Pov Normal
El horario de trabajo ya había acabado y Volkov se encontraba haciendo trabajo administrativo debido a la herida en su pierna.
Se escuchó que tocaron la puerta y luego entró un Horacio algo tímido.
- Disculpe, comisario - lo llamó Horacio.
- Dígame - Volkov ni siquiera observó a su visitante.
- E-esto, que.. ya es hora de irse - dijo el alumno señalando el reloj.
- Así es, ya me voy. ¿Qué se le ofrece? - el comisario se cruzó de brazos y lo miró serio.
Le ponía de mal humor que fueran a molestarlo cuando su turno ya estaba culminando. Más por el día que había tenido, estaba cansadísimo.
- Bueno… le vine a ofrecer que nos vayamos juntos -
- Amm, ¿Y eso? - preguntó Volkov algo confundido.
- Usted no puede manejar y vivimos en el mismo edificio así que… si quiere vamos en su coche y… bueno, eso - Horacio lo miraba ahora atento esperando una respuesta.
- Vale. Dame un minuto - asintió ya que aquello le sonó muy razonable.
Terminó de ordenar unos papeles y luego se puso de pie con dificultad, que la silla fuera giratoria le dificultó un poco más la acción.
Comenzó a encaminarse hacia la puerta muy despacio y Horacio se acercó a querer ayudarlo, sin embargo Volkov estiró su brazo frente a él haciéndole una señal de "stop" con su mano abierta.
- Si me levantas, te disparo - advirtió el Ruso.
A Horacio casi se le escapa una risa pero se contuvo. En su mente pensó que era la primera vez que le hablaba de manera informal.
- Vale, sólo apóyese en mí - le dedicó una sonrisa.
Volkov aceptó esa ayuda y ambos caminaron despacio hasta afuera de comisaría y luego hasta su coche.
- ¿Y Gustabo ya se fue? - preguntó por curiosidad.
- Se quedó hablando con el viej…con el Super- dijo Horacio.
- ... Vale -
Luego, con el de cresta al volante, se dirigieron hasta el edificio. En el camino ninguno dijo nada, sin embargo no se sintieron incómodos en absoluto.
Una vez allí, se bajaron en el garaje y Volkov soltó un suspiro.
Aún faltaba para estar en su cómodo sillón y su pierna le dolía bastante.De repente Horacio se puso frente suyo y se agachó un poco.
- ¿Me deja al menos llevarlo en mi espalda? Así nos ahorramos tiempo y cuidamos su herida - comentó suavemente.
La mente de Volkov se puso en blanco, agradecía que el contrario estuviera de espaldas o podría haber notado su sonrojo.
No dijo nada, tan sólo se subió a la espalda del adverso con algo de vergüenza.
Pov Volkov
Mi pecho se sentía raro. Horacio me cargaba en su espalda sin ninguna dificultad y se dirigía al elevador tarareando una canción como si nada pudiera agobiarlo en ese momento.
Apoyé mi cabeza en su espalda, su calor corporal me estaba dando sueño. ¿O era que estaba muy cansado? Ni idea. Pero me sentía tranquilo, más de lo que debía.
Noté que Horacio tenía una espalda grande, era más alto que yo y su perfume era muy suave, tenía aroma a flores.
En mis pensamientos y mi cansancio, no noté cuándo ya estábamos frente a la puerta de mi departamento.- ¿Volkov? - Horacio me sacó de mi trance.
- Sí, sí. Ya puede bajarme - le indiqué.
Me dejó en el suelo con tal delicadeza que me quedé algo impresionado.
Abrí la puerta y entré lentamente, luego le hice señales de que pasara.
Entró mirando hacia todos lados. Recordé que la vez pasada había hecho lo mismo.
- ¿Le gusta mi departamento? - le pregunté mientras me sentaba en mi sillón con dificultad.
- Es como usted - me respondió.
- ¿A qué se refiere? -
- Es serio y algo intimidante, pero cálido -
Su respuesta me dejó sin palabras. No quise preguntar más sobre ello.
- Pues, gracias -
Me miró con una sonrisa que hizo que yo mirara hacia otro lado.
- Venga, pues… ¿Cambiamos la venda, no? ¿Dónde tiene el botiquín? - me preguntó.
Iba a negarme pero según el médico debía hacerlo y no me vendría mal algo de ayuda.
Le señalé un cajón de una mesita cerca de la habitación y él se fue para allá.
Luego mi mente se puso rara. Debía sacarme los pantalones frente suyo y por alguna razón algo dentro mío me decía que no lo hiciera.
Todos los días me cambiaba frente otros compañeros en el vestuario, ¿Por qué me estaba poniendo nervioso ahora? ¿Y frente a un alumno?
Me dije a mí mismo que dejara de hacer el tonto y desabroché mis pantalones.
Me puse de pie un momento para poder sacármelos pero sentí un agudo dolor proveniente de mi herida.
Solté un quejido haciendo que mi acompañante se acercara preocupado con el botiquín en las manos.- Espere, espere, quédese quieto - me indicó.
Dejó lo que traía en el sillón y llevó sus manos a mis pantalones, como reacción le sujeté sus muñecas con fuerza.
- N-no- murmuré ahora muy nervioso y algo avergonzado.
Su rostro pasó de estar sorprendido a soltar una risa burlona y luego sonreírme, haciendo que me pusiera rojo. Me crucé de brazos y miré hacia otro lado.
- Tranquilo, Volkov. No le haré nada que usted no quiera - comentó aún sonriendo y ayudó a sacarme los pantalones con cuidado.
- Ya déjese de gilipolleces- atiné a decirle, para luego sentarme una vez más en el sillón.
- Vale - asintió.
Se veía tan tranquilo. Sus manos eran grandes y se veían bruscas, pero su tacto era todo lo contrario. Era suave y delicado, cuidadoso y sereno.
Cambió la venda de mi herida en un santiamén y sin hacerme sentir ninguna molestia.- Eres bueno en esto - comenté algo sorprendido.
- Crecí poniéndole vendas a Gustabo. Ambos siempre fuimos muy liantes así que no tuve otra opción que aprender - me contestó, pude notar algo de nostalgia en sus palabras.
- Pues… qué afortunado Gustabo de haber tenido a alguien así a su lado - traté de animarlo.
- El afortunado fui yo de tener un hermano como él - me sonrió.
Se acercó a mi pierna y me dió un beso en la venda que acababa de poner.
- ¿Qué hace?- le pregunté algo alterado.
- Así se cura más rápido - me argumentó con una mirada tan directa y sincera que me creí el hecho de que él pensara que así fuese.
Quedé atónito. Su sonrisa se hizo presente una vez más y es que ya ni supe cómo reaccionar.
- ... Gracias, Horacio -
Esa noche me costó mucho dormir. Mi cabeza estaba petada de pensamientos relacionados con Horacio. De por qué se comportaba así conmigo. De que a pesar de todos sus atrevimientos, no estaba enojado con él.
De que me empezaba a agradar su compañía. Sus tonterías.Su sonrisa.
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Yo, sinceramente... [ Volkacio ]
FanfictionVolkov conoce a un sujeto de cresta con el cual comparte edificio y casualmente también son compañeros de trabajo. Horacio le hará despertar sentimientos nuevos y raros.