~Capitulo seis~

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Mi tembloroso cuerpo seguía refugiado en los brazos de mi protector. Su barbilla se encontraba apoyada en mi cabeza y sus brazos rodeaban mi cintura hasta el punto en que sus manos tocaran las mías para entrelazarlas entre sí.

Mi mirada permanecía en nuestras manos, siguiendo la silueta de cada dedo de mi rubio amigo. El siempre está ahí para mí. Es la única persona que conoce con detalles mi pasado, forma parte de mi presente, y espero me siga regalando sonrisas en el futuro.

Sentí un leve apretón en mi mano y regrese mi vista a él.- ¿Te sientes mejor?-sus azules ojos me transmitían protección, pero dentro de ellos había un dolor, un dolor que sentía por mí.

Asentí.-Gracias, por…todo.-Su mirada permaneció fija en la mía. Un familiar brillo destelló en el cielo que tenía como ojos. Aquel brillo con el que me miraba desde que nos conocimos, ese brillo de ternura, protección y amor que siempre me regalaba.

-Siempre contigo ¿recuerdas?-sus dedos encontraron un mechón de cabello estorbando en mi rostro y lo puso detrás de mi oreja.-Nunca te vas a deshacer de mi, Princesa.-sonrió a medias y me guiño un ojo.

-Lo sé.-abrace su cintura.-Y eso me mantiene feliz.-

A veces me ponía a pensar en mi relación con Niall. Recordé aquella vez en la que la mesera de una cafetería había dicho “Son tan tiernos. Se nota su amor a kilómetros de distancia”. Pero lo que no entienden es que ese amor no es del que ellos creen. Éramos extraños, Niall y yo. Nuestras cursilerías dirigidas al otro y esos besos en la cabeza, o cuando soplaba su cuello porque a él le provocaba risa. Todo eso era parte de una extraña relación de amigos/hermanos.

Pero no dejábamos que eso nos afecte. Ignorábamos aquellas miradas de envidia o enojo por el cero espacio vital que teníamos el uno al otro, y seguíamos actuando como todos estos años lo hemos hecho.

Sentí su pecho inhalar y luego lo oí suspirar.-Creo que es hora de irme cariño.-se puso de pie levantándome con él y luego me puso en el suelo. Tomo su abrigo y su sombrilla, la cual no necesitaba ya que había parado la torrencial lluvia.-Pensaba en que podríamos ver una película mañana. Ya sabes, si es que prometes no atacarme con la comida.-dijo. Y yo reí, recordando como había quedado el suelo después de nuestra última noche de película. Básicamente, la noche anterior.

-No te prometo nada, Príncipe Niall. Debes aceptar que siempre ganare esa batalla.-dije levantando la barbilla con orgullo.

-Pues, tú debes aceptar que siempre gano la batalla que sigue después de esa.-y con eso mi momento de orgullo se fue. Tenía razón. Después de la pelea de comida, el me atacaba en mi punto más débil: Cosquillas.

-Eso…lo resolveremos mañana.-hice una reverencia en su dirección y el rio, mostrando su perfecta hilera de dientes.

-Hasta mañana Princesa.-Me estrujo en un tierno abrazo, el cual correspondí.

-Hasta mañana Niall.-deshizo el abrazo y beso mi frente, para luego marcharse en dirección norte.

A los minutos de cerrar la puerta, mi móvil vibro indicándome un mensaje:

Siempre contigo Emma.
Con  amor, Niall.

Sentí una sonrisa en mi rostro.

                                                                         (***)

Dos horas más tarde. A las diez y media de la noche. Me encontraba analizando el techo desde la cómoda cama en medio de mi habitación. Me introducía en lo más recóndito de mi mente para idear algún símbolo, señal, número u otra cosa. Mi ansiedad me sorprendió.

Anonymous Love - h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora