10º La sorpresa

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10º La sorpresa

A la hora del té, Elizabeth descendió de la habitación y tras disfrutar de la merienda, acompañó a Georgiana y los niños a la sala de música. Darcy prometió volver en un rato junto a ellos, pero antes debía atender unos asuntos que no admitían demora fuera de la finca.

Sin que nadie levantara sospechas, Fitzwilliam tomó su caballo y fue por el camino principal, y cuando estuvo seguro de que nadie podía verlo desde la casa, se detuvo a esperar en el camino. Poco después apareció un carruaje que iba hacia donde él estaba, y que se detuvo al tenerlo delante.

Darcy se acercó a la puerta del carruaje, y al mirar en el interior encontró a un hombre canoso, de edad bastante avanzada, vestido con un traje sencillo pero elegante y un sombrero negro colocado sobre sus hombros. El caballero se quedó mirándolo con extrañeza.

-Buenas tardes.

-Buenas tardes- Le respondió el hombre desde el interior del coche.

-¿Es usted el señor Bennet, de Longbourn?

-Así es- Respondió desconcertado- ¿Con quien tengo el gusto de conversar?

-Mi nombre es Fitzwilliam Darcy, y soy su yerno- Le dijo, haciendo que el caballero se sorprendiera, saliendo del transporte de inmediato para poder ver al hombre que tenía delante como correspondía- Recibí su carta avisando de que venía a ver a Elizabeth y por ello he salido a su encuentro, quiero darle una sorpresa.

-Ante todo, permítame que lo salude como corresponde- Le tendió la mano- Y déjeme que le agradezca su carta, no sabe lo preocupado que estaba por no tener noticias de mi Lizzy desde hacía más de un año, aunque me gustaría que me explicara más a fondo lo sucedido.

-Por supuesto señor- Darcy le comentó todo lo sucedido, tanto lo bueno como lo malo, esperando que comprendiera lo que realmente sentía por su hija. También le contó lo ocurrido con Wickham y con Collins, viendo como el hombre se escandalizaba- Las deudas están pagadas y olvidadas y Collins ha recibido lo que se merecía por manipular a Elizabeth.

-Mi pobre niña, ¿cómo pude entregársela a un ser tan despreciable como Wickham? ¿Cómo no me percaté de sus mentiras?

-Ese hombre era un experto engañando a la gente, se lo aseguro, muy pocos son capaces de verlo como es- Lo consoló- Y puede estar tranquilo de que al menos a ella la trató bien- Eso pareció apaciguar un poco el desconsuelo del hombre.

-Ese desgraciado la dejó a merced de tipos como Collins- Sus ojos se cargaron de lágrimas- Mi único consuelo es saber que ha encontrado a alguien que la aprecia y la valora realmente.

-Cuando nos casamos no era mejor que esos hombres, señor Bennet, como ya le he explicado, mis intenciones al desposarla no eran muy honorables.

-Señor Darcy, casarse sin amor y yacer con su esposa no es ningún deshonor, de hecho es lo más común, eso no le hace un mal hombre- Le dijo el anciano con calma y seguridad- Mi matrimonio también fue de conveniencia, y aunque he aprendido a apreciar a mi esposa, puedo asegurarle que jamás he llegado a amarla realmente- Le confesó haciendo que Darcy se sintiera un poco mejor- Y con respecto al otro motivo, a pesar de ello usted la trató bien, quizá no en los mejores términos, pero no la golpeó ni le propinó un trato denigrante, y por lo que me ha comentado y puedo apreciar, usted la ama, así que tampoco debe darle más importancia, si ella le ha aceptado yo no tengo más que decir.

-Es usted muy amable, señor Bennet- Le dijo, realmente impresionado de lo bien que se entendía con aquel caballero- Y ahora, ¿qué le parece si continuamos hasta Pemberley?

Matrimonio con hijosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora