Capítulo 5.

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Pov Normal

Volkov no pudo dejar de pensar en Horacio en todo lo que restó de su turno laboral. Y aunque se llenó de ganas de mandarle mensajes, pensó que debía respetar su decisión de estar lejos suyo y del resto ese día.

Gustabo había despertado muy desorientado y extrañado de que el de cresta no estuviera junto a él, sin embargo al explicarle la situación decidió que lo mejor sería darle su espacio antes de ir a por él. Sabía que su compañero estaría pensando muchas cosas y que debía asimilarlas por sí solo. Por su parte, estuvo junto a Conway el resto del día, el mayor cuidaría de él ya que no confiaba en que seguiría las indicaciones de los médicos.

Pov Volkov

Nunca había regresado a casa tan rápido y ansioso como ese día. Pasé antes por la farmacia y por el badulaque antes de dirigirme a enfrentar la tormenta. No sabía de qué manera encontraría a Horacio así como tampoco sabía por qué sentía la necesidad de verlo.

Y ahí estaba, frente a su puerta. Sin valor de tocar. Tanta ansiedad todo el puto día para llegar y no animarme a tocar, joder.
Solté un suspiro, arreglé mi cabello un poco y por fin toqué la puerta.
Lo que vería me desanimaría por completo.
Horacio abrió la puerta y su apariencia era de lo que peor. Podía avisar que había tomado un baño únicamente porque su cresta estaba hacia abajo, sin gel en ella. Todavía tenía algo de sangre, tal como si no se hubiera tratado ninguna herida. Sin embargo lo que más me disgustó fue que bajó la mirada una vez que hizo contacto visual conmigo.

- Horacio…- murmuré - ¿Puedo pasar? Traje algunas cosas.

- Amm… - se le veía inseguro.

Levanté la bolsa que traía y le observé mirar curioso.

- Son dulces solamente, pensé que tal vez te gustarían - confesé dejando el misterio, realmente no sabía qué le gustaba, pero una vez lo había visto comiendo estas cosas.

No dijo nada, tan sólo me miró curioso y luego me hizo señas de que entrara.

Lo primero que sentí al entrar fue el aroma suyo, el lugar estaba impregnado de su perfume. Todo estaba ordenado y de aspecto animado. Totalmente opuesto a mi apartamento.

Lo observé sentarse en su sillón y me apresuré en sentarme a su lado y dejar la bolsa en la mesita de enfrente.

- Horacio - lo llamé, ya que su vista estaba clavada en el suelo.

- ¿Mmm? -

- ¿Me dejas curarte? - le pregunté.

No me respondió, tan sólo asintió con la cabeza. Fue suficiente para mí, tomé las vendas, algodones y desinfectantes de la bolsa y me puse manos a la obra.

Comencé con su rostro, allí no estaba muy golpeado, pero sí tenía algunos cortes. Mientras le pasaba el algodón con desinfectante ni siquiera se inmutaba, aunque estaba seguro que aquello dolía.
Su mirada me esquivaba por completo.

- Lo hiciste bien hoy, Horacio - dije concentrado en lo que hacía.

Lo escuché soltar un suspiro.

- Por mi culpa Gustabo salió herido. Podría haber muerto - su voz sonó apagada.

- Pero está bien. Gustabo está bien, el rehén también - lo miré a la cara buscando su mirada.

- Yo… no pude controlarme. Vi el rostro del rehén tan asustado que ni siquiera lo pensé. Me metí allí sin esperar ni refuerzos - sonó ahora cabreado.

- Y es por eso que el rehén está vivo, Horacio - terminé de ponerle unas gasas en su rostro.

- Lo hice mal, Volkov, joder -

Yo, sinceramente... [ Volkacio ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora