~Capitulo siete~

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Caminaba de regreso a casa después de dos horas de inspiración. Cuando, bueno, la chica que daba vida a mi cuaderno desapareció; me quede un par de horas dibujando algunas flores y admirando la manera en la que las nubes tomaban su rumbo. Era increíble como las personas se perdían de aquella gran vista que daba ese pequeño parque.

A las cinco de la mañana cada día, no veo más que ancianos trotando por la acera, dirigiéndose a otro lado. Ella era la única que iba a aquel misterioso paisaje oculto, pero no notaba que ya no era la única que amaba ese paisaje ahora.

Llegue a casa e inmediatamente subí a mi habitación. La cama con sábanas negras estaba impecable, y el escritorio de roble junto a la ventana reventaba de hojas de papel, pinceles, lápices de colores, entre otras cosas.

Note un aire distinto en mí. Quiero decir, mi actitud no era la misma de hace algunos días antes. Migas de felicidad rodeaban mi cuerpo, como si me hubiesen regalado un pastel de chocolate. Como si hubiese encontrado un gran tesoro que nadie sabía que existía.

Y así era. Tenía un tesoro secreto que intentaría conseguir con cada partícula de mí ser.

Di un respingo cuando el móvil vibro en mi bolsillo posterior. La pantalla se iluminó con el nombre de Louis.

-¡Hey Lou!-

-¡Harold!-vociferó.-Escucha, no tengo absolutamente nada que hacer hasta que mamá nos haga comer el pastel de la enana...-reí por su comentario.- así que...-alargó.

-¿Dónde nos vemos?-respondí aun riendo. La persona indicada para que me saque del trance en que había entrado era Louis.

-Estaré en tu casa en 10 minutos.-

                                                                              (***)

El viento de una tranquila noche golpeaba nuestros rostros mientras regresábamos a la morada Tomlinson. Habíamos pasado toda la tarde caminando de un lugar a otro, hablando de la vida y posibles planes futuros.

No había tocado el tema de "Ella" con Louis. No porque no quisiese contarle, simplemente ni yo lo entendía. Era algo tan profundo y secreto que era difícil de entender o incluso explicar.

Mientras nos faltaba como un kilómetro para llegar, una pregunta un tanto devastadora hizo que un escalofrió recorriera mi espalda. ¿Y qué pasaría si las cosas siguen así de secretas? ¿Y si mi timidez es más grande que mi valentía? Pero de algo estaba seguro. Mi mente aceptaba el hecho de poder dibujarla y admirarla tras las hojas de mi cuaderno. Pero mi corazón quería acercarse al suyo. Deseaba ser tan querido por ella, que tal vez mi cabeza ya se estaba acostumbrando a los latidos tan acelerados de mi corazón cuando la veía.

-Si es que las velas ya fueron sopladas, mamá va a matarme.-dijo Louis en el porche de la casa, observando la hora en su móvil.-Y tú te undirás conmigo.-me señalo después de que me reí de él.

Cuando Louis abrió la puerta, el caos se presentó frente a nosotros. Pequeñas niñas de entre siete y ocho años correteaban desde la cocina hasta la sala, y regresaban a una de las habitaciones en el fondo. La hermana de Louis pasó frente a nosotros riendo y gritando, cuando Louis la tomo en su brazo y la levanto para que quedaran al mismo nivel.

-¿Qué diablos está ocurriendo Phoebe?-pregunto Louis a su hermana menor, quien seguía riendo y escuchaba como sus amigas la llamaban desde la sala.

-Déjala ya Louis.-Johanna salió de la cocina con una sonrisa en su rostro.-Sus amigas vinieron para celebrar su cumpleaños y tendrán una pijamada.-

Louis dejó a Phoebe en el suelo y ella salió corriendo. -¿¡Tendré que soportar a las enanas toda la noche y parte de la mañana!?-Louis zarandeaba a su mama de los hombros con una mueca de pánico que al mismo tiempo era graciosa.

-¡Harry, que sorpresa tenerte aquí!-Johanna me estrecho fuerte en sus brazos mientras una sonrisa se hacía más grande.

-Un gusto verla otra vez.-le devolví el abrazo.

El sonido de un vidrio quebrándose hizo que los tres demos un salto y regresáramos nuestra atención a la sala. Una de las pequeñas había chocado contra un florero y lo rompió en mil pedazos.

-Querido, recoge eso y dile a tu hermana que se tranquilice. Yo estaré en la cocina preparando la cena.-guiño un ojo a Louis y regreso a su labor, mientras que Louis bufaba e iba a regañadientes a recoger el desorden.

-Cálmense todas o habrá alguien sin un ojo muy pronto.-ellas se sentaron en el suelo formando un circulo, dejando espacio para mí y para Louis.

-¡Juguemos verdad o reto!-una de ellas grito emocionada y las demás la apoyaron asintiendo en nuestra dirección. Louis se encogió de hombros al igual que yo. Él quería largarse de ahí, y eso lo mostraba en sus muecas.

Phoebe hizo girar una botella de agua que encontró en el suelo y esta paro después de varios segundos. El que tenía que responder era nada más y nada menos que el nuevo invitado.

-Harry...-Phoebe centro su mirada en mi al igual que todos.-¿Verdad o Reto?-

-Verdad...-titubee. Presentía algo nada bueno.

-¿Te gusta alguien?-pregunto ella, seguida de algunos gritos de sus amigas.

Me tense por un segundo. ¿Cómo se supone que iba a responder eso? Simple, miente y así te ahorraras cualquier broma. Bueno, eso quise hacer al principio. ¿Qué tan loco iba a ser si diría "Si, me gusta alguien que no tengo idea de cómo se llama y no me conoce"?

Pero obtuve una extraña sensación en mí esa noche. La sensación de gritarle al mundo que esa chica de cabellos castaños le dio un gran giro a mi destino, o lo que quedaba de él.

Quería gritar que lo único que quería hacer era estar a su lado, verla dormir, escucharla decir mi nombre, o simplemente decirle el cambio que hizo conmigo.

-Si.-una media sonrisa apareció en mis labios.


Anonymous Love - h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora