Capítulo 6.

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Pov Normal

El Superintendente se despertó en el sillón del departamento de Volkov, con una resaca como hace mucho no tenía. Todavía se sentía incluso mareado.

- Volkov… ¡Volkov! ¡¿Qué hora es?! - gritó mientras sostenía su cabeza con ambas manos sin creer aquel dolor.

- ¡Hora de levantarse! - se escuchó al comisario desde el baño.

- ¡Nos vemos en comisaría! - gritó una vez más, acto seguido tomó la llave de su auto y dejó el edificio. Tenía que pasar por su casa a ducharse y cambiarse antes de ir a trabajar.

- Vale - dijo Volkov en voz baja, asintiendo para sí.

Seguía pensando en el día anterior, en Horacio, en su rostro, en sus heridas, en su respiración tan cerca.

Antes de darse cuenta su rostro estaba rojo una vez más, otra cosa que no entendía en absoluto.
Era la primera vez que se sentía de esa forma, que se avergonzaba tan rápido o que el nerviosismo lo ponía al descubierto.

En lo que terminaba de alistarse y pensaba diez formas diferentes de saludar al alumno en cuento lo viese, ya era tiempo. Salió hacia el elevador.
Al notarlo llegar, se puso ansioso de la nada, aflojó su garganta preparado para saludar pero terminó siendo tan sólo un amague ya que el elevador iba vacío.

Se sintió un poco desilusionado en ese momento, aunque seguía batallándose el por qué. ¿Era porque el menor seguía afectado y no iría a trabajar? ¿Era por el hecho de que quería verlo?

Soltó un suspiro con la mente ocupada y continuó su camino a comisaría.

Pasó por la cafetería a comprar un café bien cargado y lo dejó en el despacho de Conway, el cual todavía no llegaba a trabajar. En cualquier momento aparecería.

Bajó las escaleras a la recepción y allí estaba… estaban. Horacio y Gustabo discutiendo con el Superintendente.

- Le dejé un café en su oficina, Superintendente -  le anunció Volkov acercándose e hizo una señal de saludo a Horacio y Gustabo.

- Bien - dijo Conway, empujando un poco a los otros dos que seguían burlándose por lo mal que se veía.

- Espere, Super, dígame cuánto bebió anoche - se rió Gustabo para luego seguirle escaleras arriba al mayor.

Horacio volteó a ver a Volkov, iba a saludarlo pero la voz no le salió. Se sentía algo avergonzado por su actitud el día anterior, por hacerse puesto de esa forma.
El comisario se dio cuenta y le dio algo de ternura.

- Buen día, Horacio - dijo alto - ¿Cómo están sus heridas?

- Bien, mejor. Gracias - llevó una mano a su nuca - Comisario… yo…

Volkov observó atento al alumno y notó su uniforme mal abrochado y desaliñado, cosa que lo sacó un poco de sus casillas.

- Alumno, ¿Es que usted no sabe abrochar el uniforme o qué? - su tono de voz se volvió autoritario.

Horacio se miró la ropa dándose cuenta a lo que se refería y se excusó.

- Es que me duelen un poco las manos así que sólo lo dejé así - le mostró sus extensiones vendadas.

- Sígame - Ordenó Volkov.

Pov Volkov

Horacio me siguió hasta los vestidores, si había algo que no iba a permitir era que un alumno anduviera vestido como colegial desaliñado por ahí afuera representando el CNP. Eso sí que no.

Yo, sinceramente... [ Volkacio ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora