Capítulo 1

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El olor a comida y un llamado a la puerta lo despertó de golpe, abrió la puerta y una de las servidumbre le dijo que la cena ya estaba lista.

Johnny solo dijo, que ya estaba de ida. Después de ponerse algo mejor o de la poca ropa que compraron en el camino de ida a Inglaterra. Se fue directo al comedor, bastante lujoso, quizás un poco más de lo que era su casa antes.

Se sentó, y la comida ya estaba en la mesa, empezó a comer, hasta que notó que Diego no estaba, para luego preguntar — ¿Y Diego? — pregunto, más que nada porque era extraño.

— El Señor Brando salió a una reunión. — dijo, una de las chicas que se quedaba para alzar los platos.

— Ya veo. — no quería preguntar mucho, pero aún así, tenía curiosidad a que clase de reunión iría, no se fiaba mucho, aunque ya el otro demostró que si lo era — ¿A qué hora llegará? — pregunto otra vez.

— Quizás mañana — dijo la misma chica, con total tranquilidad, como si fuera algo normal que el dueño de casa le gustara salir toda la noche.

— ¿Se va para embriagarse? — una pregunta muy directa, pero mientras comía era mejor que estar en silencio.

— No, normalmente el Señor Brando, sale para tener negocios — respondió.

— ¿De noche? — eso era sospechoso, y la verdad la respuesta no era ni menos de eso.

— Si. — respondió la chica, un tanto nerviosa, como sabiendo que hacía en esos negocios.

Pero para Johnny eso era muy, pero muy sospechoso y toda la confianza que tuvo en el vieja de ida, se estaba esfumando. Pero para la suerte de la poca confianza que aún tenía Johnny, la chica miró hacia los lados, esperando que nadie más escuche lo que tenía que decir, y eso hizo que Johnny esté atento.

Tratando de hablar bajito, la chica habló — No debería decir de esto, del Señor Brando pero — volvió a mirar a los lados — El señor Brando tiene una amante, es una mujer de 30 años, familia casi cercana de la familia real. — y otra vez miro a ambos lados, esperando que los demás de servidumbre se enteren que estaba chismoseando — Por eso es que el Señor Brando, sale de noche, se dice que puede que ya estén saliendo. — le dijo, con más soltura, para Johnny este no era el tipo de noticia que esperaba, es más no lo estaba esperando — También se dice que el Señor Brando le quiere proponer matrimonio, pero ese rumor lo sabe más el amo de llaves de la casa — le dijo la chica, mientras volvía a su posición de servidumbre debido a que escucho unos pasos acercarse.

Ambos voltearon a ver, Diego estaba llegando, y los pasos era el amo de llaves, el cual estaba por abrir la puerta. Y ahí estaba Diego, muy fresco llegando a casa como si nada, realmente Johnny no pensó que Diego hiciera esas cosas, y ahora que pensaba, y por la información proporcionada, aquella mujer debe tener mucho dinero.

— Estoy oliendo comida — dijo muy sereno y contento, mientras se sentaba en la silla donde se debe sentar el anfitrión. — Y Johnny dime, ¿Qué tal la comida?, tengo muy buenos cocineros. — Le dijo, mientras esperaba la respuesta de este otro.

Por otro lado en la cabeza de Johnny estaba aún esa información que sabía, y pensaba que quizás por ello Diego siempre llevaba cuello alto en su ropa, como en ese momento. Y entonces noto algo. — ¿Te bañaste? — le pregunto, mientras la chica la cual traía los platos de comida, se veía muy atenta, mientras servía la comida a Diego.

El otro solo miro a los ojos de Johnny como diciendo, que no respondería a esa pregunta. Entonces se llevó un bocado se la comida, mientras que Johnny aún seguía ahí esperando la respuesta de su pregunta. Y eso hizo que Diego detenga su alimentación. Luego miro a la chica la cual estaba algo tensa, y miro a Johnny. — Supongo que quieres saber algo — dijo, como si supiera de que hablaban. Solo miro un asentimiento de Johnny. Y Diego solo respondí de forma clara y concisa. — Si. — dijo, dejando bastante insatisfecho a Johnny y como no, a la chica de los platos. Pero Diego siguió — Si, me fui a coger. A pasado un buen tiempo desde que no lo hago. — esto, dejo a la chica de los platos bastante nerviosa y avergonzada, por la información nueva, y más aún cuando lo tenía de primera mano, mucho antes del amo de llaves. — Por cierto, tu siempre andas amargado — le dijo Diego a Johnny — Yo digo, que te falta coger un poco, total estoy seguro que antes no sentías o no podía hacer nada en silla de ruedas. — Con esas palabras se pudo ver como la cara de Johnny ardió de vergüenza e ira. — No es necesario que te enojes, si lo que digo es verdad — le dijo, mientras se veía que Diego ya había terminado de comer — Por cierto, tu comida se enfrió — le dijo, mientras apuntaba al plato de Johnny.

Este otro miro su plato, y luego escucho como Diego se levantaba de su asiento. No sabía como responder a toda la información tirada de un solo latigazo.

— Recuerda dormir bien — Dijo por último Diego, antes de irse. Dejando a Johnny con su comida fría y a la chica de los platos con ganas de ir a la cocina para hablarles a todos sobre el chisme nuevo.

— Tu igual — dijo Johnny mientras desviaba su mirada a otro lado, después de todo Diego seguro ni escucho eso. Así que solo se levantó, después de todo el hambre se le pasó y mañana habría desayuno.

Para cuando se estaba alejando del comedor, pudo escucho como la chica de los platos, se fue corriendo a la cocina. Y solo sabía que todo lo que escucho se lo diría a los demás.

El viudoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora