Capítulo 9.

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Pov Volkov

El día siguiente me fui a trabajar unos minutos más temprano que normalmente, no quería cruzarme a Horacio en el elevador. No quería cruzármelo el día entero.
Y no era porque me arrepintiera de lo ocurrido o que me molestara… sino que no sabía cómo actuar de ahora en adelante delante suyo.

Me sentía raro, esto era más que un encuentro casual, lo de la noche anterior, lo de Horacio en general... él causaba algo en mí que no sentía hace muchísimo. Algo que creí no poder volver a sentir.
Él me gustaba. Ahora lo sabía y eso se me hacía raro.

Llegué a comisaría y me crucé al Superintendente y a la mayoría de los alumnos en el vestidor, parecían prepararse.

- Buen día - saludé a todo el mundo, recibiendo un bullicioso saludo de respuesta al hablar todos a la vez.

- ¿Listo para hoy, Volkov? - me preguntó Conway.

- ¿Para qué? - no me enteraba.

- Hoy toca entrenamiento físico en la playa - me dirigió una mirada de desaprobación por mi olvido.

- 10-4 - suspiré.

Me daba algo de desgano ir a la playa a transpirar, sobre todo tan temprano.

- Hoy te ves mejor que estos últimos días - me comentó el super.

- ¿Ah sí? - lo miré curioso.

- ¿Solucionaste tu problema? -

- Amm...- no sabía qué decirle.

En ese momento entró Greco a informar a Conway y todo quedó allí.

Una media hora después ya estaban todos los alumnos en una fila en la sala de recepción de comisaría escuchando órdenes e indicaciones de sus superiores.
Les explicamos la trayectoria que haríamos y de qué forma, luego el superintendente comenzó a explicar las razones por la cual haríamos aquello y de qué manera debían comportarse.

Escuché la risa de Horacio por lo bajo y dirigí mi vista a él. Ahora sí que notaba lo bien que se veía en uniforme, lo marcado que estaba, lo apuesto que era.
Su mirada se cruzó con la mía, esos ojos eran completamente diferentes a los que ví la noche anterior.

Sus ojos brillosos, su mirada clavada en la mía, un hilo de saliva deslizándose por la comisura de sus labios, ¿Era suya o mía? No lo sé.
Sujetaba mi espalda con fuerza, gemía de placer con cada estocada, nuestros cuerpos sudados chocaban, me deleitaba con cada contacto que teníamos. Mis manos recorrieron todo su cuerpo, mi lengua probó cada centímetro de su cuello, mordí dónde quise. Probé lo que quise.  Y joder, cómo lo disfruté.

- ¡Venga, muñecas! - gritó el Superintendente, indicando que ya nos iríamos.

Volví al presente y traje un problema conmigo en mi entrepierna.
Sin decir una palabra corrí hacia el baño antes de que alguien se diera cuenta de mi erección, esto no podía estar pasando.

Pov Horacio

Con Gustabo corríamos por la arena de la playa con entusiasmo, no quería presumir pero se nos daba bastante bien, solíamos ir a correr bastante seguido, más que nada yo.

- Que te gano, Horacio - Gustabo salió corriendo sacándome distancia.

- ¡Cabrón! - le grité para luego seguirle el ritmo justo detrás.

Escuché al resto de nuestros compañeros quejarse atrás mío por el hecho de que habíamos acelerado el ritmo y ahora debían seguirnos.
Solté un "lo siento" entre risas porque Gustabo se estaba descojonando y me contagiaba la gracia.

Yo, sinceramente... [ Volkacio ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora