Capítulo 1.

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Pov normal.

Viktor Volkov se encaminaba hacia su trabajo, puntual como es usual. Comisario en el Cuerpo Nacional de Policía y mano derecha del Superintendente, Jack Conway.

Un tipo serio con la mayoría, conocido por su buen trabajo, su frialdad y su mente de hierro.
"No querrás hacer enojar a un Ruso" era lo que solían pensar antes de querer liársela de alguna forma.

Nadie, ni siquiera él, habría pensado que ese día conocería a alguien que cambiaría todo ello.

Se subió al ascensor en su edificio, tal como todos los días para ir a su laborioso trabajo.
Raramente no estaba vacío como siempre, esta vez iba un tipo en el elevador. Le dió un vistazo disimuladamente y se acomodó alejado.

"Menudo pelo que lleva" pensó.

- Buenas - saludó el sujeto, el cual llevaba una cresta tintada de rojo en el pelo.

Volkov sólo atinó a asintir con la cabeza como saludo.

Una vez en la planta baja, se apresuró en ir hasta su coche y dirigirse a la comisaría sin más.

- "Buenas" - saludó en la radio una vez llegó.

- "Volkov, hoy te toca tomar denuncias hasta que se digne a llegar algún alumno"  - se escuchó al Superintendente.

- "10-4" - dijo, aunque luego soltó un suspiro, qué putada.

Tomó un par de denuncias algo absurdas y luego lo vió, aquel sujeto de su edificio, el del elevador, entraba a la comisaría con otro tipo rubio.

- Buenas, agente, venimos a pasar las oposiciones - anunció el rubio.

- Comisario - corrigió Volkov.

Se formó un silencio un momento y luego se dignaron a seguir hablando.

- Mucho gusto, comisario. Eehh… Yo soy Horacio y él es Gustabo, venimos a ver al Super - habló el de cresta.

El comisario se quedó pensando unos momentos pero a fin y al cabo se decidió no indagar.

- Síganme- les indicó, para luego dirigirse con ellos al despacho del Superintendente.

- ¿Otra vez ustedes, gilipollas? - preguntó Conway al verlos entrar.

- Le dijimos que vendríamos a hacer las oposiciones y aquí estamos - dijo Gustabo.

- Hombres de palabra - continuó Horacio.

Después de varias quejas y gritos del super, Horacio y Gustabo se pusieron de acuerdo con él y recibirían entrenamiento e instrucciones de su parte para probar si valían para estar en la malla.

Volkov se quedó mirando el espectáculo un rato y luego se fue a patrullar con su compañero Greco aprovechando que los alumnos ya habían llegado.

- Habían dos nuevos hoy, haciendo las oposiciones con Conway- compartió información con Greco.

- ¿Sí? Mejor, más compañeros. ¿Cómo eran? -

- Como payasos, nada serios -

- A ti todo el mundo empieza cayéndote mal, ni te creo ya -

- Eso no es cierto-

- Venga -

- Se veían muy... De liarla, o muy burlones. Uno llevaba una cresta -

- Joder - Greco comenzó a reírse.

- Apuesto a que Conway ya les gritó y les dio con la porra -

Ambos comenzaron a reír un poco y luego Greco soltó un suspiro.

- Venga, si van a ser compañeros hay que apoyarlos-

Pov Volkov

Terminó el día de trabajo, me cambié el uniforme y me despedí de Greco.
Me subí a mi auto y me dirigí a mi departamento sin tener cabeza para pensar en nada más. Estaba cansadísimo.

Al mismo tiempo que yo, entró al edificio el sujeto de cresta de antes, pero mirando hacia el suelo. ¿Desanimado? Tal vez.
Ni siquiera me dirigió la mirada.
Nos subimos al elevador y me digné a preguntar.

- ¿No pasaron la prueba? -

- ¿Mmh?- levantó la cabeza y en ese momento noté que tenía sujetado un pañuelo en su nariz que sangraba.

- Hostias, ¿Qué le sucedió? - pregunté sorprendido.

- No se preocupe, un golpe de calor - lo vi tratar de sonreír.

Por alguna razón su rostro sonriendo aunque estuviera claramente cansado y encima sangrando, me dio algo de gracia.

- Venga, sígame - le ordené.

Él asintió y se bajó en mi piso conmigo.
Entramos a mi apartamento y le señalé el sillón para que se sentara.

Busqué más pañuelos y una bolsa de hielo.
Vi que él seguía de pie mirando hacia todos lados.

- Venga, siéntese. Apoye la espalda y haga la cabeza hacia atrás - le insistí.

Hizo exactamente lo que le dije.
Le alcancé los pañuelos limpios y sostuve la bolsa con hielos en su cabeza.

- Muchas gracias, comisario- lo escuché decir.

- No es nada, a fin y al cabo esto fue causado por el superintendente, ¿Verdad? -

- Dolió sí -

Solté un suspiro, a veces se pasa el cabrón.

- ¿Cómo les fue al final? - pregunté una vez más.

- Duro pero bien. Mañana empezamos de alumnos, estoy entusiasmado - escuché su voz muy animada.

- Felicitaciones, ahora deben esforzarse más que nunca - mi mente se quedó pensando en qué tanto los habría regañado Conway.

- Comisario- su voz me sacó de mis pensamientos.

- Dígame -

- Usted es más amable de lo que aparenta, muchas gracias - su voz esta vez de alguna forma me sorprendió, era suave.

- De nada, hombre. Somos compañeros ahora, tenemos que apoyarnos- le respondí recordando las palabras de Greco.

Luego de un rato, lo mandé a su piso ya que tendría que descansar. Me volvió a agradecer y se fue.

Odiaba admitirlo pero Greco tiene razón en que nadie me cae bien al principio, sin embargo no me disgustó para nada este tipo.

- Horacio… - dije en voz alta para mí, anotando en mi libreta mental ordenarle el día siguiente que se sacara esa puta cresta.


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Yo, sinceramente... [ Volkacio ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora