Capítulo 11

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= Recuerdos de Kuroo =

Cuando Kuroo apenas había entrado a primero de secundaria.

Kuroo estaba demasiado emocionado. Ya que sería tener un partido en el tercer día de secundaria ¡Ya no iba a ser un niño nunca más!

Su equipo llegó a la escuela del rival. Entraron a la cancha y empezaron a calentar. Kuroo se sentó en la banca. También se decepcionó un poco al ver que los del equipo contrario eran muy chafas.

Hasta que su atención se enfocó en un niño pequeño, con cabello cafe claro y corto, que tenía los ojos de un gato. Parecía estar en el mismo grado que Kuroo.

Su entrenador le había rematado un balón. Al rematarla, aquel niño con ojos de gato la recepcionó con elegancia y limpieza. Hasta a Kuroo se le henchinó la piel al ver una recepción perfecta.

Parecía como los líberos que  aparecían en sus discos. Los que veía siempre con Kenma en su casa.

Yaku se dio cuenta que lo estaba viendo Kuroo. Kuroo lo miró con enojo pero en cambio, Yaku le enseñó una sonrisa encantadora.

'¡Lup, Dup!' palpitó con fuerza el  corazón de Kuroo.

Kuroo se sobresaltó al sentir mariposas en su estómago y ver su sonrisa. ¿Qué había sido eso?. Se paró, agarró un balón y se puso a volear en la pared para olvidar lo sucedido. Ignorando complemente a Yaku.

El partido entre ambos equipos empezó. Cada vez que Kuroo remataba, Yaku siempre aparecía de sorpresa para salvar el balón. Y cada vez que Yaku hacía eso, Kuroo sentía enojo y admiración a la vez.

Al final, el equipo de Kuroo ganó. Ambos equipos empezaron a limpiar la cancha. Kuroo estaba recogiendo los balones de su propio equipo, hasta que se da cuenta que Yaku se estaba acercando a él.

– Hola – saludó Yaku con educación. Luego empezó a jugar con sus dedos.

– ¿Qué quieres? – atacó Kuroo – ¿Qué pasa? ¿El gato te comió la lengua?

– ¡Oh!, No, sólo... – después le regaló una sonrisa radiante – Soy Yaku Morisuke y te quería decir que eres un buen rematador. Sigue así – dijo con emoción y le enseñó el pulgar.

'¡Lup, Dup!' volvió a palpitar su corazón pero esta vez a Kuroo le apareció un pequeño rubor en sus mejillas.

– Oye – Yaku inocentemente se acercó demasiado a su rostro. Provocando que Kuroo se sonrojara aún más – Tu cara está roja ¿Estás bien?

– Tú... – observó los ojos del chico. Tan grandes y rasgados. La inocencia de aquel chico, era demasiado para Kuroo – ¿¡Po... por... qué estás tan cerca!?

– La rojez de tu rostro aumentó – Yaku puso ambas manos en las mejillas de Kuroo – ¡Están muy calientes! ¡Debemos de ir con tu entrenador para que te dé algo!

– L... L... – Kuroo no desviaba los ojos de aquel chico. Eran preciosos – Lindo.

– ¿Lindo?

– ¡Dejame! – Kuroo se quitó del agarre de Yaku y huyó de este mismo.

– ¿Eh? – Yaku observó cómo el pelinegro salió corriendo a una velocidad asombrosa y se ocultaba atrás de su capitán de tercer año – Qué chico más extraño.

En ese mismo día. El padre de Kuroo  se había encargado de recogerlo. Kuroo no paraba de pensar en ese chico. Cada vez que recordaba su sonrisa, su corazón palpitaba con fuerza.

En ese momento, Kuroo estaba rematando en la pared de su casa del patio. Estaba frustrado por recordarlo en cada momento.

– No me gusta cómo se siente esto – Kuroo empezó a rematar con más fuerza – ¡Lo odio! ¡¡AUCH!! – por rematar con fuerza. El balón rebotó en la pared y el impacto le llegó de repente en el rostro.

Sólo entre gatos (Kuroo x Yaku)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora