Capítulo 7

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Narra Yaku

Al menos la mordedura había desaparecido, pero mientras me examinaba me di cuenta que en donde me había mordido Kuroo, en el centro me dejó un maldito chupetón y lo peor es que era demasiado notorio.

Tuve que ponerme dos curitas para ocultar la marca, aunque todavía me seguía doliendo a pesar de no tocarlo. Él lo había hecho demasiado fuerte.

* ¿Por qué soñé eso? Oh, creo que fue por el último cuento que leí en la noche pasada. Aunque... ¿Y si Kuroo me había hecho el chupetón cuando en mi sueño me estaba lamiendo la mejilla y luego me mordió? *

Ahora me estaba dirigiendo al comedor para estar con los demás chicos.

* Vaya... Sólo espero que nadie se fije en los curitas. *

Ya estaba al frente de la puerta del comedor. Respiré hondo y entré al comedor. Todos estaban desaliñados y aún con su pijama.

– ¡Buenos días, Yaku! – gritó Yamamoto aún con la comida en la boca – ¿Por qué tardaste tanto?

– No hables con la boca llena, Yamamoto – lo regañó Kai – Es de mala educación.

– ¡Come antes de que se enfríe! – me dijo Inuoka mientras me pasaba un plato de arroz – Aquí tienes, allá hay jugo de uva.

– Gracias.

– Ehh... Yaku – balbuceó Kenma.

– ¿Qué sucede, Kenma? – dije mientras comía mi arroz.

– ¿Qué te pasó en el cuello?

Me puse nervioso cuando Kenma preguntó eso. Incluso Kuroo casi se atraganta con el arroz si no fuera porque tenía su vaso lleno de jugo.

– Oh, es cierto – dijo Fukunaga mirando los curitas que me había puesto – ¿Te cortaste con algo?

– ¡Fueron los mosquitos! – desvié la mirada de Kenma y me concentré en la mentira – Al parecer, me rasqué demasiado fuerte y se me hicieron ronchas grandes, así que  para evitar tocármelas directamente me puse curitas.

– Ya veo – dijo Kenma con indiferencia. Luego miró a Yamamoto – Fue la culpa de Yamamoto.

– ¿¡Eh!? – Yamamoto enfrentó a Kenma – ¿¡Por qué dices que fue mi culpa!?

– Porque empezaste a gritar de la nada en la ventana y no la cerraste bien.

– ¿¡Entonces por qué no la cerraste tú!?

– La cerré cuando todos estaban dormidos – Kenma bebió un poco de jugo de uva – Además, me puse a matar esos mosquitos porque me molestaban.

– Con razón amanecí con picaduras – argumentó Shibayama mientras se miraba el brazo con picaduras de mosquito – Te culpo por esto, Yamamoto.

– ¡No me echen toda la culpa!

Me relajé al oírlo. Me sentía un poco mal en ser realmente bueno en mentirles a los demás por culpa de Kuroo.

– Chicos ¿ya acabaron de...? – el entrenador Naoi había entrado al comedor – ¿¡Por qué no se han arreglado aún!?

– ¿Por qué? – dijo Kuroo con tranquilidad – Según yo nuestro partido es en la tarde.

– ¡Es en la mañana! Ay, Dios – el entrenador Naoi se pasó la mano en su cabello y luego miró el reloj de su muñeca – ¡¡Tienen menos de diez minutos para arreglarse!!

– ¡No invente, entrenador! – dijo Yamamoto masticando con rapidez – ¡Aún no he acabado!

– ¡Todavía tenemos comida en nuestros platos! – dijo Fukunaga.

Sólo entre gatos (Kuroo x Yaku)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora