C A P Í T U L O 11

883 66 6
                                    

¡Perdón porque deje mucho tiempo abandonado este fic!

¿Han sentido ese miedo que te paraliza por completo? Uno que te hace temblar ante el pequeño roce del viento con tu cuerpo y que te hace llorar como un niño pequeño porque temes mirar lo que sucederá después y aunque quieres apartar la mirada para...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Han sentido ese miedo que te paraliza por completo? Uno que te hace temblar ante el pequeño roce del viento con tu cuerpo y que te hace llorar como un niño pequeño porque temes mirar lo que sucederá después y aunque quieres apartar la mirada para no afrontar lo que sucederá, no puedes evitarlo y tu mirada esta enganchada en esa escena.

Inuyasha está sintiendo ese miedo por primera vez en su vida, no negara que antes tuvo miedo pero lo pudo afrontar como un gran guerrero pero ahora... Oh vaya, ahora solo quiere llorar.

-T-Todo estará bien. —Le dice a su esposa, su pose no es tan confiada como quiere demostrarlo pero reza para que Kagome no lo note.

El agarre del enemigo se hace más fuerte y una carcajada sale de sus labios por mirar al hijo de su enemigo temblar. El hibrido tiene una debilidad muy emocionante, esto es más divertido de lo que pensó.

-No, no estará bien. —Dice Shin con aires de grandeza. —Porque yo soy tu pesadilla, Inuyasha Taisho.

El hayou se obliga a levantar a colmillo de acero como amenaza pero sabe que es imposible atacar, su esposa e hijo están en medio y prefiere morir a dañarlos por equivocación. Shin sabe esto, así que solo alza las cejas sorprendido por la "valentía" del hijo menor de Ino y su supuesta amenaza.

-Vaya, vaya. No sé si eres idiota o muy ingenuo para que supongas que tu amenaza falsa me afecta de algún modo. —Mira a Kagome con una leve sonrisa. —Pero podemos arreglar esto de una vez.

-¡Tía Kagome!—EL grito de las gemelas es escuchado por las tres personas presentes. Kagome maldice por lo bajo al ver que las gemelas corrían donde se encontraban, peligrando de nuevo. —No, déjala.

Inuyasha ve con preocupación extrema a sus sobrinas, deseaba que las niñas estuvieran escondidas como sus papás les han dicho pero parece que su amor por Kagome fue más fuerte. Shin por su parte sabía que las pequeñas y el bebé se encontraban cerca de ellos pero prefirió ignorar su presencia porque ellos no son útiles para su plan de venganza... Bueno, al menos hasta ahora.

-Oh. Vamos a jugar ahora. —Con un solo movimiento agarra su espada y con la mano que sostiene a Kagome en un solo movimiento deja su brazo y la agarra del cuello para levantarla. Inuyasha abre sus ojos y la respiración comienza a fallarle al ver la escena. —Inuyasha Taisho ¿a quién salvaras? ¿A tu esposa o los pequeños?

Apunta la filosa espada a los tres hermanos que se detienen por el temor que sintieron al ver lo que sucedía.

-Un solo movimiento será suficiente para matar a uno de ellos. —Shin eleva un poco más a Kagome y ella empieza a patalear para lastimar a su agresor. —Pero piensa rápido porque tu querida humana morirá rápido asfixiada.

El hibrido da un paso hacia su esposa pero los llantos de los niños lo detienen, ¿podrá dejarlos morir? ¿Dejaría morir a su esposa y bebé? No, si uno de ellos muere sabe que él lo hará también después porque la tristeza será inmensa que ya nada valdrá la pena.

-M-Mátame... Por favor, solo mátame y déjalos. —Dice con un nudo en la garganta pero seguro de su decisión.

-¿Así de fácil?—Dice Shin con un tono de burla. —No lo creo. Entonces morirá la sacerdotisa.

-¡No!

Pero antes de que Kagome pueda cerrar los ojos a falta de aire, una espada se incrusta en el brazo del enemigo y deja libre a la mujer, quien de inmediato empieza a toser y tocar su garganta por el ardor.

Lanzo la espada con enojo pero antes de que pudiera impactar contra los hermanos, Miroku y Sango aparecieron, cargando a sus hijos y alejándolos del mal, incluso Miroku deteniendo la espada con su báculo. Shin desvio su mirada de esa escena al sentir una aura poderosa a su espalda, volteo con los ojos muy abiertos y una mueca graciosa en sus labios.

Frente a él se encontraba el poderoso y temido Sesshomaru Taisho, alado de él una humana con lágrimas en los ojos.

-¿Cómo te atreves a lastimar a mi hermano y su esposa?—Dice con una voz potente y firme. —Te arrepentirás.

Inuyasha agradece en silencio que su hermano apareciera. Corre de prisa hacia su esposa ignorando la presencia de Shin, quién está más concentrado en el gran demonio perro frente a él.

-¡Kagome!—Se resbala frente a su hermosa mujer y comienza a checar que no tenga heridas físicas. —Oh, cariño.

-Es-Estamos bien...Estamos bien. —Dice con dificultad por el ardor en su garganta.

Inuyasha no lo piensa mucho y solo abraza a Kagome con fuerza.

Un deja vú siente Inuyasha pero esta vez el sentimiento de protección hacia su humana es más fuerte, porque su bebé esta creciendo dentro de ella.

-Lo siento, lo siento. —Dice el hibrido con lágrimas ya resbalando por sus mejillas.

-Lo sé. —Dice la sacerdotisa correspondiendo el abrazo. —Lo sé.


Hacia el mañanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora