizarlo.
Tiro de su mano con la esposa a la vez que alzaba la cadera para desestabilizar al omega encima suyo; Seguismundo cayó hacia un lado, cosa que ivanov aprovechó para ponerse encima suyo, sostuvo las manos del menor y le mantuvo en el sitio mientras el otro terminaba su rabieta.
Se cansó tras unos cuantos minutos y dejó de removerse, respiraba agitadamente y tenía la cara enrojecida del esfuerzo.
-Ya está-.
El de suéter tejido solo hizo un puchero a la vez que rehuía de la mirada del alfa encima suyo.
El pecho de Segismundo se mantenía subiendo y bajando de manera rápida, ya no tanto por el arranque anterior; tenía al agente ivanov encima suya, a buena hora venía a su cabeza el sueño de la noche pasada.
Dejó que sus ojos recorrieran al alfa encima suyo.
Y trago grueso cuando conectaron miradas.
Por primera vez Ivanov se dio tiempo de mirar los detalles en la cara de segismundo, sus mejillas grandes y rojas, los labios rosas pálidos fruncidos en una mueca algo tierna y sus mechones de cabello cayendo por todos lados al tenerlo tan largo.
Suspiro embobado, perdiéndose en los ojos color café que le miraban con algo de recelo.

Canela y miel por error Donde viven las historias. Descúbrelo ahora