Capítulo 8: Una elección de corazón

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Es una noche estrellada, creería que es la más poblada de estrellas que he visto en años, tengo el presentimiento de que esta noche no es como las demás. Al llegar al hotel en el cual estaba Olivia, mientras observaba el lujoso lugar en el cual ella se encontraba hospedada, tomé mi teléfono y la llamé, pero ella no respondió, entonces procedí a entrar, la esperaría en el bar del lugar.

Al llegar al bar, la vi sentada en frente del mesón mientras sostenía con una de sus manos una copa con vino tinto, mientras que con la otra interactuaba con su teléfono móvil. Me acerqué de manera sigilosa, intente observar un poco lo que hacía y luego, agarre su hombro y la sorprendí.

—Entonces, ¿ignoraste mi llamada? —pregunté.

Olivia, automáticamente se asustó y soltó la copa, dejándola caer al suelo, provocando que ésta se rompiera.

—Olivia, lo siento. —Retrocedí un poco para darle espacio—, no esperé que esto llegara a ocurrir.

—¡Michael! —dijo ella, pero no se notaba molesta, luego suspiro de manera profunda—, no te preocupes, solo es una copa.

Luego, procedí a sentarme a su lado, observando su vestido deportivo color negro, parece que no importa la hora ni la ocasión para utilizarlo, pero eso es algo que no es de mi incumbencia.

— ¿Cómo estás? —pregunté.

—Bien —respondió con un tono poco convincente—, y tu ¿cómo estás?

—Mejor que tú —respondí, mientras tomaba y observaba la carta de cocteles que servían en el lugar.

—Dudo que así sea —dijo Olivia.

—Sí es así, entonces dime porqué.

—Son asuntos confidenciales del trabajo, no puedo decirte.

—Entiendo —dije mientras llamaba al barman.

—Y tú, ¿por qué crees estar mejor que yo? —preguntó, acercando su cuerpo, intentando hacerme desviar mí mirada hacia sus pechos mientras me observaba con una mirada seductora.

Conocía las intensiones de Olivia, una parte de mi quería darle lo que ella quería, pero otra estaba firme en la probable razón de ella hacer estas cosas.

—Bueno, porque estoy contigo —respondí, acercándome a ella, evitando ceder de manera inconsciente a su jugada de seducción.

Olivia comenzó a reír ligeramente, agachando la cabeza, ya no parecía estar fingiendo que estaba bien, había comenzado a entrar en una cómoda confianza conmigo. Segundos después, llegaron nuestros tragos, y antes de que ella diera el primer sorbo, agarré su mano y la detuve.

—Espera un momento —dije, luego solté su mano—, quiero que hagas algo.

Ella giró su cuerpo y se puso completamente frente a mí — ¿qué me quieres proponer Michael?

En ese momento, llamé al barman y pedí que se quedara un momento. —Quiero que hagamos una apuesta. —Tomé mi copa y se la pasé a ella—. Si adivinas que coctel es y que contiene, haré algo que tú quieras, pero si fallas, será lo contrario.

Olivia, interesada en la apuesta, tomó la copa y comenzó a beber hasta casi acabarla. —Es un.... Bellini de durazno —respondió mientras aun saboreaba—, tiene durazno y vino espumoso.

Inmediatamente el barman y yo nos vimos a la cara, luego la observamos a ella —¿Estas segura? —preguntó el barman.

Olivia decidió observar el trago y luego beber el resto de lo que quedaba, saboreando una vez más, intentando estar completamente segura de su decisión. —¿Tiene licor de frambuesa?

Latido-frecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora