Inuyasha no quiere aceptar la noticia que Kagome le ha dicho. Los recuerdos desu niñez lo golpean y daña en el proceso a su esposa.
Al mismo tiempo un viejo enemigo de su padre aparece y complica más las cosas.
¿Podrán sobrevivir?
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Inuyasha siento un dolor insoportable en su mano derecha, la cual fue la que lanzo la espada para impedir que impactara contra Rin, la consecuencia fue que Shin le lanzo una cuchilla. No entendía que tenia esa arma pero solo pudo tratar de aguantar el dolor para ayudar a su hermano contra ese enemigo.
-¡Inuyasha!—Sango lo miro preocupada, se ve muy mal su amigo.
-Estoy bien. —Le responde con una pequeña mueca. —Presten atención.
Miroku asiente con la cabeza y mira al demonio que solo está sonriendo ante toda la situación. Se han enfrentado con enemigos sumamente poderosos, Naraku es un ejemplo claro, sin embargo en este momento cada uno siente un temor más fuerte que antes; ahora que tienen una familia formada y un futuro deseado es más la carga en sus hombros.
Sesshomaru lanza el primer ataque, su espada impacta contra la de Shin y los dos se miran desafiantes, ninguno se doblara por el otro.
Kagome miro todo desde su posición, los niños de sus amigos se encuentran detrás de ella tratando de no mirar porque sus papás le han dicho que son cosas malas que los ellos no deben de ver pero el ruido y el rugido del gran señor Sesshomaru es de miedo.
-Todo estará bien. —Les dice a los pequeños, las gemelas tienen cerrados los ojos y al pequeño Komori le cubren sus ojitos con sus manos, la imagen es tierna y cálida para la sacerdotisa. —No se preocupen, aquí estoy con ustedes.
Toca su vientre aun plano, aunque no puede pelear como sus amigos y esposo, está en una batalla justo ahora con los niños. Y no esta dispuesta a perder cuando un ser esta viviendo dentro de ella.
-¡Garras de acero!—El grito de esposo la saca de sus pensamientos, levanta su mirada de su vientre y mira al frente, Inuyasha está atacando a Shin que trata de cubrirse de los ataques de los hermanos.
Sesshomaru esquiva un ataque del enemigo de su padre, mientras que Inuyasha lanza viento cortante con furia. Shin no es lo suficiente rápido para impedir que ese ataque lo toque y termine con múltiples cortadas en su cuerpo.
-¡Bastardo!—Grita furioso, no es posible que un simple Hayou lo haya tocado y peor aún, lastimado.
Sango y Miroku están atrás de los hermanos procurando de cubrir a Kagome y los niños, ningún ataque los sorprenderá para que lastimen a sus seres queridos... Aparte son simples humanos que no le pueden hacer enfrente, o al menos lastimar significativamente al enemigo, como Inuyasha o Sesshomaru.
-Kohaku debe estar cerca de la aldea. —Dice Miroku sin despegar la vista de la batalla frente a él. —Podrá escuchar todo esto y venir.
-No deseo que mi hermano se involucre en asuntos tan peligrosos pero. —Suspira la mujer. —Sabemos que lo hará.
Los dos humanos dejan de hablar cuando notan que Inuyasha es lanzado a una roca con mucha fuerza y su mejor amigo tose sangre, eso fue la señal para que corrieran hacia él rápidamente con el corazón en la mano.
-¡Inuyasha!—Gritaron con horror.
-Te dije que ningún hibrido me humillaría. —Shin baja su pierna tranquilamente.
