~Capitulo nueve~

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Emma's Pov

-¿En realidad piensas que eso existe?-

-¿Qué tiene de malo? Solo míralo de esta forma: Puedes estar con cientos de personas a lo largo de tu vida, pero la correcta aparecerá algún día. Para corromperte y al mismo tiempo para completarte.-

-Me tienes diabético Williams.-escuche su risa del otro lado de la línea.

Hablaba con Niall sobre un tema que, para ser franca, no tengo idea de cómo llego a nuestra conversación. Nunca me había planteado aquella teoría hasta ese momento. ¿Y si existe alguien que no conoces, pero necesitas en tu vida? Tal vez era algo cursi, o como Niall me había dicho, muy acaramelado, pero tal vez así era la realidad.

Minutos más tarde termine mi llamada con Niall y fui al balcón de mi habitación. La noche era acompañada de ligeras brisas que helaban mi piel, y la luna se mantenía irrealmente enorme. Decidí que la noche estaba a mi favor y me dirigí al armario.

Con un suéter de lana, vaqueros ajustados, botas piel y un gorro, emprendí camino a la cafetería del pueblo. La cual se encontraba al otro lado del parque al que solía ir para mis rutinas mañaneras.

Deje las llaves del viejo Volkswagen que yacía en mi cochera y salí de casa a las nueve y cuarto de la noche. El viento rozaba mi rostro y congelaba mis manos al punto en que decidí meterlas en los bolsillos de la chaqueta beige que había tomado del perchero antes de salir.

En el camino detuve mi mente un momento y la puse a pensar en otra cosa que no fueran las puntas desgastadas de mis botas. Me preguntaba que se sentiría encontrar a aquella persona que te acompañara el resto de tu vida. No como amigo, no como familia, sino esa persona que hace diferente tu mundo.

En esta etapa de mi vida la persona que me mantenía viva era Niall. El era mi ángel, mi protector, mi príncipe. La persona que estaba ahí para mí cuando ni siquiera yo misma lo estaba.

El era mi soporte y eso nadie lo iba a cambiar. Pero, ¿Y "esa" persona especial? A mis cortos diecinueve años de edad, la soledad no era un problema mayor que lo que desayunarás en la mañana.

Pero cada pedazo de mi gritaba inseguridad. Cada trocito que conformaba mi pequeña persona no eran más que asustados y filosos pedazos con los cuales puedes cortarte.

Niall era la única persona que tenía el poder de tomar cada uno de esos pedazos y volverlos a unir. E igualmente era el único que podía tocarlos sin cortarse.

Pero... ¿No les desagrada la manera en la que los "peros" arruinan algo?

Si la persona que está destinada a mí aparece tarde o temprano, ¿Sera capaz de amarlos?  Solo era consciente de una cosa en ese momento. Mi corazón estaba anticipando un suspiro. Me daba una advertencia.

La persona se acercaba, sigilosa y tímidamente. Lista para amar.

Lista para amarme, al igual que yo.

(***)

Harry's Pov.

El sonido de la campanilla después de que la puerta la hubiese golpeado retumbo en el pequeño comedor frente a mí.

Eran las diez de la noche y solo habían pocas personas en el lugar, las mesas estaban vacías y solo habían personas en la pequeña fila tras el mostrador.

Camine hasta la fila y espera a que se moviera. Esa noche fue la primera de toda mi existencia en la que iba a una cafetería por insomnio. Si lo sé, era temprano y ¿a quién se le ocurre dormir a las diez de la noche? Pero ahí estaba, con dinero en mano listo para llenar mi organismo con cafeína.

La persona que estaba delante de mi avanzo un puesto, y la que recién había salido de la fila se dirigió a la mesa que había ocupado unas semanas atrás. Cinco pasos fueron los necesarios para que esa noche sea una que jamás olvide.

1. Analizar a la persona que había ocupado mi lugar.

2. Ver el color y la forma que tenía su largo cabello.

3. Notar las largas pestañas que adornaban sus ojos.

4. Darme cuenta de que el familiar rostro que poseía era el mismo que me había provocado insomnio esa noche.

5. Sentir mi corazón acelerarse, mi respiración cortarse, y el tiempo detenerse.

(***)

Sentado, frente a ella, sin que notara mí presencia. Era algo a lo cual me había acostumbrado en tantas semanas. Solía separarnos un camino de cemento para aquellos que trotaban o andaban en bicicleta, aunque ese parque no fuese el elegido por las personas.

Pero ahí estaba yo, y ahí estaba ella. A dos sillas de distancia en una cafetería rustica. Vestía un suéter blanco que hacia juego con el gorro y las botas que traía puesta. Su cabello se veía más oscuro por las tenues luces que iluminaban el comedor, pero aun con eso, no perdía la gracia que tenia.

En lo más profundo de mí ser rogaba porque regresase la mirada al frente y no se quedara mirando por la ventana, a la oscura calle que no tenía ni una sola persona caminando sobre ella.

"Idiota. ¿Por qué no le hablas?" eso era lo que me repetía mi insistente y valiente mente. Pero mi tímido y torpe corazón no escuchaba.

La vi levantarse y dirigirse al baño. Esa era la inútil oportunidad que estaba esperando. Vi que había dejado su chaqueta en la silla así que, con el mayor sigilo para que la gente no me delate de delincuente, doble la servilleta y la metí en uno de los bolsillos, justo el que ocupada su celular.

Troté hasta mi silla y me senté estirando las piernas, ignorando el hecho de que me veía ridículo.

Espere hasta que saliera del baño y tomara su chaqueta. Salió del lugar dejando el sonido de la campanilla como señal de que estuvo ahí, conmigo, de una manera metafórica.

Al menos había dado el primer paso. Lo siguiente en mi lista no era algo que se pueda hacer a hurtadillas.

Las palabras tendrían que salir de mi boca, y sus ojos tendrían que mirarme.

Era hora de la conexión, y no tenía idea de por dónde empezar.

Anonymous Love - h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora