~Capitulo dos~

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Dejó caer su cabello hasta su cintura y tomo de una botella de agua. Ella no noto mi presencia, tal vez ni siquiera le importo. Sin embargo, su presencia hizo que cambiara de página y comenzara a trazar varias líneas en una hoja en blanco. Apoyada en el respaldo de la banca fue como se quedo, mientras el sol salía de entre los árboles, mientras mi mano dibujaba su silueta sentada, mientras mis ojos amaban cada vez más lo que veían.

La veía por un micro segundo cada vez que terminaba una curva. Su cabello, sus ojos mirando al horizonte, su rostro ligeramente elevado e inclinado. Sin saber que estaba siendo dibujada, posaba perfectamente. Demore algo así como diez minutos. Trazarla desde su rostro hasta su cintura. Agradecí internamente su estadía. ¿Acaso ese era el destino?

Pero cuando la vi ponerse de pie, justo cuando había acabado de difuminar su cabello y poner mis iníciales en ese dibujo. Ella se fue. Dejándome en aquel parque de verde follaje a las cinco y cuarenta y cinco de la mañana.

Su silueta desapareció. Se esfumó como el humo que salía de mi boca por el frio aire, que hace 10 minutos, quemaba como una fogata.

Regresé mi vista al cuaderno que tenía en mis manos. Ella le daba vida a aquella hoja de papel que una vez estuvo blanca. Tal vez debería acercarme, decirle que es la persona más hermosa que he visto jamás. Tal vez deba decirle que se siente junto a mí. Para así verla más de cerca, intentar captar el brillo de sus ojos, la textura de su rostro. Solo tal vez. Pero una cosa me impide hacer alguna de esas cosas. La timidez que ella provocaba en mi era innegable.

Pero al ver aquel dibujo, al sentir mi pulso acelerarse con solo recordar su presencia frente a mí, me dio una pequeña pista de que hacer. O intentar hacer. Aquel vacio de imaginación, al no saber que dibujar o pintar. Ese vacío que estaba dentro de mí hace una hora había desaparecido. No por las hermosas aves adornando el cielo, ni por los árboles inmóviles alrededor mío.

Fue ella. Aquella desconocida chica que quería conocer. La misma que tal vez no vuelva a ver. La misma que buscaría día y noche. La chica por la que aquel parque de hermosas criaturas, se volvió mi lugar favorito.

La timidez era mi mayor obstáculo. Sin embargo lo prohibido me acercaba mas a ella. Tal vez la vea mañana. O el día siguiente. El destino toma las decisiones. Pero si tengo que luchar contra el destino, ir en contra de la marea para estar junto a ella. Rompería las reglas.

Anonymous Love - h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora