Te extrañe.

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Capítulo 34

Alina

El helicóptero terriza en una enorme mansión que mas bien parece una fortaleza enorme, salgo del helicóptero y el copiloto me acompaña hacia el patio trasero de la mansión, cuando llego Cristian me esta esperando sentado en una mesa para terrazas que hay aquí.

Cristian: Principessa, que bueno que aceptaste mi humilde petición a cenar.

Alina: Dejate de estupideces Cristian.

Cristian: ¡Que grosera te has vuelto! Seguro tiene que ver con las personas que te juntas ahora.

Alina: Nadie es peor que tú.

Cristian: Me alagas, pero ya dejémonos de asuntos triviales y vamos con las cosas importantes. Nuestra cena de reconciliación.

Alina: ¡¡¡¿PERDÓN?!!!

Cristian: La mucama te guiara a tu habitación, te compre un hermoso vestido que quiero que te pongas, cuando estés lista vuelve aquí te estaré esperando.

Alina: No tienes idea de cuanto te odio.

Cristian no se inmuta, solo me guiña un ojo y me sonríe como un niño travieso.

- Sígame, señorita.

Dejo de lado mi ira por un momento y sigo a la señora, me guia por unas enormes escaleras y seguimos caminando por un larguísimo pasillo el cual no parece tener fin hasta que de repente se detiene delante una de las muchas puertas, saca unas llaves de su delantal y la abre para mí.

- Todo lo que necesita está en la habitación, pero si necesita ayuda con algo toque el botón que esta al lado del espejo y alguien vendrá para servirle en lo que necesite.

Esta pobre mujer no tiene la culpa de lo que me está pasando así que me comportare adecuadamente con ella.

Alina: Gracias.

Ella solo asiente, cierra la puerta y se va. Comienzo a explorar la habitación, en la cama yace el vestido que Cristian compro para mí, es hermoso y lo vería de otra manera en otra situación, es un vestido largo con corte sirena color rojo pasión y un escote algo pronunciado para mi gusto.

Dejo de darle largas al asunto, entro al baño me doy una corta ducha y cuando salgo me pongo el vestido, pero no me esmero en arreglar mi cabello o maquillarme ya que solo iré a ver a Cristian. Salgo de la habitación y sigo el camino que memoricé cuando la mucama me guio hasta la habitación, aunque no fue nada fácil por lo enorme que es la casa, pero aun así pude volver al jardín trasero.

Cristian: Bella come sempre.

Cristian se acerca a mi con intensiones de besarme, pero giro mi cabeza para evitar el contacto, aunque no me sirve de nada porque decidió a no recibir mi rechazo así que toma mi nuca y me obliga a juntar mis labios con los suyos, para que entienda que no lo quiero cerca le doy una mordida con toda la ira que llevo acumulada y Cristian comienza a sangrar.

Cristian: Creo que tendré que hacerte entender que no puedes agredirme, así que hagamos algo, cada cosa que me hagas a mí, cada golpe, cada marca que me hagas, tu bello durmiente recibirá una igual. Y quien sabe, tal vez a él le vaya peor.

Alina: ¡¿Qué no te basta con todo lo que has hecho?!

Cristian: ¿Yo? No e hecho nada, todo esto lo has hecho tu querida Alina, tu fuiste quien me rechazo por ese pequeño bastardo.

Alina: Deja de referirte de esa manera al hombre que amo.

Cristian: ¿el hombre que amas? Y ¿si ese hombre dejara de existir de una vez por todas? ¿se convertiría en el hombre que amaste? Pero ya no puedes hacerlo porque ya no está.

Tramposo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora