11º La llegada de Lady Catherine

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11º- La llegada de Lady Catherine

Durante la cena, el señor Bennet disfrutó de cada momento, tanto de las conversaciones con los adultos como de las monerías que hacían los pequeños. Se emocionó recordando cuando sus hijas tenían esas edades, como había pasado el tiempo, como habían crecido, y cuanto añoraba aquella época.

Una vez los niños hubieron terminado y se los llevaron a acostar, los adultos fueron al salón a seguir departiendo un rato más, y fue entonces cuando Lizzy se dio cuenta de que apenas habían hablado de su hermana Jane.

-Papá, antes apenas me has nombrado a Jane, ¿cómo está ella? ¿Está bien?

-Oh si, está perfectamente, sigue tan bella y encantadora como siempre- Le respondió sonriente- Creo que ella y yo somos los que más hemos notado tu ausencia.

-Yo también os he extrañado mucho- Le devolvió la sonrisa- Cuéntame, ¿ha habido alguna novedad? ¿Algo interesante que haya sucedido?

-¡Oh, por supuesto!- Exclamó- ¡Como no te he hablado de Jane no te lo he contado!

-¿El qué?- Preguntó preocupada.

-¡Jane está prometida!- Dijo por fin, dejando a su hija descolocada.

-¿Prometida? ¿Cuándo? ¿Con quién?

-Es un joven abogado, hijo de uno de los socios de tu tío Gardiner, que visitó el condado poco después de tu marcha- Le explicó su padre- Coincidimos en un baile y quedó prendado de tu hermana, y ella, al ir conociéndolo, dice que ha descubierto a un hombre muy amable y encantador.

-¡Cuánto me alegro! Con lo tímida que es Jane me ha sorprendido.

-Nos sorprendió a todos, la verdad- Continuó- Pero ella no ha sido la misma desde que te marchaste, es la que más ha notado tu ausencia de todas tus hermanas.

-Yo también la he extrañado mucho, tengo muchísimas ganas de verla.

-Pronto podrás hacerlo- Le comentó el hombre mirándola fijamente- Jane quiere venir a verte para tu cumpleaños.

-¿Para mi cumpleaños?- Abrió los ojos de manera exagerada al escucharlo- ¡Será maravilloso poder verla antes del verano!

Fitzwilliam prestaba atención a todo lo que decían en silencio, Georgiana y él estaban enternecidos por aquella conversación tan íntima entre padre e hija, disfrutando de la vivacidad y el brillo que desprendían los ojos de Lizzy desde que había llegado su padre.

Estuvieron hasta bien entrada la noche, hablando los cuatro de muchos temas, riendo juntos, disfrutando los unos de los otros. Cuando por fin decidieron retirarse, Lizzy se cambió de ropa con ayuda de su doncella mientras su marido hacía lo mismo en la habitación contigua, minutos después, Darcy se adentraba en la estancia con camisa de dormir, pero fue al sillón con algunas cartas en la mano que debía leer.

Viendo que él permanecía junto a la chimenea, se acercó y, colocándose tras el sillón, pasó sus brazos por el cuello de su esposo, abrazándolo con cariño. Fitzwilliam, al notar el calor de su esposa alrededor de su cuello, dibujó en su rostro una media sonrisa.

-Me ha encantado tu sorpresa- Le dijo mientras juntaba su rostro al de él y depositaba un beso en su mejilla- Ha sido maravilloso poder ver a mi padre.

-Adoro el brillo que he visto hoy en tus ojos- Respondió levantando una mano y acariciando uno de sus brazos- Verte de esa manera es lo que me hace feliz.

-¿Qué te ha parecido mi padre?

-Es un hombre muy agradable y comprensivo- Le dijo sin dejar de leer, pero también sin dejar de acariciarla- Me ha sorprendido la amabilidad con la que me ha tratado teniendo en cuenta nuestros inicios.

Matrimonio con hijosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora