Capítulo 21 (Extra).

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Pov Normal

Volkov terminó de acomodar el cuello de su camisa color vino y buscó en el armario aquel traje color negro que no recordaba haber usado nunca. Tanteó en el bolsillo de dentro aquella pequeña cajita asegurándose que ciertamente se encontraba allí, y soltó luego un suspiro.

No recordaba la última vez que había estado así de nervioso y esperaba que aquello no le jugara en contra.
Tomó la prenda colgándola en su antebrazo izquierdo y luego dejó su habitación para así dirigirse a la sala en espera de que su pareja estuviera listo.

Horacio llevaba más de media hora en el baño dándose unos "últimos retoques", sin embargo el ruso no se desesperaba. Incluso estaba algo agradecido, ya que de esa forma podía tomarse él mismo unos minutos más para tratar de calmarse.

Apoyó la espalda en la puerta de entrada y llenó sus pulmones de aire, para luego soltarlo con lentitud llamando un poco a la tranquilidad.

Pero poco le sirvió cuando sus ojos divisaron a Horacio aparecer por el pasillo ya alistado para ir a su dichosa cita.
Su corazón dio un vuelco, a veces no podía creer que parecía volver a enamorarse de él cada vez que le miraba.

- Ya estoy listo, bebé - anunció mirándole con una radiante sonrisa.

El menor llevaba una camisa blanca reluciente que hacía juego con su cresta y contraste con sus negros pantalones, aunque esta tenía el detalle de unas flores negras que se dibujaban por todo un costado, al igual que se veían en el cuello de la misma.

- Horacio - le llamó el comisario, completamente anonadado por la perfección que desprendía su novio ante sus ojos.

- ¿Te gusta? - preguntó el contrario, dando una vuelta para mostrarse bien y luego acercarse a su pareja hasta quedar en frente.

Víktor al verlo acercarse, se incorporó y lo observó ahora a los ojos, deleitándose con todo lo que su novio le hacía sentir.

- Mucho - respondió el ruso, y dirigió su mano libre a la mejilla del adverso para acariciarla con suma delicadeza - ¿Hay algo que no se te vea bien? -

- Lo dudo - alardeó Horacio, sonriendo embobado por aquella cariñosa reacción de su frío ruso.

Volkov le devolvió la sonrisa y luego acercó sus rostros para besar suavemente los labios del contrario.
El de cresta correspondió el contacto y luego de unos momentos, se separaron tan sólo un poco.

- Estás guapísimo - dijo Horacio, llevando una mano a acariciar el hombro del mayor.

El ruso sólo atinó a sonrojarse un poco y desviar la mirada a un lado, logrando que su pareja soltara una pequeña risa.
Tal parecía que aquella reacción de su parte no cambiaba.

- Venga, vamos que tenemos reservación - Volkov cortó aquel momento ya que podrían alargarse mucho y luego llegar tarde al restaurante.

- Vale, vale - sonrió el menor, dedicándole una última sonrisa antes de salir por la puerta junto con su pareja.

Veinte minutos después, ambos bajaban del auto de Volkov en el parking de un restaurante nuevo de la cuidad.
Era lujoso, aunque no demasiado, pero sí tenía mucha clientela, por lo que el comisario tuvo que cobrar algunos favores para que esa noche en concreto, ellos tuvieran la mejor mesa del lugar.

El ruso se adentró al restaurante con su traje colgado en un antebrazo y con Horacio agarrado al otro, que le sujetaba y se abrazaba a él con cariño.

El menor no perdió detalle del lugar, observaba con asombro cada rincón, desde la recepción donde los atendieron, hasta la ropa del mesero que amablemente los guió a su mesa.

Yo, sinceramente... [ Volkacio ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora