Capítulo 7

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Los siguientes días eran lo mismo, solo desayunaba con Diego, y luego este se iba antes del almuerzo, Johnny no había practicado, y la fiesta era en una horas.

La ropa estaba ahí, nueva, sin ninguna imperfección, sus zapatos nuevos, lo cual Johnny pensó antes de entrar a bañarse.

Diego lo estaba evitando o porque este no hablaba mucho en el desayuno y se iba casi corriendo de su propia casa, a veces Johnny quedó a medio desayuno, mientras que Diego a veces parecía que se estaba tragando el plato, se despedía y se iba, dejando todo el día, hasta el siguiente desayuno.

Johnny le dolía pero no le decía nada, está no era su casa, solo era un invitado más, y Diego podía irse si quería.

Tomo el baño demasiado lento, sintiendo la calidez del agua, mirando el amplio techo que le cubría, observó el espejo el cual se encontraba delante de él, recordando cosas que ahora mismo no debía.

Empezó a salir del baño, tomando la toalla y secándose, seco su pelo y luego tomó otra toalla más para tenerla en su cabello. Suspiró con cansancio no quería salir, después de todo conocería también a la futura esposa de Diego. Y eso nada le animaba, es más le desanimó mucho, lo cual hizo que se metiera en la cama, no sin antes tomar una bata y ponérsela.

Se tapó entre las cobijas y trato de que el sueño vuelva aunque sea un poco, lo hubiera logrado pero la puerta se abrió de golpe y la voz de Diego se hizo presente.

— Pensé que ya te habías cambiado, pero veo que no — se paro a observar el traje — no te gusto — hablo, mientras tomaba la prenda entre sus manos, Johnny no expresó palabra alguna.

Por otro lado Johnny solo se tapó más  de pies a cabeza, tratando de evitar la mirada del otro, no se sentía muy seguro más aún cuando el otro le había evitado en los últimos días.

Un suspiro de parte del otro se escuchó — Lo siento — Dijo Diego — No sé que te hizo enojar en estos días, pero si fue mi culpa, te pido perdón — dijo sentándose en la cama esperando unas palabras de Johnny.

Por otro lado, el Joestar debajo de las sábanas se sintió sorprendido, entonces Diego no se enojó con él, sino que pensó lo contrario, se destapó cuando sintió que Diego se levantó de la cama, y sus pasos parecían dirigirse a la puerta — Diego — dijo mientras se destapaba por completo, el nombrado estaba a nada de tocar la perilla, había volteado su mirada para ver a Johnny.

— Pasa algo — sus palabras no eran pregunta, sino que el tono denotaba saber que explicación seria para el 'enojo de Johnny'.

Este no hablaba, eso parecía solo movio su mano, haciendo que Diego vaya de vuelta donde Johnny, este salió un poco de entre las sábanas, y se sentó en la orilla, para luego indicarle a Diego que también se siente a su lado. Y Diego hizo caso, sentándose a su lado, esperando algo, para saber evitar algún otro momento incómodo como lo que pasaron en esos días. Más lo único que vió y también sintió fue un brazo.

Johnny lo estaba abrazando, y no parecía querer soltarse, se mantuvo ahí, Diego podía oler el jabón que este había utilizando para bañarse, al igual de como la toalla que estaba agarrando el cabello de Johnny se retiraba de apoco, pero Johnny no hablaba, hasta que Diego también le abrazó, mientras sentía el cabello corto y húmedo de Johnny en su nariz, no iba a negar que el Joestar tenía un buen olor.

— Debiste quedarte — le dijo Johnny — ahora no sé bailar — y se escuchó una ligera risa de su parte, Johnny estaba riendo, luego sintió que este se estaba separando, no sabía realmente Johnny que es lo que había hecho, o que hizo para que Johnny estuviera contento, porque vió en sus rostro que estaba muy tranquilo, y quizás era la sonrisa de este que le hizo pensar que estaba contento.

Diego aún se quedó mirando esperando alguna queja de Johnny, este otro solo se atrevió a acomodar su propio cabello, mientras veía el traje que se pondría. Por lo menos sabia que pasaba nada malo entre él y Johnny, y la fiesta podría ir bien.

— Damelo — le dijo, por el traje que aún estaba Diego agarrando, se lo entrego, se levantó de la cama, y fue sacándose la bata que llevaba consigo, quedo a medias, ya que recordó no llevar nada más, haciendo que fuera al armario donde se encontraba la ropa interior, tomó la prenda interior y se la puso, para por fin quitarse toda la bata, se acercó de nuevo a la cama donde estaba el traje, y le habló a Diego, quien solo le seguía con la mirada, — No podré bailar en tu fiesta — le dijo, poniéndose los pantalones, dándose cuenta que ese tipo de ropa le quedaba muy bien — quizás — siguió hablando — solo podré bailar contigo — le dijo, colocándose la camisa, para abotonarlo uno de a uno en frente de Diego, Johnny no lo decía y tampoco se daba cuenta ni él mismo, pero algo en el interior le decía que actuar así significaba que trataba de seducir, en este caso a Diego.

Por su parte Diego, estaba pensando en como ayudar a Johnny, la verdad es que la poca habilidad del otro al bailar era casi nula, el único momento en donde baila casi bien, era cuando Johnny estaba siendo guiado, pero ese era la parte mala ese paso debió aprenderse Johnny para guiar a una chica, pero no lo hizo, y Johnny solo sabía quedarse quieto y ser dirigido, más la idea de que solo baile con Diego sería muy mal visto, a no ser que una excusa sea inventada, fue ahí donde pensó en algo, debía mostrar a Johnny en la sociedad de gente poderosa, su prometida había invitado unos cuantos políticos extranjeros, los cuales ayudarían mucho para que el Joestar obtenga asilo político, y volverse 'el protegido porque se casó con la hija de algún político'. — Creo que se puede — le dijo a Johnny, el cual le miro con cara de sorpresa, — ¿Porqué no te haces pasar por mi hermano menor? — Johnny estaba a nada de desfallecer por aquella idea. — Decimos que somos de padres diferentes, que mi padre murió y mi madre... — se cayó un poco, solo era una mentira piadosa, pero involucrar a su madre era algo que no le gustaba, aún así siguió para ayudar a Johnny — se casó con tu padre, aunque no necesitas nombrarlo, solo digamos que eso paso — le dijo, mientras se levantaba, y el Joestar tenía puesto a medias su chaqueta, Diego se acercó y se lo acomodó, ayudándolo para abotonarselo, — No es mala idea, creerán que siempre fuimos buenos hermanos — al tener la ropa bien puesta, Diego le abrazó, sino fuera por eso Johnny hubiera dado una bofetada a Diego sin ningún aviso, el motivo, Johnny recordó a Nicolás, algo que había enterrado hace mucho. Pero el calor de Diego lo calmó.

— No lo hagas, no necesito bailar — respondió Johnny, ya estaba animado, pero otra vez se desanimó, se preguntaba porque se sentía así, tan confundido con todas las cosas a su alrededor.

Pudo sentir que el abrazo se apartó, y Diego lo tenía de frente, la extraña mirada de Diego, había algo extraño en todo esto, quería pensar que solo se debía a la soledad que sentía y el Brando llenaba con 《amistad》esos huecos. — Johnny — la voz de Diego sonaba calmada, más los insistentes ojos del otro, que le obligaban a que permanezca cerca y mirándole solo a él, Diego siempre fue atractivo, no lo iba a negar esta vez, los años no pasaron por nada en él, una mirada seductora que pocas veces utilizaba, y una voz que estremecía hasta a la persona más dura — Quiero que tengas una vida tranquila — le dijo, manteniendo aquella voz — sé lo que viviste, este cerca, pero apenas y si podía acercarme a ti — no soltaba la mirada del otro, es más Johnny tenía la certeza de que quizás Diego estaba más cerca de él o ¿era al revés? — No desperdicies esta oportunidad — le dijo, y soltó el agarre que tenía en Johnny. Pero los ojos de ambos se encontraban muy cerca.

La diferencia entre ambos se notaba, el olor, el color de ojos, unos centímetros separaban la altura entre ambos, pero no era tanta, sino lo suficiente para evitar que Johnny bese a Diego en ese momento.

La llamada de una sirvienta sacó a ambos de ese momento extrañamente hipnótico, aunque no sabían cuál de los estaba deseando que ocurriera algo más.

Diego fue el primero en moverse, se acercó a la sirvienta diciéndole que ya iba. Por lo visto los invitados estaban por llegar, miro a Johnny el cual solo dijo — Ve, yo iré cuando me ponga los zapatos — Diego asintió, y se fue, debía estar primero que nadie.

La puerta se cerró detrás de Diego, dejando a Johnny solo, pero esta vez, sintió que su rostro estaba empezando a ponerse caliente, al fin se había dado cuenta de lo que quería en ese momento, 《Besar a Diego》ni es sus sueños más locos se le pasó por la cabeza, antes ni la idea le entraba, y ahora hubiera deseado que Diego hubiera acercado un poco más los labios a los suyos, solo un poco, para sentirlo por primera vez.

Miro sus zapatos y trato de calmar sus pensamientos, solo esperaba que esos pensamientos sean deseos y no porque realmente le gustaba Diego.

El viudoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora