Capítulo 18.

3K 312 99
                                    

Pov Normal

Horas después llegarían Gustabo y el Superintendente a la habitación de Hospital, encontrándose con Horacio y el Comisario abrazados durmiendo profundamente.

Gustabo miró a Conway algo confundido y molesto.

- ¿No podías decírmelo y ya? - le preguntó sin apartar la vista de aquellas gafas que él llevaba.

- No - el super salió de la habitación para dejar al par descansar y el rubio siguió sus pasos.

- ¿Por qué? - buscaba una respuesta aún molesto.

El mayor soltó un suspiro.

- No soy de piedra, Gustabo, y llevaba tres días sin verte - el superintendente le dió la espalda, buscó un paquete de cigarrillos en su bolsillo y salió a fumar.

Gustabo se quedó perplejo. Realmente no entendía bien qué habrían querido decir esas palabras, ni las intenciones del mayor en ellas.

Una semana y media después ya los dos heridos estaban mejor, todavía sentían un poco de dolor por sus heridas pero podían moverse sin complicaciones.
Finalmente ese día le darían el alta a Horacio, al cual Volkov había cuidado los últimos cuatro días ya que él había sido dado de alta primero.

El doctor de Horacio entró a la habitación para hacerle la última revisión antes de que se fuera.

- Horacio, ¿Qué tal te sientes? - el médico se acercó y se sentó con confianza en la cama.

- Con ganas de dejar el hospital de una vez - el de cresta suspiró con un claro cansancio.

- Ya veo… es una lástima - comentó el doctor, quitando con cuidado la venda de su cabeza para revisar.

- ¿Por qué? - Horacio observaba atento.

- Porque eres mi paciente favorito - El doctor sonrió y el contrario soltó una risa contento con su comentario.

Volkov sintió un crujido dentro suyo, aquel que ya había sentido en el pasado. Pero este era uno mucho más fuerte, retumbaba más fuerte dentro de sí. Y otra vez sintió que si no hacía algo, aquello que tanto crujía iba a partirse.

Corraspeó la lengua mirando la escena con los brazos cruzados y el ceño fruncido. ¿Por qué le había molestado tanto?

El médico volteó a ver al comisario y le señaló la puerta.

- Le voy a pedir que se retire hasta que termine de revisar al paciente, por favor. Nadie puede estar en la habitación - sonó amable y profesional.

Sin embargo el contrario sólo lo vio con desprecio para luego salir de la habitación pisando fuerte y maldiciendo en ruso, aún con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

En el pasillo se encontraban el Superintendente y Gustabo liándose con una máquina expendedora, vieron pasar al comisario murmurando cosas en otro idioma y se le veía cabreado.

- ¿Adónde vas? - le preguntó Gustabo cuando pasó cerca.

- Al auto - Volkov elevó su voz mucho más que lo habitual, haciendo que los presentes se miraran confundidos.

- ¿Y a ese qué le picó? - el rubio le observó irse por la puerta.

- Ni puta idea - el super le señaló qué quería de la máquina.

- ¿Y eso qué número es o qué? No entiendo esta mierda - Gustabo empezó a apretar los botones que le parecían ser los correctos, sin embargo la máquina escupió otra cosa.

Yo, sinceramente... [ Volkacio ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora