12º Enfrentamientos

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12º- Enfrentamientos

Desde la puerta Lizzy observó como aquel hombre del que se había enamorado, había ignorado por completo sus palabras y había castigado a su hijo, era cierto que apenas eran unos azotes, pero el pequeño no entendía el motivo, pues no había hecho nada para merecerlos. Al pensar en cómo había decidido imponerse a ella, tan solo por complacer a su tía, le hizo sentir una fuerte opresión en el pecho.

Sin decirle nada, se apartó de la puerta y se alejó de allí, no soportando mirarlo. Le había decepcionado completamente, y se sentía engañada. Apunto de llegar a las escaleras, notó como la tomaban del brazo y la giraban, topándose con la mirada azulada de su marido. Con esfuerzo y decisión, colocó las manos sobre el pecho de su marido y lo apartó de él con brusquedad.

-No te atrevas a ponerme un solo dedo encima después de lo que has hecho- Le dijo con pesar- Espero que estés contento, en un solo gesto has roto todo lo que habíamos conseguido durante estos meses.

-¿Qué quieres decir?

-Qué no voy a perdonarte lo que le has hecho a mi hijo- Le comentó cargada de pena- Has puesto por delante de Erick la rabieta de una mujer maleducada y caprichosa, y eso es algo que no pienso tolerar.

- Pero Elizabeth...

-¡Nada de peros! ¿Debería haber castigado físicamente a Claire cuando sucedió lo del broche? ¿O tras el incidente del pozo?- Darcy la miró mientras notaba como su rostro perdía todo el color- Con ella no pensaste en un castigo de este tipo a pesar de que si era culpable, y sin embargo, a mi hijo, que tan solo tiene un año, lo has golpeado por defenderse de esa horrible mujer... Eso señor mío tiene un nombre.

-¿Hipócrita? ¿Me estás llamando hipócrita?

-Así es, y ahora, si me disculpa señor Darcy, me retiro a mis aposentos de los que no saldré hasta que las visitas se marchen- Le comunicó dándole la espalda dispuesta a subir.

-Esta noche hablaremos con calma, estoy seguro de que podremos solucionar esta situación.

-No se moleste en venir en mi busca esta noche, pues mi puerta se hallará cerrada- Le informó- No tenemos nada más que decirnos.

-Por favor, Elizabeth, podemos solucionarlo.

-No veo como- Se apartó de él comenzando a subir- Mientras siga pensando en complacer a su tía, me temo que no tenemos nada más que decir- Y se marchó dejándolo allí, desolado y atormentado.

Una vez llegó a su habitación, le indicó a su doncella personal que cuando los niños estuvieran listos, los subiera a cenar con ella, indicando que cenarían todos allí. La mujer obedeció sin rechistar, extrañada de la petición de su patrona, pero sin cuestionarla.

Mientras, Darcy fue a su despacho, intentan procesar lo ocurrido. Durante toda su vida siempre le habían dicho que lo más importante era el protocolo y la jerarquía social, eran dos cosas incuestionables, y siempre se había regido por ellas, intentaba ser justo con todo el mundo, pero respetando aquellas dos directrices, sin embargo tras la conversación con su esposa empezaba a pensar que, aunque si debía tenerlas en cuenta, quizá no debía basar todas sus decisiones en aquellas premisas.

Empezó a pensar en todo lo sucedido desde que su tía había aparecido, y la verdad era que su actitud no era muy conciliadora al llegar, pues hasta se había metido con su matrimonio y ni lo había notado. Y ahora que lo rememoraba, comprendía que Elizabeth estuviera molesta por el trato que la mujer le había dispensado al niño.

Aun así, pensaba que el castigo había sido simbólico y no era para que su mujer se hubiera tomado las cosas tan a la tremenda, y esperaba que en un par de días se le pasara el enfado. Con la esperanza de poder solucionarlo, pensó en cómo abordar a su tía y hacerle ver que debía medir sus palabras sin que se sintiera ofendida. Cavilando estaba cuando llamó a la puerta el coronel, adentrándose en el despacho.

Matrimonio con hijosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora