Capítulo 20 (Final).

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Pov Horacio

Me desperté después de tomar una larga siesta, me vino muy bien ya que estaba casi recuperado por completo. Estaba ansioso de poder volver al trabajo.
Me removí en la cama y sonreí gustoso, aquel aroma de Volkov estaba impregnado en las sábanas y ahora que compartiríamos cama todos los días, no tenía que extrañarlo.

Mi corazón dió un vuelco al recordar sus palabras del día anterior. Indirectamente me había dicho que me amaba, o eso había entendido. ¿Debería decirle que lo amo hace tiempo?
Tal vez espere a que él vuelva a decírmelo para contarle.

Me levanté y me vestí decentemente, a lo "Horacio".

Justo en el momento en que me dirigí a la sala, escuché la llave en la puerta y que esta se abría dándole paso a Volkov, Gustabo y al super.

Los tres venían de trabajar, me sentí algo perezoso al haber sido el único que no había ido, pero por indicaciones del médico.

- Buenas - saludé con una amplia sonrisa.

- Mi niñooo - me saludó Gustabo enseguida.

No tardé nada en acercarme y darle un efusivo abrazo como si no lo viera hace mucho. Me apretujó un poco y después me mostró unas bolsas que traía llenas de bebidas.

- Traigo mambo - me dijo con una sonrisa traviesa.

- Terribleeeee - solté una pequeña risa al ver la cara de indignación del superintendente.

- Se nota que estás mejor, anormal - Conway se acercó y acarició un poco mi pelo.

Asintí aún estando algo sorprendido por lo amable que había sido el viejo.

Les dediqué otra sonrisa y luego me acerqué a Volkov que ya me miraba con una cara de "¿Y yo qué?"

- Ya llegaste, bebé - le saludé con un suave beso en sus labios.

Me sonrió y él me dio uno en la mejilla.

- Ya llegué - musitó mirándome un momento.

- Venga, Horacio, vamos al asunto - escuché a Gustabo.

Volteé a verlo y tenía ya en sus manos la máquina para afeitarme el pelo, por fin se iba a ver bien mi cresta.

Pov Normal

A un lado de la sala, Horacio estaba sentado en una silla con el torso al descubierto y Gustabo cuidadosamente pasaba la afeitadora eléctrica a los lados de su cresta, emparejándole el peinado minuciosamente.

- Así que ahora vives con el niño asustado - comentó el rubio entrando en un nuevo tema de conversación.

- Así es, hoy terminé de traer mis cosas - Horacio estaba muy quieto dejándole al otro trabajar.

- Joder. Cuando me dijiste que te gustaba, no creí que tanto -

- Yo tampoco, tío, pero… ufff… lo amo y… -

- Mejor no digas más, no quiero saber - Gustabo soltó una pequeña risa a la vez que apartaba el aparato un momento para revisar cómo iba quedando.

- ¿Y qué hay de ti y el viejo? - Horacio quería indagar más sobre ese asunto, ya que su hermano siempre se negaba a darle información.

- No lo sé, la verdad. No voy a negarte que hay algo pero tampoco sabría decirte qué tanto hay - el rubio habló concentrado en lo que estaba haciendo.

- No entendí una mierda - soltó el contrario y luego una pequeña risa.

- ¡Ala, que te han matado las neuronas que te quedaban! - Gustabo usó un tono exagerado mientras señalaba la herida en la cabeza de su hermano.

Yo, sinceramente... [ Volkacio ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora